Capitulo 12
BELLA POVHabía pasado medio año desde que era una neófita, mi fuerza y velocidad era mayor a los guardias con los que luchaba. Todos los días me los enfrentaba, la mayoría de las veces, los guardias perdían pelear conmigo, pero siempre perdían. Llego un punto en el que temía que se enojaran conmigo, por ser chica, pero Felix me aseguraban que les gustaba perder, aprendían cosas nuevas.
Con Felix peleaba cada tanto y con él era realmente difícil, es muy ágil y fuerte. En estos seis meses no me la ha puesto fácil ni una sola vez, y se lo agradezco, es mejor así y no que me deje ganar. En cada entrenamiento me corrige mis posturas y ataques, incluyendo que me enseña las suyas.
Al final de cada día lo terminábamos con una buena noche de pasión para ambos. Era el momento en que entregábamos el uno al otro, y nos recordábamos, por medio del tacto, cuanto nos amábamos y lo feliz que estábamos de tener al otro al lado.
No estaba segura de que hora era, tampoco me importaba. Estaba acostada boca abajo, abrazando una almohada, con mis ojos cerrados, disfrutando de las placenteras caricias de Felix. Pasaba sus dedos lentamente por toda mi espalda.
-Pareces dormida- se rió entre dientes-. Tal como cuando eras humana.
-Estoy muy relajada-abrí mis ojos para encontrarme con su mirada llena de amor-. Y satisfecha
Felix estaba recostado sobre su costado, apoyado su cabeza en una mano, mientras con la otra acariciaba mí espalda.
-No quiero arruinar este hermoso momento.- bajo un dedo por toda mi columna con un suave roce-. Pero me preguntaba si aun estas con la idea de dar caza a los Cullen.
-Por supuesto que si- afirme muy segura- ¿Por qué crees que me entreno?
-¿Por qué sabes lo sexy que te ves haciéndolo?-arqueó una ceja.
-Felix- le dije con tono de reproche.
-Por favor, Bella- rodó los ojos-. ¿Tú crees que todos los vampiros de aquí pelean por que les gusta ser vencido por una mujer?
-¿Me estas diciendo que me dejan ganar?- me senté en la cama, molesta-¿Y que solo "entrenan" por verme?- hice las comillas con mis dedos y luego cruce mis brazos sobre mis pechos desnudos.
-Solo bromeo-me tomo en brazos y me sentó a horcajadas sobre su estomago-. Me encanta verte molesta- me dio un rápido beso en los labios.
-Ahora entiendo por que lo haces a menudo-apoye mis manos en sus abdominales y las subí lentamente hacia sus pectorales.
-Volviendo a los Cullen…-sus manos se fueron a mis caderas, subiéndolas lentamente- ¿Qué tienes en mente?
-Realmente- me estremecí cuando paso las manos por los costados de mis pechos-…no tengo idea.
-Sabía que dirías eso- las bajo con suma lentitud hasta mis nalgas-. Aunque he de suponer que tienes algo en mente- las apretó ligeramente haciendo que soltara un gemido y me arqueara involuntariamente.
-Yo…ah…no puedo pensar así- me queje.
Mi cuerpo se sacudió un poco a causa de la risa de Felix. Él saco sus manos de mi trasero y ahueco mi cara entre ellas, acercándola hasta su cara. De pronto su semblante estaba completamente serio.
-¿Sabes que te amo?- su semblante era serio, sombrío, pero en sus ojos estaba la completa sinceridad.
Iba a decir algo, pero me interrumpió colocando un dedo en mis labios.
-Por favor, déjame terminar- acarició mi mejilla-. Se que te lo digo siempre y nunca me cansaré de decirlo. Quiero que sepas que lo digo de corazón, aunque este no lata, por que realmente te amo, Bella. Jamás, jamás lo dudes, no importa lo que digan, en la circunstancia en que estés, o lo que escuches. Te amo y es el primer sentimiento puro que tengo en todos mis años de vampiro, y estoy feliz de sentirlo.
Sentí mis ojos escocerse, no podía tragar ya que tenía un nudo en la garganta. Felix nunca se había expresado con tantas palabras…tantas hermosas palabras. Acerque mis labios a los suyos y lo bese con todo el amor que mi alma y cuerpo le profesaban.
-Yo también te amo-le bese nuevamente, pero por un segundo vi la inseguridad en sus ojos.
Estaba por preguntar que es lo que le estaba pasando, pero ni siquiera había tomado aire para formular la pregunta, Felix se había introducido en mi en una sola embestida, haciendo que perdiera el aire y boquera.
Rodó sobre el colchón para quedar sobre mí, embistiéndome con fuerza, desesperación y miedo. Lo acepte todo en mi cuerpo, para que él se descargara, algo le estaba asustando y por ende me asustaba a mi. En ese momento me llego a la mente una conversación que escuche hacia solo unos días atrás.
-¿De verdad piensas eso?- esa era la voz de Demetri, venía de unos pasillos mas adelante.
-Puedo decir que estoy más que seguro- Me detuve al escuchar la voz de Feliz.
Ellos no eran grandes amigos, por lo que me habían contado algunos guardias. Demetri le guardaba rencor a Felix por muchos motivos, entre ellos el hecho de que Felix fuera más fuerte que él. Por eso me sorprendía que hablaran como grandes amigos. De seguro esto era alguna charla de algún trabajo que tendrían que hacer.
No quería que me tomaran por chismosa por estar escuchando conversaciones ajenas. Gire sobre mis talones y estaba por dar un paso cuando….
-¿Y para que Chelsea los estaría manipulando a ustedes?-
-No tengo idea- …-hubo un breve silencio-…se que amo a Bella, sin el poder de Chelsea, pero temo que Bella si este influenciada por esa vampiresa.
-He ahí el dilema de la vida- bromeo Demetri
-Al menos a mi no me noqueo una mujer- se defendió Felix.
Luego de esas últimas palabras, yo me encontraba lejos, pensando en lo que había escuchado.
Había estado tan ocupada pensando en que hacer para ir tras los Cullen, con los entrenamientos y con el sexo, que ese pequeño incidente se me había pasado. Pero ahora mismo me preguntaba si realmente era cierto lo que había escuchado.
-¿Felix?-levante mi cabeza de su pecho para mirarle a los ojos.
-¿Si?- me miro, si dejar de jugar con un mechón de mi pelo.
-¿Qué poder tiene Chelsea?- su cuerpo se tenso inmediatamente.
Su mandíbula estaba tensa y sus ojos se alejaron rápidamente de los míos. Me senté y le mire con suma preocupación.
-¿Felix?- su silencio me estaba volviendo loca.
-¿Qué te han dicho?-aun estaba tenso y miraba para otro lado.
-Te escuche hablar de ello con Demetri.
Apretó los puños y me miro con el ceño fruncido, estaba claro que no quería que yo me enterara de eso, oh, cielos ¿realmente era verdad?
-Felix…-dije con un jadeo.
-Chelsea fortalece o destruye los vínculos de las relaciones. Te puede hacer amarme u odiarme, adorarme o aborrecerme… en cuestión de segundos-froto con sus enormes manos su cara.
-¿Tu y yo…?
-No lo se.
-Tú dijiste que estabas mas que seguro- mi voz sonó unas octavas más altas, estaba entrando en un ataque de pánico.
-Por favor, Bella. Tranquilízate- se sentó y me rodeó con sus brazos- ¿Recuerdas lo que te dije hace unos minutos?
-Si-asentí contra su pecho.
-Te pido que siempre lo recuerdes, jamás lo olvides- se separo y me miro-. Por que es mi verdad y estoy seguro de ello.
-Entonces…no me crees cuando yo te lo digo-no lo pregunte y él no contesto.
Bajo su mirada y jugo con el dobladillo de la sabana, estrujándola y alisándola entre sus dedos.
-No me crees-volví a afirmar y no obtuve respuesta.
Suspire pesadamente y se corrí hasta el borde de la cama, busque con mi mirada mi ropa. Una vez que la encontré y me la puse, salí de la habitación, sin siquiera mirarle. Guarde la esperanza de que él acudiera a mí pidiendo perdón o que al menos me llamara para detenerme, pero nada ocurrió. Absolutamente nada.
Después de esa noche no volví a ver a Felix por ningún lado, tampoco me moleste en buscarle o preguntar a los demás como estaba. Me sentía molesta, debería de ser yo la que lo estuviera evitando, no él a mi.
Los días transcurrieron lenta y dolorosamente, me sentía sola, abrumada y triste. Necesitaba de Felix, necesitaba estar con él y no por el sexo, necesitaba a ese amigo, casi hermano, que estaba a mi lado y me consolaba. En muchas ocasiones flaqueaba e iba a su habitación, pero antes de tomar el pomo de la puerta en mis manos, huía.
Esa noche había huido nuevamente y como siempre me escondía en mi vieja habitación. La había limpiado, había amontonado los papeles picados en el rincón más alejado de ese apestoso lugar, ahora realmente parecía una cripta. Mientras crecía en este lugar, siempre pensé que era descolorido, por eso me había esmerado en hace miles de dibujos y tapizarlos en las paredes, pero luego de mi ataque de ira, la celda había vuelto a ser la misma que conocí aquella noche cuando tenia seis años.
Suspire amargadamente y me senté en el suelo, mirando hacia el techo. Pensando en las cosas que me había pasado en mi vida, las que había ganado y perdido a la vez.
Había conocido a los Cullen, los había considerado mi familia, a cada uno de ellos, luego los perdí cuando mi mamá vino a llevarme a vivir con ella. Luego gane a mi madre nuevamente, y una nueva casa y la perdí, a ambas. Luego creí haber ganado a Felix, como sustento en esta solitaria y espantosa vida que había elegido y ahora lo perdí, o quizás nunca lo tuve, por que estaba siendo manipulada.
Un jadeo se escapo de mis labios, tenía deseos de llorar. Una brisa entro por la habitación y arrastro unos pequeños pedacitos de papel por el aire, haciendo que volaran y aterrizaran en mis piernas. Fruncí el ceño, los tome entre mis dedos y los gire para ver el contenido. Contuve el aliento al ver las palabras.
Edward. Carta
En ese momento un recuerdo muy claro de mi humanidad vino a mi mente…
Unos suaves golpecitos en la puerta me distrajeron.
-Pase.
-Lo siento, se que tienes que vestirte, pero…aun no te he dado mi regalo- dijo Edward entrando en la habitación.
-Dime que no has gastado dinero en…
-Sabía que me dirías eso, así que te diré que no. No gaste absolutamente nada- se sentó en la cama y yo gateé hasta él, me sentó en su regazo y me extendió una carta.
-¿Para mí?-pregunte tontamente mientras la agarraba-. Pero no se leer.
-Eso lo se- dijo besando mi cabeza-. La leerás cuando seas mayor.
-Y… ¿Cuánto es mayor?
-Déjame pensar…-se llevo una mano al mentón y se lo rasco-. Cuando tengas 17 años.
-¡Pero eso es mucho tiempo!- exclame al darme cuanta lo mucho para lo que faltaba.
-Guárdala en algún lugar y cuando pase el tiempo, ábrela- dijo sentándome de nuevo en la cama y caminando hacia la puerta-. Prepárate por que hoy va a ser un día muy largo.
Había guardado con tanto esmero y anhelo esa carta bajo un tablón flojo del piso de mi cuarto. Contaba los segundos y rezaba para que el tiempo corriera aun más rápido de lo normal, solo para poder abrir ese pequeño e hinchado sobre. Había pensado en hace trampas y leerla antes de tiempo, pero me prometí a mi misma y a Edward que lo haría cuando tuviera mis diecisiete años.
Otro jadeo se resbalo de mis labios y no pude contener el siguiente, y el siguiente…u otro. Cuando menos me quise dar cuenta estaba llorando, amarga y dolorosamente, no por los recuerdos con Edward, si no por todo, por toda la mierda que había pasado en mi vida.
¿Acaso mi cuento no tendría un final feliz?
No, contesto mi cabeza y yo llore peor, sin lágrimas
-Imagine que estarías aquí-su voz y sus brazos me abrazaron.
-¿Qué quieres?-intente sonar indiferente y molesta, pero mi voz se quebró patéticamente.
-Estar contigo- me estrecho aun más-. Lo lamento tanto, amor. He sido un completo idiota- escondió su cara en mi cuello-. Pero quiero que me entiendas y entiendas en la situación en la que estamos.
Se separo un poco para girarme entre sus brazos, tomo mi rostro entre sus manos y sostuvo mi cabeza para que lo mirara directamente a los ojos.
-Cuando llegue a la conclusión de que podríamos estar siendo manipulados, fue un golpe muy duro para mí. Pensar que mi amor por ti era una mentira me hacía sentir como una gran mierda- su semblante serio y sombrío cambio drásticamente al que yo conocía, al que me demostraban el completo cariño que me tenía-. Pero me di cuenta, buscando en mi muero corazón, que yo te amo, sin ningún poder de por medio.
-Pero no lo crees en mí- solloce.
-Si- se callo unos segundos los cuales me parecieron eternos-. Pero me hace feliz escucharlo cuando lo dices, te vez tan sincera, pero a la vez me destroza…
-Yo si te amo- ahora yo tome su rostro en mis manos- Y también es sincero. Tu teoría es equivocada.
Estampo sus labios contra los míos.
Luego de eso, nunca más nos volvimos a separar, era como si algo entre nosotros se hubiera reforzado y nos hubiera unido aun más de lo que estábamos.
Otros seis meses había pasado y yo ya tenía un plan medio trazado, ya sabía más o menos que hacer con los Cullen, pero lo primero lo primero. Tenía que pedir la autorización de Aro.
-¿Me estas pidiendo que te preste a casi toda mi mejor guardia?-pregunto desde su asiento con una ceja enarcada- ¿Y para ir tras los Cullen?
-Si, amo-odiaba decir esa palabra, por eso siempre tenia que concentrarme en tratar de sonar real al decirla.
-Llevas mas de un año entrenando- comenzó diciendo Cayo-. Y no eres capaz de ir tu sola.
-Sería suficiente si me llevara solo a mí- dijo Felix, que estaba a mi lado.
-No pedí tu opinión- vociferó Cayo.
-Tampoco la suya-susurro Felix.
Cayo prácticamente casi se cae del asiento cuando escucho esas palabras, yo tuve que esconder la sonrisa que tenia, pero pude ver como Marcus y Aro sonreían abiertamente.
-¿Cómo dijiste?-gruño Cayo, era obvio que había escuchado, pero necesitaba solo una vez más para lazarse a Felix.
-Quiero decir- se aclaro un poco la garganta-. A usted no lo agradaron nunca los Cullen, y tenemos su permiso, a lo que me refiero es que necesitamos pedirle su si. Pero como el amo Aro es amigo de Carlisle, sabemos que le puede costar tomar esa decisión, por eso se la pedimos a él.
-Te estas tomando demasiados atrevimientos…
-Suficiente-le corto Aro- Solo te autorizaré si tu estas de acuerdo.
Se levanto de su asiento, camino hacia mí y tomo una de mis manos.
-Aun me es impresionante y fascinante tu don, querida- sus ojos brillaban por la verdad de sus palabras, pero también estaba la frustración de no poder leerme.
-Estoy de acuerdo con mi misión- desvié el tema de mi don ya que aro se ponía demasiado denso con eso.
-Ok- se alejo un poco-. Supongo que ya sabes las habilidades de los Cullen.
-Edward, lector de mentes. Alice, vidente. Jasper, percibe y manipula las emociones.
Sin poder evitarlo mire a Chelsea, estaba al lado de Marcus, como siempre. Estaba mirando algo en el espacio que había entre Felix y Yo, de forma casi imperceptible, sonrió.
-Bella, tu escudo solo puede repeler a Edward- me distrajo Cayo- ¿Qué aras con Alice y Jasper? Por que, por si no te has dado cuenta, tu decisión ya la debe haber advertido deben estar más que preparados.
-Yo…-no sabía que contestar, ese bastardo tenía razón.
-Sabes que yo estoy muy molesto por la desobediencia de la familia de Carlisle- llamo mi atención Aro- ¿Te importa si te ayudo un poco?
Sin poder emitir una palabra, solamente asentí. Aro miro hacia la puerta y ordeno a los guardias a abrirlas, me gire para ver entrar a dos nuevos vampiros. Una chica y un chico.
El chico era de contextura mediana, su cuerpo era musculoso, su cabello era del color caramelo y era lacio, sus facciones eran perfectas y un poco aniñadas, podía deducir que no tenía más de veinte años. La muchacha era una belleza, su cabello largo hasta la cintura era negro azabache con finos mechones teñidos de blanco. Era de contextura pequeña, su rostro era completamente maduro, parecía el cuerpo de una niña, pero su cara te demostraba que era una mujer muy madura.
-Bella, te presento a Héctor y Caroline- ambos vampiros se inclinaron en modo de saludo-. Ellos te ayudaran en lo que necesites. Puedes llevarte a los guardias que quieras, solo procura devolvérmelos- me guiño un ojo.
-Muchas gracias, amo- me incline.
-Suerte-tomo mi cabeza entre sus manos y deposito un beso en mi coronilla.
Decir que estaba sorprendida era poco. Sin decir nada salí del salón con Felix, Caroline, Héctor, Demetri, Jane, Alec y Heidi, flaqueándome.
Unas horas después.
-¿Por qué estamos en un avión?-pregunte enojada.
-Para poder viajar a Estados Unidos-contesto Jane en el asiento de atrás.- Pensé que eras más inteligente, Bella.
-No me refería al motivo de "a donde vamos"- me gire para verla, estaba de la mano de su hermano-. Me refería a que por que vamos en avión. Somos más rápido que esta porquería.
-Tengo una idea totalmente errónea de ti, Bella- sacudió la cabeza-¿Realmente no pretenderás que nademos por todo el océano?
-¿Por qué no?- incline mi cabeza-. Nos ahorraríamos el dinero y "tiempo".
Felix y Alec soltaron sonoras carcajadas que hicieron que varias personas se giraran a mirarnos.
-El dinero es lo de menos, amor- puso un dedo en mi barbilla para que le mirara-. Lo hacemos por que amo quiso que así sea. No quiere que te canses- si, claro- No te preocupes, este será el único avión que tomaremos, el resto lo aremos a pie.
-Pero…
-Ya para de quejarte, Bella- me callo Heidi que iba en el asiento adelante del mío, con Demetri-. Ni pienses que me meteré a esa agua salada para que mi cabello se arruine.
-Con el cabello destrozado, pelada, o así, siempre estas hermosa- dijo melosamente Demetri.
Un coro de "eww" se escucho cuando vimos a Demetri inclinarse a besarla.
-Consigan un cuarto- Alec les tiro con una bolsita de maní.
-Estamos esperando a que el avión despegue para poder utilizarlo- sonrió asquerosamente y Heidi rió tontamente.
-Demasiada información-dijimos todos a coro.
Esto en vez de parecer un viaje hacia una pequeña batalla, parecía un viaje escolar fuera del país. Debo admitir que estaba un poco nerviosa, en realidad estaba muy nerviosa, dentro de unos días volvería a ver a los Cullen, a mi vieja familia. ¿Cómo sería volver a ver a Esme, Alice al oso Emmett? Sonreí al recordar sus locuras y travesuras conmigo.
Edward, cerré mis ojos y me lo imagine. Imagine su perfecto rostro, con rasgos angulosos y duros, sus ojos color oro y su boca…su sonrisa. Mi imaginación fue un poco más allá, su cuerpo, había visto y sentido su cuerpo desnudo.
-¿Estas dormida?-susurro Felix en mi oído y sonreí.
-Si, y me acabas de despertar- abrí un ojo y lo vi sonriendo también.
-Lo lamento-beso mi mejilla-. Vuelve a dormir, amor. Te despertare cuando estemos llegando.
-Y luego se quejan de nosotros-murmuro Demetri desde su asiento.
-Al menos ellos son mas suaves y tiernos- agrego Jane.
-Les cambiamos de asiento-dijo Alec, asomando la cabeza entre medio de los asientos nuestros-. Quiero molestar a Demetri.
-Con gusto- acepto Felix y rápidamente, a paso humano, nos cambiamos de asiento, era un poco más de privacidad.
La azafata nos comunico que era el momento de abrocharnos nuestros cinturones de seguridad, para sorpresa de todos y frustración para algunos, Demetri se carcajeo sonoramente, mientras se abrochaba el cinturón. El asiento a mi lado se sacudió un poco, igual que los de adelante. Mire a Felix con una ceja alzada.
-¿Qué?-me miro- ¡Oh, vamos, Bella! ¿Me vas a decir que no es cómico?
Sacudí mi cabeza y abroche mi cinturón. Era verdad, tenía cierto punto irónico en todo esto.
En cuanto nos anunciaron que nos podía desabrochar los cinturones. Demetri y Heidi se perdieron por quien sabe donde en el avión. Mientras tanto, para tratar de no escuchar los sonidos que ellos hacían me puse a trazar mi plan una y otra vez, hasta que sentí unos dedos acariciar mi mejilla. Abrí mis ojos y me encontré con Felix.
-Lo siento, volví a despertarte-sonrió.
-Mientras seas tu no importa- me acerque y rose sus labios con los míos.
Paso una mano por mi nuca y profundizo el beso. Nuestras bocas se movían lentas, suaves, nuestras lenguas se ocupaban de degustarnos. Un frío corrió por toda mi columna, haciendo que me estremeciera involuntariamente.
-Dudo que entremos los dos en una cabina de baño-susurro contra mis labios.
Felix había malinterpretado mi reacción, no me estremecí de placer por sus caricias, me estremecí por que tengo un mal presentimiento, algo en la visita a los Cullen iba a pasar, y ese algo era relacionado con Felix.
-Te amo-le dije cuando nos separamos.
-Yo más-sonrió y beso mi nariz.
La sensación de mal presentimiento aun estaba en mí y se intensifico cuando bajamos del avión. Aterrizamos en Seattle, nos deslizamos entre la gente del aeropuerto y nos dirigimos a las calles de la ciudad.
-¿Y el plan es?-pregunto Demetri.
-Héctor ya ha puesto el escudo contra Alice y Caroline nos ayudara una vez que estemos todos reunidos- mire a los nuevos vampiros y estos asintieron- Primero quemaremos la casa- comencé diciendo-. Y nos ocultaremos hasta que ellos lleguen. Luego de eso necesito que Alec paralice a todos, excepto a Edward- mire a Alec y este asintió-. Una vez que haya acabado con él puedes soltarlos y ustedes encargarse de los demás.
-¿Puedes rastrearlos?- le pregunte a Demetri, este asintió y alzo un poco el rostro para olfatear el aire.
-Los encontré-sonrió y encamino la carrera.
Pero antes de que saliera corriendo con los demás, Felix me tomo del brazo, deteniéndome.
-¿Qué sucede?- le pregunte.
-¿Recuerdas lo que te dije que confiar en las palabras de los Vulturis?
-Si, lo reacuerdo- puse una mano en su mejilla-. Me llevare a Edward lejos, para poder hablar con él y pobre si no me cuenta la verdad.
-Edward-gruño entre dientes- ¿No te puedes llevar a Carlisle?
-No será creíble- entrecerré los ojos- ¿estas celoso?- pregunte divertida.
-Después de ese día que fantaseaste con él, le tome mucho coraje- bufo y tomo mi mano-. Mejor nos vamos.
Luego de eso corrimos detrás de los demás, pronto les dimos alcance. Nadie pregunto nada de nuestro retrazo. En pocas horas estábamos en las afueras de Forks. El olor a vampiro estaba por casi todo el pueblo…
-Ellos están a las afueras del pueblo- dijo Demetri- Pero no podemos pasar el límite establecidos con los chuchos.
-¿Chuchos?-pregunto confundida.
-Hombres lobo-murmuro una voz acampanada y suave, todos nos giramos a ver a Caroline, era la primera vez que la escuchábamos hablar.
-¿Existen los hombres lobo?-pregunte alarmada y sorprendida.
-Viven en reservas indias, por lo general su genética se activa cuando los vampiros andan cerca- dijo Héctor- En este caso los Cullen y nosotros.
-Se están moviendo-dijo de repente Demetri.
-¿Hacia donde?
-El oeste, se internan más al bosque- dijo olfateando el aire.
-Que asco, van de caza-murmuro Heidi.
-No están solos- Demetri frunció el ceño y luego sonrió-. Los Denali están con ellos.
-Entonces hoy no atacaremos-sentenció Jane.
-¿Qué?- me plante frente a ella- ¿Por qué no?
-Por que son demasiados.
-¿Y eso cuenta como problema?- espete molesta- ¿Acaso no eres capaz de detenerlos?
-De todas formas, nosotros vinimos tras los Cullen- dijo para distraerme.
-También esta Tanya-siseé-. Voy a acabar con ella también, por puro placer.
-No creo que al amo…
-Mientras no hagamos nada de escándalo delante de los humanos a Aro no le importa si desaparecemos a la mitad de la raza civil sin poderes- le corte, caminando hacia el oeste.
Vi de reojo como Jane y Alec se miraban, luego a Demetri, este último se encogió y hombros y volvió a encabezar la carrera hacia la mansión de los Cullen.
Como Heidi había dicho, los vampiros se habían ido de caza y habían dejado la casa sola. Mejor, pensé. Sin decir nada, entre a la casa y un golpe de nostalgia me golpeo de lleno. La casa estaba prácticamente igual, sólo que algunos muebles habían sido cambiados por otros más modernos.
El gran piano de cola de Edward, aun estaba donde lo recordaba. Unos arreglos florales y unas velas en una esquina llamaron mi atención, me acerque y el aliento se me quedo enganchado en mi garganta. Había una foto mía cuando niña, en un hermoso marco de oro, toda la mesa estaba decorada con flores y velas de diferentes tamaños.
-Esto es incomodo- murmuro Demetri-. Tan humanos- se encogió mientras miraba a su alrededor- ¿Podemos destruirlo?- me suplico.
-Ustedes háganse cargo de esta planta y la primera- les indique- Yo y Felix, vamos al último puso.
Antes de que terminara de hablar, Demetri ya estaba desgarrando los sillones t los demás había desaparecido por diferentes lados de la casa. Felix tomo mi mano y me llevo al tercer piso.
-¿Donde estaba tu cuarto?- me pregunto al principió del largo pasillo.
Recordé que estaba en la última habitación del pasillo, frente a la de Edward, se la señale y me llevo a volantas. Cuando entramos ahogue un sollozo, mi cuarto estaba igual que siempre, como si el tiempo no hubiera pasado. Las cosas que no me lleve estaban en el mismo lugar que las deje. Mire mi cama, estaba en la misma posición, con los almohadones multicolores y la colcha rosada, mire sobre la cama y ahí estaba mi vestido, el último que había usado en mi cumpleaños. Recuerdo que Alice me había dicho que lo dejara, como tanta ropa, ya que ya lo había usado.
Me acerque y lo tome entre mis manos, lo acerque a mi nariz y no podía oler mi olor. Estaba impregnado del de los vampiros de la casa.
-¿Aun dudas de ellos?-la voz de Felix me hizo dar un salto, me había olvidado que estaba ahí conmigo.
-Esto no significa que o me hayan vendido- tire el vestido de nuevo a la cama.
-¿Por qué eres tan terca?
-¿Por qué te empeñas en protegerlos?
-Por que se que ellos no te hicieron nada, Bella- me tomo por los hombros y me sacudió un poco-. Habla con ellos antes, te arrepentirás si destruyes esta casa.
-No me importa, es esto o nada- me separe bruscamente de sus brazos y rápidamente destruí la habitación.
-¡Ya esta todo listo aquí abajo!- grito Demetri.
Sin fijarme si Felix me seguía baje a donde estaban esperándome los demás. Había olor a gasolina por todas partes, me estaba quemando la nariz.
-¿Haces los honores?- Demetri me tendió una cajita de fósforos.
Antes de tomarla, le di una miradita a Felix, estaba con el ceño fruncido y me miraba con desaprobación. Suspire, saque un fósforo y lo raspe para encenderlo. Y con todo el dolor del mundo lo tire el fósforo encendido en un poco de gasolina.
Ese, fue el detonante a la batalla que se avecinaba.
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