Capitulo 4: ¿Por qué a mí?
Edward POVEsto no podía estar pasándome a mí. Esto ya era el colmo de los colmos y por mi mente cruzo la idea de que el destino estaba totalmente en mi contra, en nuestra contra. Ella no podía oler de ese modo, no debía oler de esa manera.
Se sentó en el asiento que estaba a mi lado mirándome extrañada ¿Y quien no lo estaría? Si me había sacudido violentamente cuando su aroma golpeo mi nariz. Rápidamente desvío su mirada y se puso a acomodar sus libros en la mesa, mientras tanto yo me apresuraba a alejarme lo más que podía de ella, lo más que la mesa me lo permitía. Volvió a mirarme y esta vez le correspondí, aunque claro, no fue mi intención mirarla con odio e ira, no a ella, si no a su maldito olor.
Por un momento el monstruo que vive en mi interior salio a la luz, trazando un sin fin de planes para acabar con mi amada, pero claro esta que al imaginarme a mi mismo saciando mi sed con ella muerta en mis brazos, hacia que me estremeciera de miedo. Volvió a desviar la mirada y uso su cabello como muro entre nosotros. Ese simple acto me dolió, ella me tenía miedo. Todo lo que pedía cuando nos volviéramos a encontrar, era que ella no me tuviera miedo.
El monstruo en mi interior gruño molesto al ver que no pensaba cederle el lugar para que acabara con ella. Tome una buena bocanada de aire, y junte todo el autocontrol que tenía tratando lo mas que podía en concentrarme en la clase, pero me era imposible, de vez en cuando le dedicaba unas miraditas furtivas pero siempre que lo hacia en mi mente surgían un sin fin de preguntas ¿Por qué ella? ¿Por que a mí? ¿Por qué a nosotros? ¿Qué habíamos echo para merecer esto? ¿Acaso era por que nos amábamos incondicionalmente?, definitivamente no era justo.
Mire el reloj de mi mano y agradecí que la hora se estuviera terminando, pero por otro lado eso significaba separarme de ella. Suspire, tome mis cosas y me pare para salir prácticamente corriendo, segundos después el timbre sonó. Cuando salí del salón me tope con Jacob, él se encontraba apoyado en la pared pensando en como le había ido a su hermosa Bella. El estomago se me contrajo y una mueca de disgusto desfiguro mi cara. Él noto mi presencia y se enderezo rápidamente.
-Un Cullen-prensó-Me pregunto si será verdad lo de las leyendas.- No tenía idea de cuan verdaderas eran, pero al parecer él no las creía, pero aun así me miraba con cierto recelo. De repente me tense al sentir su aroma detrás de mí y entonces me había percatado de que me encontraba parado frente a Jacob Black, sin siquiera decirle algo, salí caminando de aquel lugar escuchando la pequeña charla que tenían.
- Jake, ¿Se conoces?- preguntó Bella.
-Por supuesto que no- negó rotundamente- Te extrañe- le dijo en un intento de cambiar de tema. Su voz sonó demasiado melosa para mi gusto, bloqueé sus pensamientos y aumente el ritmo de mis pasos para no escuchar lo que ella le respondiera.
Volví al estacionamiento y me volví a encerrar en mi auto, subiendo, nuevamente, el volumen de la música, pero lamentablemente eso no servia para sacar su aroma de mi cabeza, que lo tenia grabado en mi cerebro. Jamás, en toda mi existencia, se me cruzo por la cabeza que Bella podría llegar a oler de esa manera, tan deliciosa, apetitosa, dulce… ¡Basta! Me grite en mi mente, no podía pensar en Bella de esa manera.
Desde que me había convertido y había sentido ese ardor en mi garganta provocado por la sed humana, me ordene, me exigí a mi mismo buscar alguna forma de controlar esa sed para, por si algún día volvía con Bella, poder estar con ella. Me emocionó al saber que Carlisle tenía la solución a ese problema, y mi emoción, más mí orgullo, crecían con el tiempo al ver los resultados. El único problema que encontraba para que pudiéramos estar juntos, estaba resuelto y solo me esperaba volver a verla.
Pero como estaba viendo las cosas, eso estaba lejos de acercarnos. Su sangre me cantaba, me invitaba a probarla, me seducía a matarla. Pero jamás permitiría eso. Pero como si eso fuera poco, otras complicaciones se sumaban. Ella estaba feliz y completamente enamorada de un licántropo. ¿Las cosas podían ir peor? ¿Podría sumarse alguna otra complicación?
Cerré mis ojos mientras apoyaba mi cabeza en el asiento, nuevamente. Y me obligue a mi mismo a viajar de nuevo al pasado, cuando era feliz con ella, donde solo existíamos nosotros dos, cuando por primera vez probé sus labios.
Poco a poco sus sollozos se fueron calmando, no me atrevía a soltarla, no quería alejarla de mí, se sentía tan bien tenerla en mis brazos, sus brazos en mi cuerpo, me sentí el hombre mas afortunado del mundo. Me sorprendió como nuestros cuerpos encajaban el uno con el otro, como si estuvieramos destinados a estar juntos, como si se hubieran echo a la medida del otro, para cuando se juntaran encajaran perfectamente, como dos piezas de un rompecabezas.
Sus brazos se fueron aflojando y me percate de que aquel maravilloso momento se había terminado.
-Lo lamento- se disculpo con la cabeza gacha y sus mejillas sonrojadas con un rojo furioso- Le he contado mis problemas a alguien desconocido y enzima le he abrazado- se llevo las manos a la cara en claro signo de estar totalmente avergonzada.
-Te recuerdo que tenemos mas o menos la misma edad- le dije en un intento de hacerla sentir mejor, pero solo conseguí que se hundiera mas en la banca, no pude evitar que se me escapara una risita de mi boca, ella alzo la cabeza y me miro incrédula.
-¿Te estas riendo de mí?- preguntó exasperada con un deje molesto, lo cual me pareció mucho mas divertido y mi risa se volvió una histérica carcajada. Ella me miro con su ceño totalmente fruncido y sus mejillas aun rojas, pero ahora de la ira y en medio segundo se puso de pie, giro sobre sus talones y se dispuso a caminar hacia la mansión. Eso me asustó.
-Por favor no te vallas- le alcancé a tomar del brazo, pero ella pego el tirón y me miro molesta.
-¿Para que? ¿Para que te sigas riendo de mí?
-Lo siento. He sido descortés- hice un gran esfuerzo por contener la risa y ella no noto, bufó e intento volver a escapar- Pero te ves realmente encantadora cuando te enfadas- definitivamente no estaba en mis planes confesarme de esa manera, pero no encontraba otra forma de retenerla mas tiempo a mi lado.
-¿Me esta cortejando señor Masen?-trague pesadamente saliva, ella lo noto y ahora parecía que se iba a divertir a mi costa- ¿Cómo es eso posible? Apenas nos conocemos.
-¿he?- levante mi mirada para verla, ella se encontraba seria, en su mirada no podía encontrar una chispa de diversión, pero si un brillo que no supe descifrar, pero me apresure en contestar- No se como explicarlo pero…- era ahora o nunca- me gustas- solté. Ella abrió sus ojos chocolates, parecían que en cualquier momento se saldrían de lugar, se llevo sus manos a su boca y sus mejillas se volvieron a teñir de rojo.
-¿Estas bromeando verdad?- su voz se escuchaba ahogada gracias a sus manos que tapaban su boca.
-No bromeo con esas cosas-dije acortando la distancia que había entre nosotros, pensé que se asustaría pero no, se quedo parada, como si esperara a que llegara a ella.
-Pero no nos conocemos- esta vez bajo sus manos y su mirada reflejaba ternura, ¿amor?, ¿estaba viendo bien? Un momento ¿había escuchado bien? ¿Ella dijo "no nos conocemos"?. Otra cosa me sorprendió era que ella había dado un paso hacia mi.
-Tenemos tiempo para hacerlo- dije dedicándole una de mis sonrisas, sus mejillas se volvieron más rojas cuando por fin nos encontrábamos a unos centímetros separados, pero que los acorte rápidamente acariciando su mejilla con el dorso de mi mano.
-¿Cuánto?- pregunto cerrando los ojos e inclinando su cabeza a donde estaba mi mano.
-El tiempo que tu quieras- tome su rostro con mi mano, ella abrió los ojos ahora podía ver claramente el amor en ellos, la felicidad me invadió, ella me estaba correspondiendo. Coloque mi otra mano en su cara, atrapándola para luego acercarme a sus labios, que me llamaban desesperadamente.
Ella tomo mi camisa y de un rápido movimiento acorto la escasa distancia entre nosotros para unir nuestros labios. Al principio fue un rose suave, tierno, cargado de sentimientos. Baje mis brazos a su cintura abrazándola fuertemente, apretándola más contra mi cuerpo. Ella lleve sus manso a mi cabello donde se aferró a el, haciendo que el inocente beso se fuera tornando cada más apasionado. Nuestras lenguas no tardaron en encontrarse, degustándose, explorándose la una a la otra.
Nos separamos por la falta de aire en nuestros pulmones, me sentí alagado al verla jadear y no era la única haciéndolo. Junte nuestras frentes
-Te quiero- le susurre, sabía que era un poco apresurado para decírselo, pero era la verdad, la única, encantadora y mas pura de las verdades.
Ella sonrió y volvimos a unir nuestros labios.
Nuevamente, unos golpecitos en la ventanilla del auto me sobresaltaron, pero esta vez, en vez de ver la carita de Alice, me encontré con el caretón de Emmett, quien tenía una estúpida sonrisa en su boca y me saludaba efusivamente con la mano.
-¿Qué quieres?- pregunte, plenamente enojado, una vez que baje el vidrio.
-Que mal genio- bromeo sin dejar de sonreír, a lo que le conteste con un gruñido- No se si te habrás dado cuenta, pero las clases ya terminamos y por desgracia tu eres nuestro chofer el día de hoy.
En ese momento me percate de mis otros hermanos, que estaban detrás de Emmett. Esperando
-Edward, esta lloviendo- dijo Rosalie con una de sus carpetas sobre su cabeza.
-Claro- me volví a acomodar en mi asiento y una vez que mis hermanos entraron, arranque el auto.
-Lamento lo que pasó- pensó Alice, quien se había sentado a mi lado-Tuve la visión una vez que ya estabas dentro de tu aula y no pude salir para decirte nada. Realmente me asuste cuando vi que te abalanzabas sobre ella.
-No te preocupes por no decirme. Me supe controlar a tiempo- antes de que mis hermanos preguntaran algo, pise el acelerador a fondo, provocando un chirrido con las ruedas, el cual sobresaltó a todos los alumnos que se encontraban en el estacionamiento. Saliendo a toda velocidad hacia nuestra casa
Una vez que llegamos a casa, salude a mi madre con un rápido beso en la mejilla y subí a mi habitación, donde me encerré y subí la música de a todo volumen, no quería escuchar los pensamientos de mis familiares y sus charlas, quería estar solo, pensar en que era lo que iba a hacer de ahora en adelante, ¿Cómo me acercaría a Bella? Automáticamente descarte esa intención de mi cabeza, si me acercaba a ella la terminaría matando, ¿entonces que haría?, por fin la había encontrado, no quería dejarla ir. Si, sabía que eso era egoísta, demasiado.
Un nudo se formo en mi garganta, mi pecho me dolió horrores, hasta hacia poco mi muerto corazón parecía latir con solo saber que ella estaba viva, pero ahora se encontraba completamente vacío al saber que nunca la podría tener conmigo de nuevo. Mis ojos se nublaron, picaron y ardieron. Caí al suelo de rodillas tratando de ahogar mis sollozos, pero me era imposible contenerlos, necesitaba soltarlos, eso sustituirían las lagrimas.
De un fuerte golpe, la puerta de mi habitación se abrió, antes de que pudiera fijarme quien era, unos brazos se enrollaron en mi torso, acunándome y acariciando mi cabello.
-Mamá…- murmure con voz entrecortada.
-Mi niño- susurro- mi dulce hijo, por favor no llores- me suplico con voz entrecortada también. Eso me hizo sentir peor, ahora estaba sufriendo Esme.
-¿Qué es lo que he hecho mal?- le pregunte. Solo con ella podía mostrarme tan vulnerable.
-Tú no has hecho nada malo, Edward- se separó de mi para mirarme a los ojos con muchísimo amor- Tú nunca harías nada malo.
-¿Entonces por que?
-No lo se, cariño- acaricio mi rostro para luego depositar un suave beso en mi frente- Pero se que todo saldrá bien. Solo…solo sale tiempo al tiempo.
-¿Mas tiempo?- le cuestione incrédulo, no me podía estar hablando en serio-¿Cuánto tiempo se supone que debo esperar? Por que ya llevo esperando noventa años.
-Lo se, Edward. Lo se- volvió a acariciar mi cara - Solo dale tiempo ¿si?
Sabía que me estaba comportando como un niño. Pero realmente no entendía por que había tantos obstáculos entre nosotros, tantas barreras que a cada segundo nos separaba mas. Mi madre me comprendía y sabía por lo que estaba pasando, en ese momento me acorde de Jasper, de seguro el pobre estaba a punto de explotar con todas mis emociones, tome una, innecesaria, bocanada de aire y trate de controlar mis emociones. Le dije a Esme que me encontraba mejor y que podía ir a cazar con Carlisle, lo había leído en su mente y no quería ir para dejarme solo, pero al final la termine convenciendo y de mala gana se marcho.
Aproveche para recostarme en mi sillón, que últimamente me estaba resultando demasiado cómodo, cerré mis ojos en un intento de despegarme del mundo real y torturarme un rato con el pasado, pero antes de que pensara en algo unos golpecitos en la puerta llamaron mi atención y mucho mas al ver quien era.
-Pasa Rose- le dije mientras me sentaba, ella nunca venía a charlar conmigo y menos en estos momentos en donde la pasaba mal. Segundos después ella asomo su rubia cabellera por la puerta.
-¿Puedo hablar contigo?- pregunto ¿tímida? Esto era increíble, ella nunca se sentía tímida ante nada y mucho menos cuando tenía que hablar conmigo.
-Por supuesto- le anime, aunque claro esta que no tenía muchas ganas de ello. Entro a mi habitación cerrando la puerta detrás de ella, y se acomodo en el suelo delante de mí. Intente ver en sus pensamientos que era lo que tramaba, pero estaba reproduciendo imágenes de su noche anterior con Emmett, arrugue la cara en una mueca de asco, en solo un segundo había visto demasiado y bloqueé rápidamente sus pensamientos, la mire y tenía una sonrisa orgullosa al ver que no podía acceder a su mente.
-¿De que quieres hablar?- pregunte un tanto molesto.
-De lo que paso hoy.
-Rose, por favor. No estoy de ánimos para hablar de eso ahora- lleve mis dedos al puente de mi nariz en un intento de tranquilizarme.
-Lo se, pero es que tengo una duda.
-¿Sobre que?
-¡ROSALIE!- la puerta de mi habitación volvió a abrirse de un gran golpe, dejando ver en el umbral de esta el pequeño cuerpo de Alice, que estaba completamente furiosa, eran pocas las veces que la veía en ese estado- ¡¿Cómo puedes preguntarle semejante cosa, que acaso no lo ves?- me apunto. Bien, me estaba perdiendo de algo, si Rosalie no me lo iba a decir lo buscaría en la mente de Alice, pero solo me encontré con insultos para nuestra rubia hermana. La enana realmente estaba molesta y yo comenzaba a estarlo ya que nadie me decía nada.
-Estoy hablando yo con él, si no te importa…
-¡Si me importa!- volvió a gritar Alice y en medio segundo Jasper también estaba en mi habitación tratando de calmar el ambiente, mas bien a su esposa- ¡No puedes ser tan egoista y hacer sentir peor a Edward!
-¿Rose?- ahora Emmett estaba en mi cuarto.
-¿Alguien seria tan amable de decirme que esta pasando?- pregunte lo mas tranquilo que pude, mientras todos los ojos se posaban en mí.
-Edward, por favor. ¡No la escuches!-me rogó Alice en su mente.
-No la escuches hermano-me aconsejo Jasper.
-¿Qué demonios esta tramando Rose para que Alice se enoje tanto?- Emmett estaba tan perdido como yo.
-Si. Yo te lo diré- se acerco Rosalie a donde estaba.
-¡No se lo digas!- chillo Alice.
-¡Cállate!- le gruño Rose y se apresuro a hablar- Dime Edward ¿Qué pasará cuando ella se entere de lo que eres, de lo que somos? ¿Cómo creer que reaccione? ¿Te atreverías a transformarla?
-¡Eres una bruja!- siseo Alice y en un segundo la vi saltar hacia Rosalie, pero yo ya no prestaba atención a la pelea que había en mi cuarto.
Estaba petrificado en mi sillón, Rosalie tenía razón, ¿Cómo reaccionaria Bella al saber lo que era? Cualquier persona en su sano juicio saldría corriendo a los gritos del miedo, Bella no seria la excepción. Lo mas importante ¿Yo me atrevería a convertirla? La repuesta se formulo rápidamente en mi cabeza.
-¡NO!- grite, provocando que mis hermanos se sobresaltara- ¡Jamás condenare a Bella a esta existencia!
-Edward…
-¡Fuera de mi habitación!- les grite de nuevo- ¡Ahora!- mi intención no era desquietarme con ellos, pero estaba demasiado alterado y terminaría golpeándolos. Uno por uno fueron saliendo del cuarto, murmurando en sus mentes perdón. Me tire nuevamente en mi sillón y lleve mis brazos a mi cabeza, estaba demasiado frustrado, tanto que ni siquiera Jasper podía controlarme.
-Lo siento, Edward- dijo Rosalie que aun estaba parada en su lugar- Pero si no te lo decía yo, nadie se atrevería a hacerlo.
-Rosalie, te lo estoy pidiendo por favor. Vete- le gruñí. Ella no dijo mas nada y salio del lugar cerrando la puerta.
Ahora que el silencio me invadía, las preguntas de mi hermana resonaban en mi mente, golpeándola una y otra vez. ¿Como a mí en todo este tiempo no se me había cruzado por la cabeza semejantes cosas tan importante? Eso era fácil de contestar, por que mi mente está únicamente dedicada a Bella y en un final feliz para nosotros. Reí tristemente, eso nunca nos iba a pasar. Una decisión se apodero de mí, de un salto me pare y salte por la ventana, pero alguien ya me esperaba afuera.
-Voy a extrañarte mucho- Alice siempre era una chica que desbordaba felicidad, nunca la había visto llorar. Me partió el alma ver sus ojitos cristalinos por lagrimas inexistentes.
-Y yo a ti, pequeñita- soltó un sollozo y se tiro a mis brazos.
-Por favor no te vayas- me suplico enterrando su cara en mi pecho y apretando su abrazo
-Lo siento. Pero tengo muchas cosas en que pensar- le dije mientras le acariciaba sus rebeldes cabellos.
-Pero no puedes irte ahora que la encontraste.
-Rosalie tiene razón- dije intentando ignorar su comentario.
-Es una bruja- siseo en mi pecho, provocando que riera- No puedo creer que le hagas caso- se separo de mi y cruzo sus brazos en su pecho.
-Es por que tiene razón.
-Tiene que haber una solución e irte no ayuda en nada. ¿Por qué no luchas por ella?
-Alice- solté un suspiro, ella estaba intentando retenerme para que cuando venga Esme. Con ella me seria difícil irme- No me voy a arriesgar a estar con ella y mucho menos sabiendo que su sangre me llama.
-¿Entonces la dejaras con un licántropo joven?, eso es mucho mas riesgoso a que este contigo.
-Jacob no se ha transformado ni siquiera cree en sus propias leyendas. Por favor no me retengas mas, déjame marchar.
-No puedo ver cuando volverás- agacho su cabeza.
-Lo are cuando me sienta listo- bese su cabeza y comencé a andar hacia el bosque.
-Cuídate y vuelve pronto. Yo le diré a Carlisle y a Esme- sus palabras sonaban entrecortadas por lo que supe que debía de estar llorando, ya que no me gire para verla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario