jueves, 18 de noviembre de 2010

Capitulo 4

Capitulo 4
-¿No es lo que parece?-preguntó el moreno ahora rojo de la rabia.
-Tienes que dejarme explicarte- dijo Bella acercándose al tipo.
Yo me encontraba paralizado, no entendía nada, o al menos eso creía ¿Acaso este tipo era algo de Bella? ¿Ella me había mentido? Sin soportarlo me levanté de mi asiento sin decir nada y caminé directo a la salida. Escuché los llamados de Bella, pero ni siquiera me detuve a verla. Y lo cierto es que me dolía el pecho, me dolía que ella me mintiera…
-¡Espera!-volví a escucharla ahora más cerca de mí. Sentí su mano tocarme, pero la alejé brutamente- ¡Tienes que escucharme!-exigió y pude notar que estaba llorando.
¡Demonios! Era tan débil cuando una mujer lloraba. Contra mi voluntad me detuve a unos metros de mi auto y me giré para encararla, mala idea, ella estaba llorando. Metí mis manos dentro de mis pantalones, así evitaría que estas se fueran a sus sonrojadas mejillas y limpiaran las lágrimas.
-¿Qué me vas a explicar?- dije con tono áspero.
-Estas malinterpretando todo-sollozo.
-¿Y que se supone que debería de entender?- le pregunté levantando la voz-. Estamos de lo mejor, llega ese tipo y tú me sueltas y comienzas a decir que no es lo que parece- me acerqué a ella y disfruté de verla encogerse-. Dime, Bella ¿Cómo se supone que debo interpretar eso?
-¡¿Por qué demonios no me crees?-gritó enojada-. Te he dicho que no estoy saliendo con nadie y tú te molestas y te pones todo furioso y te largas entendiendo todo mal.
-¡Entonces explícame!- grite ahora yo enojado.
-Se comportan como una pareja de recién casados- bufó una voz a nuestras espaldas.
Tanto Bella como yo soltamos el aire y nos giramos hacia el tipo, que si no mal recuerdo se llamaba Jake.
-No es algo en lo que debas de meterte-le espeté.
-Claro que si- apretó los puños-. Estas gritándole y haciéndola llorar, a mi amiga.
-Te lo vuelvo a repetir…
-¡Suficiente!-exclamó Bella poniéndose entre medio de los dos-. Jake, luego hablaremos- tomó mi mano y me llevó hacia el auto.
-Sí, Bella. Luego hablamos-bufó el chico y se fue caminando hacia una motocicleta.
-¿Puedes meter el auto dentro de ese callejón?- su pregunta me tomó desprevenido, la miré y ella estaba completamente sonrojada.
-¿Para qué?-le miré sin comprender.
-Quiero que hablemos- miré el suelo mientras secaba sus lagrimas.
-¿Pero por qué…?- ahora estaba realmente perdido.
-Bien, entonces no te explicaré nada- se cruzó de brazos y entrecerró sus ojos
-¡Soy yo el que debe de estar molesto, no tú!- exclamé elevando mis manos al cielo.
Ella simplemente se me quedo mirando fijamente. Podía ver sus emociones en ellos, la ira, el dolor, la decisión y esperanza. Tomé aire lentamente, cerré los ojos y traté de tranquilizarme. Una vez que el enojo bajo, solo una línea, la tomé del brazo y la metí dentro del auto. Lo encendí y me metí en el callejón que ella quería. Apagué el motor, las luces y me giré para encararla.
-Bien, ¿De qué quieres…?-la pregunta murió en su boca.
Bella había pasado una mano por mi nuca para atraerme hacia su boca. Sus labios se movían con desesperación, parecían querer comer por completo mi boca. Le correspondí el beso, tomando su cabeza entre mis manos, enredando mis dedos en su largo y sedoso cabellos. Pronto sentí una pierna de ella pasar sobre las mías. La tomé y la empujé hasta acomodarla sobre mi regazo.
Una de mis manos bajo hacia el asiento para estirarlo, así los dos estaríamos más cómodos, sabía que no le debía de ser muy cómodo tener el volante hincado en la espalda. El beso se estaba volviendo lento, demasiado lento, hasta solo convertirse en una caricia tierna, dulce. Hasta que finalmente se separó de mi respirando agitadamente.
-Realmente me gustas- susurró entrecortadamente-. Mucho, y me da miedo.
-También me gustas-le correspondí sonriendo-. Desde que te vi te colaste hondo en mí.
-¿De verdad?-preguntó ella sonriendo ampliamente.
-De verdad- acuné su rostro entre mis manos-. Por eso me molesta tanto verte o saber que puedes estar con otros- ella se rió y besó rápidamente mis labios-. Me encantas, tengo deseos de tenerte todo el día en mis brazos, de besarte- confesé mirándola con seriedad-. No he dejado de pensar en ti todo el día.
-Yo igual-se mordió el labio-. No debes de preocuparte de que esté con otro, porque no lo estoy- clavó sus ojos en los míos, eran completamente serios-. Jacob es solo un amigo, él… ha estado interesado en mí, pero ya le he dejado claro que entre nosotros no pasaría nada- desvió sus ojos de los míos. Por eso me da miedo esto, va demasiado rápido.
-¿Y qué importa?- fruncí el ceño-. No puedo detener lo que siento y tú tampoco ¿A que le tienes miedo?
Bella se puso seria, bajó la mirada y jugó con los botones de mi camisa. El auto quedó en completo silencio, no quería apresurarla a que me contara las cosas, tampoco quería obligarla a que se decidiera a quedarse conmigo, a que decidiera formar pareja conmigo y contar con un felices para siempre. Ella a algo temía y yo haría que su miedo se marchara, sin dejar una sola duda. Pero antes tenía que saber a qué le temía.
Con mis manos acaricié su rostro, delineando sus facciones. Ella soltaba suspiros y cerró los ojos, podía ver la mueca de dolor en su rostro, me estaba desesperando, estaba empezando a sentir miedo, pánico ¿Qué era aquello a lo que ella le temía? Sentí su cuerpo recargarse sobre el mío, su cara esconderse en mi cuello. Inmediatamente la rodeé con mis brazos.
-Tengo miedo a perderte-susurró contra mi cuello-. A que me odies- se estremeció violentamente-. Te quiero tanto, que tengo miedo de que todo termine en un abrir y cerrar de ojos.
-Jamás podría odiarte, Bella- dije con completa seguridad, pues era la verdad-. Y no se va a terminar, lo prometo…
-Eso no lo sabes- me interrumpió abruptamente-. No sabes lo que va a pasar mañana.
-Porque vivo el momento- expliqué, aun no entendía bien que era lo que me quería decir-. Además lo que estoy sintiendo por ti crece cada día, que digo, a cada segundo- me corregí.
-Entonces…- ella se enderezó y me miró a los ojos- ¿Estás dispuesto a tener una relación conmigo?
-Completamente- afirmé acercándome para buscar sus labios, pero ella corrió su rostro, de modo que dejé un beso en su mejilla.
-Pero primero tendremos que conocernos mejor- se rió y yo bufé.
-¿Estas casada?-pregunte entrecerrando los ojos.
-Te dije que no, completamente soltera-afirmó poniendo una mano en su corazón, para enfatizar que decía la verdad.
-¿Eres asesina?-seguí con el interrogatorio.
-¿Qué?
-Solo contesta la pregunta, Bella-rodé los ojos.
-¡No! ¡Ni siquiera puedo matar un mosquito!-se rió fuertemente.
-¿Tienes alguna enfermedad transexual?
-¡No!-grito ahora molesta, tuve que ocultar mi sonrisa.
-¿Me quieres?- le pregunte tratando de que su enojo disminuyera.
-Mucho-susurró apenada.
-Eso es todo lo que necesito saber de ti- sonreí y tome su cara para que no escapara a mis besos.
Una vez más nos fundimos en un beso cargado de pasión y un nuevo sentimiento, el amor. Era raro decirlo, pues yo nunca me había enamorado y mucho menos de alguien a quien veía una sola vez, le invitada un trago y luego pasaba el mejor sexo de mi vida.
Estaba seguro de que aun no la amaba, pero si la quería y eso significaba que no tardaría mucho en amarla. Ella me había confesado que también me quería, en pocas palabras también me terminaría amando. Sonreí ante eso y la apreté aun más a mi cuerpo.
Ella gimió en mi boca y sus caderas comenzaron a moverse, provocando una deliciosa fricción entre nuestros sexos junto con la tela de la ropa. Mi miembro reaccionó de inmediato, sentí mis pantalones empequeñecerse y mi erección a palpitad de necesidad.
-Bella…-la llamé entre besos. Ella no me respondió siguió besándome y moviéndose-. Vayamos a casa- bajé mis manos a su cadenas, para moverlas un poco más rápido.
-No-se rió ella-. Vamos a los asientos traseros.
-¿Vamos a hacerlo aquí?- me separé de ella abruptamente, completamente anonadado.
-Si- asintió frunciendo el ceño-¿No quieres? ¿O te da miedo experimentar en otros lugares?-sonrió con picardía, retándome con la mirada.
-Te arrepentirás de tus palabras- la senté en el asiento del copiloto y como pude me trasladé al de atrás.
Bella se reía tontamente y se burlaba de mi poca imaginación a la hora del sexo. Me senté y abrí mi camisa, junto con mis pantalones.
-Ven, cariño-la llamé con un dedo.
Ella brincó desde el otro asiento y se sentó, nuevamente, a horcajadas. Mis manos viajaron hacia su blusa, la cual abrí con brutalidad, haciendo que los botones salieran volando para todos lados, ella terminó de quitarse su blusa mientras yo me quitaba mi camisa. Desprendí su sostén y lo tiré por sobre mi cabeza, en un segundo mi boca y mis mano estuvieron estimulando sus ya duros pezones.
Bella gimió y se arqueó tomando mi cabeza entre sus manos, atrayéndome más hacia sus pechos. Dejé que mi boca se ocupara de ellos, mientras mis manos bajaban hacia los botones de su pantalón. Debía de admitir que sería un poco complicado quitárselos en un lugar ten estrecho. La recosté en el asiento y saqué la maldita prenda a tirones. La prenda estaba demasiado pegada a sus piernas.
-Mierda- murmuré luchando con aquella prenda, ganándome una risita de Bella.
Por poco y no canto "Aleluya" cuando por fin quite sus pantalones. De inmediato seguí con sus bragas, las tire no sé dónde y me quede viendo la entrepierna de Bella. No pude evitar gemir fuertemente al verla completamente mojada. Deslicé mi mirada por el cuerpo de Bella, y contuve el aliento cuando llegué a su rostro. Se mordía un dedo provocativamente. Moví sus piernas y me senté nuevamente en el asiento.
-Cabálgame- le ordené.
Ella de inmediato obedeció y se sentó sobre mis piernas. Hincando sus rodillas a cada lado de mis caderas. Sin despegar los ojos de los míos, sentí sus manos apoyarse en mi pecho y luego descender hacia el inició de mi pantalón. Sus dedos se metieron dentro de mi bóxer hasta encontrar mi dura erección. Fui el primero en romper el contacto visual, cerré los ojos fuertemente y gemí cuando me tocó.
Se levantó sobre sus rodillas y bajó mis prendas hasta mis tobillos. Y suspiré agradecido cuando estuve liberado de esa prisión, pero el aliento quedó atascado en mi garganta cuando sentí su pequeña mano acariciando mi masculinidad a lo largo, en una lenta caricia. Abrí mis ojos y la vi sonriéndome con suficiencia. Tomé sus caderas y las guié hacia mi erección.
-Deja de jugar, Bella-la regañé.
Ella se rió pero jadeó cuando la punta de mi pene hiso contacto con su cavidad. Apoyó sus manos en mis hombros, esa fue la señal para dejarla caer y enterrarme completamente en ella. Bella gritó e hincó sus uñas en mis hombros. Esperé a que se acostumbrara a la invasión, debía de ser paciente, pues tenía deseos de arremeter contra ella sin darle tregua.
De a poco comenzó a moverse, lentamente, en una fricción deliciosa. Entraba rápidamente y cuando salía apretaba sus paredes interiores fuertemente alrededor de mi pene. Hundí mis dedos en sus caderas, dándole a entender que quería más, sin juegos. No podía articular palabras, de mi boca solo salían gemidos y jadeos.
Ella aceleró los movimientos, ahora apoyando sus manos en el respaldo del asiento. Yo me bajé un poco más, para darle comodidad a ella. Tenía la excelente vista de sus pechos saltando al compás que sus caderas. Los gemidos de ella no se hicieron esperar. Cerraba los ojos fuertemente y me nombraba constantemente.
Eso me animó a marcar ahora yo el ritmo.
-Quédate quieta, no te muevas- le ordené agitadamente.
Ella obedeció y no se movió, me deslicé un poco más del asiento, hasta que mis rodillas tocaron los asientos de adelante. Una vez cómodo comencé a embestirla rápidamente. Bella boqueó y su cuerpo se ablandó, la sostuve con mis manos, soportando su peso, el cual no era nada, y seguí moviéndome con mayor rapidez.
Podía sentís mis testículos tensarse, y el interior de Bella apretarse, nos faltaba poco. La sostuve con una mano mientras movía la otra a ese pequeño botón que la haría estallar de inmediato. Solamente lo rocé con mi dedo y fue suficiente para que ella explotara gritando mi nombre a todo pulmón. La deliciosa presión de su sexo alrededor del mío me llevó al climax con ella.
Ambos nos desplomamos en el asiento respirando agitadamente. El aire dentro de auto era caliente y olía a sexo. Me estiré un poco y bajé una ventanilla para dejar que aire nuevo entrara y nos reconfortara un poco. Mientras esperaba a que mi respiración se calamara me dediqué a acariciar el cuerpo flácido de Bella. Ella aun respiraba agitadamente.
-¿Estás bien?-pregunté corriendo el cabello pegado de su frente.
-De maravilla- se rió levantando su rostro para mirarme-. Eso fue increíble.
-Sí que lo fue- me agaché un poco para probar sus labios.
Nos quedamos un rato besándonos suave y lentamente. Luego nos pusimos a buscar nuestras ropas para vestirnos y largarnos de ese lugar.
-¿A dónde tiraste mis bragas?- me preguntó sonriendo divertida.
-No tengo idea, en ese momento no me…allí están-señale con un dedo su ropa interior, estaba sobre el volante.
Bella se rió y se inclinó para agarrarlas, dándome una perfecta, amplia y detallada vista de su firme y redondeado trasero, sin mencionar que podía también ver los pliegues de su sexo. Cerré los ojos y me concentré en abrochar mis pantalones y buscar un recuerdo realmente malo para que desapareciera mi erección.
-¿Pasa algo?-me preguntó Bella, pero simplemente negué con la cabeza, y me deslicé hacia el asiento del conductor.
Arranqué el auto, y conduje hacia mi casa. En el camino fui siendo provocado por Bella. Sus manos no dejaban de acariciar mis muslos o meterse entre ellos, acariciando el interior del muslo o mi miembro directamente. También me susurraba obscenidades en mi oído, pasando su lengua por mi cuello.
Aparqué el auto en el estacionamiento privado de mi edificio y bajé prácticamente corriendo. Le abrí la puerta a Bella y la subí a mi hombro. Ella se carcajeó mientras corría por el estacionamiento hasta el ascensor. La baje y la acorralé contra una de las esquinas, mientras esperaba a que llegáramos hacia mi piso.
-¿Desesperado?-murmuró contra mis labios.
-Me estuviste provocando, ahora pagarás las consecuencias- metí mis manos bajo su arruinada blusa y masajeé sin estupor sus pechos-. No te dejaré dormir esta noche, cariño.
-¿Y quién necesita dormir?- inquirió arqueando una ceja con una sonrisa maliciosa.
El ascensor llegó a destino, salimos de él y la fui llevando a besos como la noche anterior. Entramos al departamento, dejé mis llaves y demás cosas en una mesita y alcé a Bella. Cuando estábamos cruzando la sala sentí un par de jadeos, un silbido y luego un carraspeo. Me separé de Bella abruptamente y miré la sala atestada de gente. Bueno, solo cuatro personas.
-¡Hola, Eddie!-gritó Emmett-. Ahora entiendo porque te tardabas-me guiñó el ojo y se carcajeó fuertemente.
-Perdí el apetito- dijo mi hermana y su amiga Rosalie.
Jasper simplemente miraba su comida y jugaba con ella. Bella gimió angustiada y escondió su rostro en mi cuello, podía sentir el calor de sus mejillas.
-¿!Qué demonios hacen todos en mi casa!- espeté molesto apretando el cuerpo de Bella.
-Vinimos a visitarte, no te encontramos y decidimos esperarte con la cena echa- dijo mi hermana con una sonrisa-. Pero veo que ya cenaste- sus ojos fueron a Bella y esta, a pesar de no estar viendo a mi hermana, se tensó y me abrazó aun más fuerte.
-Lamentamos interrumpir-dijo Jasper por primera vez.
-Yo no me lamento- agregó Emmett, apuntándome con su teléfono-. Esto quedará en la historia…-murmuró mientras veía la foto.
-Cuando salga de mi habitación no quiero verlos-les amenacé y entre a mi cuarto.
-¡Esto si sales!-gritó Emmett antes de que cerrara la puerta.
Suspire al sentir sus estruendosas carcajadas, traté de ignorarlo. Me acerqué a la cama y dejé a Bella sobre esta. Se tapó la cara con sus manos podía ver como hasta su pecho se había sonrojado.
-¡Qué pena!-murmuró con voz estrangulada. Me senté a su lado y la rodeé con mis brazos.
-Tranquila- traté de reconfortarla, pero sabía que con Emmett en el piso haría cualquier cosa menos dejarnos tranquilos.
-¿Quiénes son ellos?- dijo después de unos minutos de silencio.
-Familiares y amigos- bajé mi cabeza para susurrarle al oído-. Ahora mismo deben de estar pegados a la puerta para escuchar lo que estamos haciendo.
La sentí sacudirse por la risa.
-¿Quieres conocerlos?-seguí susurrando y ella asintió.
Me paré y tomé su mano, caminamos de puntillas y abrí rápidamente la puerta, logrando que los cuatro "adultos" cayeran hacia adelante, con Emmett sobre ellos y mi pobre hermana debajo de todos.
-Y por eso te decía que no debías de avergonzarte, lo que estábamos haciendo era completamente natural- dije en voz alta, mientras ellos intentaban ponerse en pie.
-¡Emmett! ¡Bestia humana, levántate de una vez!-gritó mi hermana bajo los cuerpos de Rosalie y Jasper.
-¡No puedo!- se quejó el grandulón- ¡Mi zapato quedo enganchado con el tacón de Rose!
-¡Si llegas a romperlo te mataré! ¿Me escuchaste? ¡Te mataré!- gritó ahora Rosalie.
Bella y yo no podíamos dejar de reír ante la escena que teníamos frente a nosotros. Los cuatro se habían puesto a rodar por el suelo intentando soltarse de su propio enredo.
-¿Vamos a comer?-le pregunté tomándola de la mano. Bella sintió aun riendo.
Pasamos por los cuerpos y caminamos hacia la sala donde había platos preparados para nosotros, era comida china. Me senté en el sillón con Bella a mi lado. Le di un plato junto con un tenedor.
-Gracias-me sonrió y se estiró para besarme castamente los labios.
Comenzamos a comer y a los pocos minutos sentimos como los demás se acercaban a nosotros.
-¡Que maleducado eres, Edward!-me acusó Alice.
-Eso te pasa por burlarse de nosotros- rodé los ojos y seguí comiendo.
-¿No nos vas a presentar?-gruñó Rosalie.
-Bella ellos son los idiotas. Idiotas ella es Bella- gesticulé con mis manos las respectivas presentaciones.
-Edward- me advirtió Bella con una sonrisa.
-Bueno, bueno- dejé el plato en la mesita y carraspeé-. Bella ella es Alice, mi hermana, y su esposo Jasper- la pareja les sonrió ampliamente-. Ellos son Emmett y Rosalie, ella es hermana de Jasper.
-Un gusto. Soy Bella- sonrió encantadoramente.
No pude reprimir el impulso de tomar su rostro entre mis manos y besarle los labios con hambre.
-¡Hey! ¡Estamos comiendo!-se burló Emmett y nos arrojó un par de palillos.
Bella se rió y se sonrojó. Desde ese momento nos pusimos a charlar, por lo general mis amigos le preguntaban cosas a Bella, como de donde era, sus hobbies, si le gustaría ir un día de compras con Alice y Rosalie, cuando tiempo llevábamos conociéndonos y millones de preguntas más.
Luego de la cena las chicas habían secuestrado a Bella para hacerle preguntas más personales, ordenándonos a que laváramos los platos y limpiáramos la sala, mientras ellas charlaban animadamente.
-Es bonita- dijo Emmett secando los cubiertos.
-Lo sé- dije con arrogancia.
-Y se nota lo mucho que te gusta- habló Jasper secando los enjuagando los platos- ¿Cuándo le pedirás matrimonio?- se burló codeando mis costillas.
-Es demasiado pronto-me reí con ellos y terminamos de limpiar.
Estábamos por salir de la cocina cuando Jasper puso una mano en mi hombro, deteniéndome. Emmett nos miró y comprendió que Jasper quería hablar conmigo a solas.
-¿Qué pasa?-pregunté una vez que estuvimos solos.
-Hable con Alice-se rascó la cabeza-. Me contó de lo que hablaron anoche y bueno, me dijo que quería que siguiera con la investigación- mi corazón dio un vuelco-. Ella también quiere conocer a Isabella, está emocionada…
-Ahora entiende mis palabras- murmuré para mi mismo.
-También tengo que contarte algo- se apoyó contra la mesa y se cruzó de brazos-. Encontré a Reneé.

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