viernes, 19 de noviembre de 2010

cap11

Capitulo 11: Reconciliaciones.
EDWARD POV
¿Qué sentido tenía ir hoy al instituto?, me pregunte apenas salió el sol. Mi mente contesto automáticamente, Bella. Ese era el único motivo que me llevaba mover mi cuerpo. A pesar de que ella ya no quería verme, ni quería que estuviera cerca, yo iría igual, solo para verla, me conformaría con eso.
Masoquista, me recrimine a mi mismo, pero no me importa, ahora todo, absolutamente todo, no me importa. Ya nada importa si Bella no…me quiere.
-Ni lo intentes, Jasper-murmure cuando mi hermano pensó en tratar de darme un poco de ánimo.
-Es insoportable, Edward. Déjame aliviarlo un poco- pidió pero yo solamente negué con la cabeza.
Me merecía estar sufriendo de este modo, desde un principio tuve que decirle a Bella las cosas como eran, pero no me atreví, temí que pasara esto y pasó. Lo tengo merecido.
Mis hermanos bajaron con sus mochilas, Alice me bloqueaba su mente ya que no me quería mostrar que era lo que Bella haría, Jasper aun me pedía que le permitiera aliviar mi dolor, Emmett estaba al tanto de las cosas, y solamente palmeo mi hombro y susurro que todo saldría bien, mientras que Rosalie se regodeaba en que Bella hubiera salido de nuestras vidas, a pesar de que supiera de nuestro secreto no le importaba, mientras no se acercara estaba todo bien.
-¿Estas bien…?-pregunto Esme.
-Si- le di un beso en su mejilla y salí fuera de la casa.
Subimos a mi auto y salimos volando al instituto. El dolor disminuía de a poco al saber que hoy la volverá a ver, pero sabía que sería peor cuando ella huyera de mi lado. Cuando visualice el instituto suspire y tome aire, como si hiciera falta. Aparque el auto donde siempre y mis hermanos salieron.
-Quédate aquí afuera- me ordeno Alice, la mire confundido-. Me lo agradecerás, yo se lo que digo.
Tomo la mano de Jasper y entraron juntos a sus respectivas clases. Emmett y Rosalie desaparecieron en cuando salieron del auto, no me preocupe en pensar a donde pudieron haber ido. Pero ese no era el tema que me importaba ahora, me importaba saber como estaba Bella, o que estaría haciendo y por que mi hermana me había ordenado quedarme en el aparcamiento.
Su aroma me saco de mis cavilaciones, gire mi cabeza de donde provenía el olor y la vi acercándose a mí, miraba sus pies pero de vez en cuando levantaba la cabeza para mirarme. Mi mente estaba siendo demasiado mala al jugarme una broma tan dolorosa. Mire hacia otro lado y trate de ignorar la jugada de mi mente, pero sus pasos cada vez se hacían mas fuertes igual que su aroma.
-¿Podemos hablar?- mi cuerpo se estremeció al oír su bella voz, apreté la mandíbula y seguí con el trabajo de ignorar la alucinación-. Se que te dije muchas cosas la otra vez…y….te pido perdón.
No pude resistir más, me gire a verla, ahí estaba ella, mirando sus manos y jugando con sus dedos, estaba nerviosa y tenía un encantador rubor en sus mejillas. Con vacilación levante mi mano para tocar su mejilla, pero la baje de inmediato al recordar que era una alucinación y que jamás podría tocarla.
-¿Edward?-me llamo con confusión-. Dime algo- pidió tratando de mirarme a los ojos, pero yo los esquivaba-. Me odias ¿verdad?- susurro con dolor-. Creo que es lo más normal, después de todo lo que te dije…
-Jamás podría odiarte- susurre para mi mismo y ella soltó una risita, la mire sorprendido.
-Me hablaste- sonrió.
-Sabía que no eras real- dije tomando mis cosas y caminando hacia la clase que ya había comenzado.
-¿Qué no soy real?- la escuche decir antes de que me tocara-. La que debería decir eso soy yo- su toque quemaba, era real.
Sin previo aviso la estreche en mis brazos e inhalé su intoxicante aroma, ella tardo un poco en corresponder, pero me lo devolvió con la misma emoción que yo. Me separe un poco de ella, para poder tomar su delicado rostro en mis manos.
-Lo siento-susurro apoyando sus manos en las mías y cerro sus ojos.
-Yo soy el que debe decir lo siento- pegue mi frente a la suya-. Tenías razón y tuviste toda la razón en molestarte.
-Pero también es mi culpa- me discutió negando con la cabeza-. Tampoco puedo pretender que andas revelando al mundo tu secreto.
Estas respuestas son las que me hacen amarla con mayo intensidad. Iba a besarla antes de que una fuerte lluvia cayera sobre nosotros, haciendo que mi ángel jadeara por el frío del agua.
-¿Te apetece entrar al instituto?-pregunte sacándome mi chaqueta y colocándose en los hombros, no era mucho ya que rápidamente se estaba empapando.
-Quiero que hablemos- las gotas de lluvia caían por su rostro dándole un aire sensual.
-Pero no aquí- la tome de la mano y la conduje al bosque que nos rodeaba.
Pasamos por mi auto y deje las llaves dentro de este, mis hermanos se molestarían si los dejaba bajo el agua, además quería mostrar a Bella algo de mi naturaleza que es lo que mas me gusta.
-¿Iremos caminando?-pregunto Bella mirándome asustada.
-No, iré corriendo- le sonreí mientras nos adentrábamos al bosque, no quería ponerme a correr frente a todo el mundo.
-¿Iras? ¿Correr?- pregunto confundida, mientras intentaba caminar sin tropezarse.
-Sip- de un solo movimiento la subí a mi espalda-. Agárrate fuerte.
Ella me miro asustada y luego apretó las piernas en torno a mi cintura y sus brazos en mi cuello. La mire una última vez y corrí a toda velocidad por el bosque, esquivando los árboles y sus ramas. El agarre de Bella se hacía cada vez más fuerte, escondió su cara en mi hombro, mientras yo me deslizaba por el bosque.
Pronto llegamos a mi casa, nos metí debajo del porche y destrabe los brazos y piernas de Bella. Me gire para verla y estaba más pálida de lo normal.
-¿Estas bien?-pregunte tomando su rostro con mis manos.
-En realidad, no- se agarro de mi camisa para mantener el equilibrio.
-Creo que no fue una buena idea- torcí la boca mientras pasaba mis brazos por su espalda y la parte de atrás de las rodillas.
-¿De verdad?- pregunto con sarcasmo.
-Lo siento- bese su frente y entre en la casa.
Me sorprendió no encontrar a Esme en la casa, por lo general ella esta aquí haciendo sus cosas de ama de casa. Deje a Bella en uno de los sillones y fui en busca de unas toallas para que se secara un poco. Cuando llegue con un par, Bella estaba tiritando de frío.
-Definitivamente no fue buena idea- murmure poniendo una toalla en su cabeza y otra en sus hombros.
-Hubiera sido divertido si no lloviera y no hiciera tanto frío- sus dientes castañeaban de forma divertida.
-Prometo que lo aremos otra día- prometí secando su cabello-. Un día soleado y con calor.
Bella se tenso y me miro horrorizada.
-¿Qué pasa?-pregunte confundido, esto de no poder leerle la mente me frustraba de sobremanera.
-¿Día soleado?-su vos sonaba estrangulada- ¿No te morirás?
No pude contener una carcajada, realmente era gracioso y mas cuando ella me miro ceñuda, confundida.
-El sol no me hace daño- acaricié su mejilla-. Eso solo pasa en las películas.
-¿Y que les sucede?-sus ojos brillaban de curiosidad y no de temor.
-Te prometo que te lo mostrare- bese su frente y me senté en el sillón del frente.
Era increíble tenerla frente a mi, increíble por que ella sabía lo que era y me había aceptado, la alegría que sentía me hacía tener una sonrisa de tonto en la cara, pero no me importaba, ahora ella estaba aquí a mi lado y haría lo que sea para tenerla conmigo, para siempre…
-Lo siento- susurre bajando mi mirada, pensar que por no decirle lo que era, sin rodeos, casi la perdía.
-Tarde o temprano me iba a enterar- se encogió de hombros-. Como dije no era toda tu culpa…
-Pero por culpa de eso casi te pierdo- cerré los ojos y lleve mis manos a mi cabello, y los tire…
-¿Realmente eres tú?-pregunto con apenas un susurro audible. Me tomo un segundo entender a que se refería.
-Si, soy yo- sonreí y espere a que ella lo hiciera, pero su semblante se volvió serio.
-Realmente nos enamoramos- bajo la mirada a sus manos, que estaban apoyadas en su regazo.
-Si… ¿Por qué…?
-¿Por qué fui yo la única que murió?- susurro con voz quebrada. En un segundo estuve a su lado, me acuclille y apoye mis manos en sus rodillas.
-No fuiste la única que murió- le aclare limpiando las lágrimas que cían por sus mejillas-. Yo morí contigo cuando desperté en esta vida y tú no estabas a mi lado…
-Sabes a lo que me refiero, Edward- me miro un poco molesta.
-Carlisle me convirtió antes de que muriera- explique-. Mi madre tenía una idea de lo que él era y le rogó que me salvara- baje mi mirada al suelo, recordando las imágenes borrosas de mi vida humana-. Por muchos años no perdone a Carlisle, por no salvarte a ti también, por dejarme solo en esta vida…
-¿Aun me amas?-pregunto medio sorprendida.
-Claro que si- le dije seriamente, pues era la verdad.
-¿A mí o a mi yo del pasado?- estrujo sus dedos nerviosamente.
-¿Cómo…?-la mire confundido por su pregunta.
-Simplemente contéstame- dijo temerosa. Tome su rostro en mis manos y clave mis ojos en los suyos.
-Te amo a ti- susurre acariciando su mejilla-. A la mujer que me robo el corazón hace mas de noventa años, a la mujer que se lo llevo a la tumba a los pocos meses de conocernos y a la mujer que lo trajo a la vida junto con ella.
Bajo la mirada sollozando, sus manos estaban cerradas en puños en su regazo. No lo soporte mas y la atraje a mi cuerpo, envolviendo su delicado cuerpo con mis brazos, acariciando su cabello mientras ella pasaba sus brazos por mi cintura y hundía su cara en mi pecho.
-Pensé que saldrías corriendo y gritando cuando te enteraras de la verdad-susurre contra su cabello-. Pero en vez de eso me gritaste y me reprochaste por mentirte- sonreí-. Cuando pensé que te había perdido para siempre, apareces y me pides perdón.
Sonreí ante mis suposiciones, desde humano tenía un don de ser perceptible con los pensamientos de los demás, pero jamás con Bella, ella siempre me sorprendía con algo. Ahora es lo mismo, especule su reacción de las mil y un formas, pero ella salía con algo totalmente diferente.
-¿Recuerdas que te dije que jamás me alejaría de ti, no me importaba si eras un alienígena?- su voz sonó ahogada ya que ni se había separado.
-Soy un vampiro-susurre en su oído y ella se estremeció.
-No me importa- levanto su cabeza-. No me alejaras de ti.
-Soy un ser demasiado egoísta- negué con la cabeza-. Estuve lejos de ti por muchos años, te extrañe con cada fibra de mi ser, ahora que te encontré no hay nada ni nadie que me pueda despegar de tu lado- me acerque a sus labios murmurando-. Te encontré y no volveré a perderte.
-Me alegra que seas egoísta- sonrió contra mis labios, haciendo que yo también sonriera-. Yo también te encontré y no te volveré a dejar solo- paso sus manos por mi cabello y me atrajo lentamente a sus labios.
Reprimí un gemido cuando sentí su lengua pedir permiso, se lo di gustoso, estrechándola un poco contra mi cuerpo. No quería dejar ningún espacio entre nosotros, demasiado estuvimos separados.
Se separó bruscamente de mí, corriendo su cabeza hacia un lado, pegando un fuerte estornudo. No pude evitar reírme a carcajadas.
-Será mejor que busquemos ropas para ti- bese sus labios una vez más, luego tome su mano y la conduje por las escaleras.
Mi celular sonó, mire el identificador y sonreí ampliamente.
-Alice- dije en modo de saludo.
-Ahí ropa en mi habitación, la deje sobre la cama-podía notar en su voz la sonrisa amplia que tenía.
-Tu sabías de esto, duende-mire de reojo a Bella, que me miraba confundida, aun tenía muchas cosas que explicarle.
-En realidad tuve la visión esta mañana, antes de irnos a la escuela-suspiro- tomo una decisión a último momento, estaba dispuesta a seguirte a donde sea con tal de que le perdonaras.
-Gracias-dije con sarcasmo-. Me habrías ahorrado muchas cosas.
-Quería hacerte sufrir un poco- la imagine encogiéndose de hombros-. Como sea, me alegro de que ya no haya secretos entre ustedes. Nos vemos luego, salúdame a Bella de mi parte.
Sin esperar a que contestara, colgó.
-Maldita, enana-murmure entre dientes mientras nos parábamos en su habitación.
-¿Paso algo?-pregunto Bella, nerviosa.
-Para nada, amor-bese su frente-. Es solo que les encanta molestarme.
-Oh- bajo su cabeza apenada.
Me reí y abrí la habitación de mis hermanos, tal y como había dicho Alice, una muda de ropa seca, descansaba en los pies de la cama, la tome y salí del cuarto. Bella me miro aun mas confundida, sin decirle nada la conduje a mi habitación.
Abrí la puerta y deje que ella entrara primero, me miro unos instantes, sus ojos me preguntaban lo que su voz no podía, asentí mientras ella sonreía y caminaba adentrándose a mi espacio personal.
Esta era la primera vez que le mostraba a Bella mi cuarto, en el pasado no había tenido la oportunidad de mostrárselo, y ahora que lo hacia me sentía un poco incomodo, por lo que llegara a pensar.
-Tienes muchos libros-murmuro pasando sus dedos por las cubiertas de estos-. También música- se giro para dedicarme una amplia sonrisa, sus ojos brillaban de manera sorprendente.
-Son mis hobbies- me encogí de hombros mientras me recargaba en la pared.
-Tenemos cosas en común- susurro para luego volver a explorar mi espacio.
Se detuvo en el sofá, se giro para mirarme con el ceño fruncido mientras señalaba con un dedo el mueble de cuero negro, decorados con almohadones de terciopelo dorados.
-No duermo- sonreí y me acerque a ella.
-¿No?
-Nop- pase mis manos por su cintura y la atraje hasta que su cuerpo choco con el mío-. En esa puerta- la señale-, esta el baño, dentro ahí un mueble que contiene toallas, puedes darte un baño caliente y ponerte esta ropa- le susurre al oído mientras me deleitaba con el sonido de su corazón, que martillaba en su pecho.
-G-gracias-no pude evitar que una risita se escapara de mis labios.
-Te espero abajo- susurre contra sus labios antes de besarla
Sus manos se enredaron en mi cabello, acariciando mi cuero cabelludo, deje que un gruñido se escapara de mis labios, ella me contesto con un suave gemido.
En ese momento perdí todo el poder de razonar y deje que los instintos me dominaran.
Tome a Bella por sus muslos dándole a entender lo que quería, sus piernas se enredaron en mi cintura y sus brazos en mi cuello, atrayéndome mas a sus labios. El calor de su cuerpo me volvía loco, y el ensordecedor sonido de su corazón me hacía perderme aun más.
Me abrí paso entre sus labios con mi lengua, ella los abrió casi de inmediato, nuestras lenguas se frotaron como si quisieran fundarse en una sola, mis manos buscaron su piel y fueron debajo de su húmeda ropa. Bella tiro su cabeza hacia atrás mientras el mas exquisito de los sonidos escapada de su boca.
Bese y lamí su cuello, haciendo que ella dijera mi nombre entre suspiros y gemidos. Seguí bajando hasta que su ropa me molestara, sin esperar un solo segundo, desgarre su campera junto con su remera, dejándola solo con su sostén.
-Hermosa-susurre antes de que ella me jalara para besarla de nuevo.
Mis manos acariciaron su bien formada cintura mientras lentamente las subía hacia sus pechos, pero antes de llegar a mi cometido, el molesto sonido del celular rompió todo el ambiente.
En ese momento caí en lo que estaba haciendo, mire a Bella, ella tenía la cabeza apoyada en la pared, sus labios estaban rojos, hinchados. Su cuello estaba en el mismo estado, tenía algunas marquitas rojas en algunas partes y su pecho subía y bajaba con rapidez.
Era la imagen mas sensual que había visto nunca, pero no podíamos continuar.
-Baño- susurre apoyando mi cabeza en su hombro-. Debes…bañarte o te resfriaras.
-Si…-acepto acariciando mi cabello, me perdí en la sensación de sus manos, pero el maldito celular no dejaba de sonar.
Deje a Bella sobre sus pies, le di un corto beso en los labios y salí de la habitación para darle intimidad. Mientras caminaba por el pasillo atendí el molesto sonido.
-¿Qué, Alice?-pregunte entre dientes.
-De nada-fue todo lo que dijo y colgó.
Baje a la sala y me tire sobre uno de los sillones, apoye mi cabeza en el respaldo de este y trate de pensar en algo desagradable para bajar eso.
No estaba molesto con Alice por traerme de nuevo a lo que estaba haciendo, pero estaba frustrado. Mucho tiempo ha pasado desde que estuve con Bella por primera vez.
BELLA POV
Mi respiración aun era acelerada y mi corazón palpitaba tan fuerte que dolía. Sentía mi cuerpo flácido y completamente….excitado. Edward me había dejado sola en su habitación, recordándome que debía cambiar mis ropas o si no, me terminaría enfermando nuevamente.
Mire la ropa destruía en el suelo y sentí como la sangre se arremolinaba en mis mejillas. Tape mi rostro con mis manos por lo avergonzada que me sentía ¿Cómo habíamos llegado hasta ese punto? ¿Qué hubiera pasado si su celular no sonaba? Te hubieras acostado con él, idiota, contestó mi mente.
Sacudí con brusquedad mi cabeza, tome la ropa que Edward había sacado del cuarto de Alice y me metí al baño. Abrí la canilla del agua caliente mientras me terminaba de sacar lo que quedaba de ropa, mi vergüenza aumento peor cuando me di cuenta de estaba desnuda de la cintura para arriba, sin contar el sostén.
Coloque mi cuerpo debajo del agua caliente y deje que se llevara todo rastro del frío que ahora sentía, aunque no estaba contenta con que se llevara el olor de Edward. Aun podía sentir sus manos, sus labios y su lengua, eran como fantasmas atormentando mi piel.
Intente demorar lo más que pude en el baño, no me atrevía a mirar a Edward, no aun, pero lamentablemente el baño se había terminado y ahora estaba completamente seca y vestida delante de las escaleras, tomando respiraciones para bajar.
-No seas cobarde- me dije en voz alta y baje lentamente las escaleras, escalón por escalón.
Mi respiración se cortó cuando encontré a Edward sentado en uno de los sillones, su cabeza estaba descansando en el respaldo y un brazo estaba cubriendo sus ojos. Me acerque a él rodeando el sillón para sentarme a su lado. Se sobresalto cuando me senté, quito su brazo bruscamente, me miro y su postura se relajó.
-Me asustaste- dijo con una sonrisa volviendo a recargar su cabeza en el respaldo.
-¿De verdad?-pregunte incrédula.
-Estaba desconectado del mundo- dijo extendiendo una mano para acariciar mi mejilla.
-¿En que pensabas?- recosté mi cara en su mano.
-En un momento especial-susurro con voz aterciopelada.
-¿Nuestro?-abrí los ojos para verle asentir-. Del pasado-afirme.
-Si- una sonrisa se extendió por sus labios, contagiándome.
-¿Qué era?-pregunte curiosa.
-Cuéntame…-pidió recostando su cabeza en mi regazo-. ¿Qué fue con lo último que soñaste?
-Bueno…-lleve una mano a su broncíneo y sedoso cabello, para acariciarlo, mientras recordaba el último sueño-. Fue nuestra primera cita, cuando pagaste a unos niños para que noquearan a Mike…
No pude terminar ya que rompió en fuertes carcajadas contagiándome al instante cuando recordé el sueño. Edward siguió riendo tomando su estomago, mientras yo sentía mis ojos humedecer y el dolor en los músculos de mi estomago.
-Yo no tuve del todo la culpa-dijo con voz entrecortada y pequeñas risitas-. Stephenie tuvo también que ver.
-Lo se- limpie las lágrimas-. Le conté lo que sucedió y ella me confeso que te ayudo con el plan.
Edward se incorporó en un movimiento para quedar frente a mi, sus ojos dorados penetraban mi alma y me mostraban el amor que me tenía. Tomé su rostro entre mis manos y lo acaricié lentamente, aun sin poder creer que fuera el mismo Edward del que me había enamorado en mi anterior vida.
-Extraño tus ojos verdes- le dije en un susurro, pasando la punta de los dedos por sus ojos cerrados.- Pero amo este nuevo color, te sienta mucho mejor.
Sonrió y abrió los ojos e imitó mi gesto, tocando mi rostro.
-Yo extrañe tu rubor, tus ojos, tu voz, tu olor…- cada vez se acercaba más a mi cara, mirando detenidamente mis labios-. Tus labios, tu cuerpo, tu presencia…todo- susurro ante de besarme con impaciencia.
Pase mis manos por su cabello y él en mi cintura, nos besamos con desesperación, con anhelo, con intención de recuperar el tiempo perdido. Sus manos bajaron hasta mis muslos donde los acaricio suavemente, no lo pensé y pase una de mis piernas sobre las suyas, hincando mis rodillas a cada lado de sus caderas. Edward se recosté en el respaldo acariciando mi espalda.
-Aun no puedo creer que seas tu- murmure con voz entrecortada, sintiendo como sus manos se posaban en mi cintura y me subían un poco mas arriba para que a él le fuera más fácil besar mi cuello.
-Yo no cabo de felicidad en tenerte aquí conmigo-susurro en mi oído haciendo que gimiera, provocando que él parara al instante.
-¿Por qué paras?-pregunte frustrada, esta era a segunda vez.
-No podemos hacer esto, Bella- dijo con su cara escondida en mi cuello, su frío aliento erizó mi piel y aumento el calor en mi interior.
-¿Por qué no?-volví a rezongar como niña a la que se niega algo.
-Por que puedo lastimarte- su voz sonaba lastimera, me obligo a sentar mi cuerpo en sus piernas para poder mirarme.
-Tú jamás me lastimarías-dije con total seguridad.
-Eso tengo por seguro- sonrió y acarició mi mejilla-. Pero en esto no creo poder contenerme-. Le mire confundida ¿Qué tipo de diferencia habría?
Suspiro y contesto a mi pregunta mental.
-Tanto tu especie como la mía, perdemos todo uso de razón cuando…lo estamos haciendo- dijo con vos contenida, como si tuviera vergüenza.
-¿Y…?-pregunte sin entender aun.
-Yo soy muchísimo mas fuerte que tu y si calculo mal en medir mi fuerza…. Yo….no quiero ni pensarlo- su cara se crispo con dolor y sacudió su cabeza como alejando algún mal pensamiento.
-Confío en ti-susurre apoyando mi cabeza en su hombro y acariciando su brazo-. Lo aremos cuando estés seguro.
-Gracias- me abrazo con extrema ternura y deposito un beso en mi cabello.
Estaba segura de que deseaba a Edward, que quería estar con él en ese momento, que fuera él quien se llevara mi virginidad, pero si él no estaba seguro, no podía obligarlo y comportarme como una niña caprichosa a la que solo le importa sus sentimientos y necesidades…
-No quiero pensar de que piensas que no te deseo- murmuro cortando mis pensamientos y haciendo que riera-. No le veo la gracia- intento sonar molesto pero se rió conmigo.
-No estaba pensando en eso- dije besando su cuello-. Estaba pensando en ti y respetar tus tiempos…
-Mi fuerza más que todo- me recostó en el sillón y se puso sobre mí, dejando mi mente en blanco-. El tiempo, es ya- susurro seductoramente en mi oído-. Te deseo en este mismo instante, pero…
-¡Mis ojos!-grito alguien desde la entrada haciendo que empujara a Edward lejos de mi y este cayera al suelo.
-Eso no lo vi venir-susurro alguien antes de que todos los hermanos de Edward rompieran a carcajadas.
-Créeme que yo tampoco, Alice- murmuro Edward aun en el suelo, mirándome entre molesto y divertido, yo solo pude acompañar a sus hermanos que reían histéricamente.
Ahora entendía las palabras de Alice, mi decisión había sido la equivocada, dañaba tanto a Edward como a mi y también a mi amigo Jake. Deje de reír al instante, tenía que hablar con él.
Y dejarle en claro que yo amaba a Edward…lleve una mano a mi pecho, me dolía, por que sabía el dolor que le causaría a mi amigo

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