Capitulo 8
BELLA POV-¡¿Se puede saber en que demonios estabas pensando?
Suspire profundamente, hacia una hora que estábamos en la habitación de Felix, que ahora también era la mía, y este estaba muy enojado conmigo, aunque claro que lo sabía y no le culpaba, solo me limitaba a agachar la cabeza y esperar a que el enfado se pasara.
-Lo lamento…-susurre.
-No me basta con que lo lamentes ahora, Bella-dijo entre dientes apretados. Estaba completamente encolerizado-. Ni se te ocurra decir que lo lamentas, de nuevo- me interrumpió cuando vio que abría mi boca.
Volví a suspirar y me senté en la cama a ver como Felix caminaba, como gato enjaulado, por toda la habitación. El ser vampiro le daba la habilidad, por así decirlo, de no cansarse.
-Aun no me entra en la cabeza- dijo más para si mismo-. ¡No lo entiendo!
-No se que quieres que diga, ya que no me puedo disculpar.
-Puedes decirme por que lo hiciste- se volvió hacia a mi y me miro seriamente.
-No lo se- confesé-. Solo me deje llevar por la emoción en ese instante, ahora que pienso con la cabeza en frío, me doy cuenta de la estupidez de la que estuve a punto de cometer.
-Una muy grande, déjame agregar- suspiro y se sentó junto a mi- No sabes el miedo que tuve de que te pudieran hacer algo-tomo mi cara entre sus manos, su mirada se había vuelto tan tierna y llena de preocupación.
No aguante mucho y me largue a sus brazos, realmente me sentía segura en sus brazos y estoy segura de que si él no hubiera estado a mi lado, yo ahora no estaría contando esta historia. Felix me acuno entre sus brazos, depositando tiernos besos por mi cabeza.
-De verdad, lo lamento mucho-dije contra su pecho.
-Lo se, lo se- me estrecho aun mas contra él.
Me sentía bien ahora que las cosas se habían calmado un poco, pero en ese momento recode que él le había echo frente a Cayo…por mi.
-¿Te castigaran?-pregunte y no me importo que mi voz sonara con miedo, por que realmente temía lo que le pudiera pasar por mi culpa.
-El amo Cayo ara lo que sea por castigarme, buscara el momento adecuado para hacerlo y no le culpo, jamás me he atrevido a hacer aquello-suspiro-. Pero no me importa, mientras que a ti no te hagan nada, lo demás no importa.
-Te quiero- subí mi cara para besar su cuello-, y lo lamento- esto último provoco que riera.
-Yo también te quiero, Bella, más de lo que te puedes imaginar- beso mi frente-. Y ya para de disculparte, agradece que de estemos bien.
-¿Qué vamos a hacer ahora?-pregunte dando por terminado el tema anterior.
Me senté a horcajadas sobre él, pasando mis brazos por su cuello. Tome el lóbulo de su oreja y jugué con el por un rato, esperando a la respuesta. Sus brazos enrollaron mi cintura y lamió mi cuello, pero inmediatamente se tenso y me deposito aun lado, poniéndose en pie.
-Tengo que alimentarte.
-Yo tengo en mente otra cosa-le insinué y, casi, sonrío cuando le vi estremecerse.
-No me tientes, Bella- sonrió y giro hacia la puerta.
-¿Qué te detiene entonces?- bese y mordisquee su cuello, esto de ser un vampiro y tener súper velocidad, me facilitaba un poco las cosas.
-De verdad, Bella, no me tientes- me aparto de él, con suma gentileza, y pude ver como sus ojos estaban negros y ardientes de deseo-. No sabes lo que he estado esperando para eso. Pero ahora no, tienes que alimentarte y si no lo haces, cometerás una locura y de esa si que no te vas a salvar.
Sin esperar a que yo replicara a algo, tomo mi mano y me arrastro fuera de nuestra habitación hacia los interminables pasillos del castillo, entrelacé nuestros dedos y lo seguí a regañadientes, la verdad era que no tenía hambre.
A pesar de la velocidad inhumana con la que caminábamos, los pasillos no parecían terminarse nunca, hasta que finalmente llegamos a una escalera, por la cual descendimos. Las escaleras, en forma de caracol, cada vez se ponían más oscuras y cara tantos metros aparecía una antorcha. En cierto modo era cómico, por que a las alturas, de la tecnología, en la que estábamos, era gracioso ver que todo el castillo era iluminado por tenebrosas antorchas.
Aquel camino me estaba cansando y estaba a punto de preguntar si faltaba mucho, pero de pronto se escucharon débiles sollozos y lamentos, junto con un dulzón, pero fuerte, perfume que me quemo la garganta. Apreté la maño de Felix en señal de saber lo que estaba sintiendo, él me devolvió el apretón y siguió caminando.
De un momento a otro ya no caminábamos más, no estaba conciente de lo que estaba pasando a mi alrededor, solo de ese olor, que ya había sentido antes, arañando mi garganta por dentro, cantándome, invitándome a que le probara, jurándome a que cuando lo hiciera esa horrible quemazón pararía.
-¡Bella!- me llamo Felix, gire para mirarlo y parecía molesto. Tomo mi cara entre sus manos y me obligo a mirarle, a sostenerle la mirada-. Solo quiero decirte que hasta aquí llego yo, lo que esta ahí adentro es todo tuyo. Yo estaré por los alrededores por si me necesitas, cosa que no creo. Cuando hayas terminado me llamas ¿de acuerdo?- asentí sin prestarle mucha atención.
-Bien- me soltó y abrió la puerta de madera, que no había visto-. Migliorato un appetito.
Al momento de abrir mis ojos recobre la conciencia, de quien era y ¿Qué estaba haciendo? Extrañamente me sentía llena, como si hubiera comido un banquete para cincuenta personas yo sola, aquella quemazón había desaparecido por completo ¿Pero a causa de que había desaparecido?
Cerré mis ojos en busca de mis últimos recuerdos. Había discutido con los Vulturis, luego Felix me había regañado por hacerlo, luego me dijo que tenía que alimentarme y me llevo a los calabozos del castillo y…mire hacia abajo y en el momento en que lo hice lo lamente.
Había alrededor de siete cuerpos esparcidos por todo el suelo, de ambos sexos y de edades variadas, estaban completamente blancos e inertes, Como Renee, pensé y mi última visión de ella vino a mi mente. Los cuerpos a mi alrededor estaban…muertos.
Llevé mis manos a mi boca para ahogar un grito, pero algo golpeo el suelo y es sonido fue de lo mas aterrador, que retumbo por toda la habitación. Realmente no quería mirar, no lo quería hacer, pero mis ojos se movieron solos y vieron el cuerpo de una chica, no más de mi edad, sus ojos vacíos, sin vida me taladraban, haciendo que entrara en un estado de pánico ¡¿Qué fue lo que hice?
FELIX POV
Ya había pasado una hora desde que había dejado a Bella en aquel calabozo con su almuerzo. No me quería quedar cerca de ella por miedo a que me tentara a mí también y terminara peleando con ella por la comida.
-Ya se esta alimentando ¿he?- pregunto Demetri.
-Te recomiendo que no estés cerca de ella, en este momento- le corte, pero el simplemente sonrió divertido.
-¿Puedo preguntar por que?
-De todas formas, lo estas haciendo- le bufe y me recosté contra la pared-. Ella realmente quiere patearte el trasero, Demetri.
-¿Y eso?-levanto una ceja, aunque su expresión no cambió.
-Tu sabes el por que.
-Ella esta molesta por que me comí a su mami- hizo un puchero que me revolvió el estomago y si no fuera por que soy vampiro, habría vomitado.
-No hagas eso, da asco.
-Pues dile que si quiere pelea, ya sabe donde buscarme- sonrió con suficiencia.
-Ella es una neófita y….
-¡Felix!- grito Bella- ¡Felix, Felix, Felix, Felix….!
Baje a toda velocidad los escalones con Demetri pisándole los talones, los gritos de Bella lastimaban mis oídos y eran desgarradores, pensé tantas cosas en esos segundos, pero una vez que abrí la puerta, no espere encontrarme con Bella en ese estado.
Sus ojos estaban desenfocados, sus manos sostenían su cabeza que se movía de un lado a otro, como negando a algo, sus gritos habían cesado. Me acerque a ella cautelosamente.
-Bella- intente tocarla pero se corrió hasta la otra punta, golpeando a algunos de los cuerpos, lo que hizo que sofocara un grito.
-¿Qué demonios le pasa?-pregunto Demetri detrás de mí, su voz sonaba preocupada.
-No lo se- dije-. ¿Me dejarías a solas con ella?
-Claro-recobro la compostura-. Ten cuidado, puede que te termine matando-bromeo.
-Vete ¡Ahora!- le siseé, él se marcho a las carcajadas.
Pero en ese momento no tenía tiempo para las tonterías de él, de nuevo centre mi atención en Bella, quien tenía sus piernas abrazadas, su rostro escondido entre las rodillas y temblaba….no, más bien, parecía que se estuviera convulsionando.
-¿Bella?- volví a llamarla y a acercarme a ella-. Soy yo, Felix. No te haré daño.
Ella ni se movió de la posición en la que estaba, ni siquiera para mirarme. Me acerque un poco mas y puse una de mis manos en su cabeza.
-¡No me toques!- grito y automáticamente retire mi mano.
-Bella, soy yo…
-¡Se quien eres!- levanto la cabeza y sus ojos rojos llenos de temor, odio, asquerosidad y repugnancia hicieron que me estremeciera, pero esa mirada no era dirigida hacia mi.
-¿Qué paso?-pregunte confundido.
-¿Acaso no lo ves?-pregunto con una sonrisa, aunque esa felicidad o lo que sea que significara, jamás llego a sus ojos. Simplemente negué con la cabeza.
Su pequeña risa fue sombría y se coló por mis huesos, nunca la había visto así.
-Acabo de matar a ocho personas ¡Ocho!- dijo haciendo énfasis en el numero- Y todo por saciar mi sed…-paro abruptamente y se movió hacia el otro extremo de la pequeña habitación- ¡Tú!- me señalo con un dedo- ¡Tú sabías lo que había en esta habitación! ¡Tú me trajiste aquí! ¡Tú me obligaste a matar a estas inocentes personas!- hablaba tan rápido que me costaba seguirle el hilo de sus palabras.
-Bella, sabes lo que somos, en los que nos convertimos- me pare y la encare- Nuestros alimentos han cambiado y si quieres mantenerte fuerte debes de comerlo, aunque eso no te guste. Si no lo haces con regularidad podrías terminar matando a toda la humanidad…
-¡Cállate! ¡Cállate, no quiero escucharte!-se tapo los oídos y se derrumbo en el suelo sollozando fuertemente.
Verla en ese estado me rompía el corazón, jamás creí que a un vampiro le daría remordimiento alimentarse de un humano, por lo general disfrutabas de la sangre y te volvías ansioso al salir a cazar.
Pero Bella era diferente, ella habían entrado un ataque de nervios por comer a humanos y no hacia falta ser un lector de mentes para saber como era que se sentía.
-No eres un monstruo-le asegure y ella volvió reír siniestramente- De verdad, Bella…
-¿Entonces que soy?- levanto la cabeza y sus ojos estaban anegados de lágrimas que jamás caerían de sus ojos-¿Un hermoso ángel de destrucción que viene a interrumpir en sus vidas y quitárselas sin que sea aun su hora?
-No, Bella…
-¡¿Entonces que soy?
-Un vampiro.
-Cielos, eso lo explica todo- dijo sarcásticamente.
Por un largo rato ninguno dijo nada. Bella aun estaba en la pared, lejos de mí, mirando hacia algún lado…
-Ocho vidas- susurro de la nada- Ocho familias, que ahora mismo deben estar preocupados por ellos, buscándolos, pero jamás los encontraran y en sus inconcientes sabrán que ellos están muertos, pero una pequeña llama de esperanza vivirá en esas personas, diciéndose a si mismas que ellos volverán, pero con cada día que no tengan noticias de ellos sus corazones se romperán…
No lo aguante más, por más que ella no quisiera que la tocara, la abrace, la estreche entre mis brazos pegándola a mi pecho mientras acariciaba su cabeza. Espere a que ella me corriera, pero eso nunca paso, ella enrosco sus pequeños brazos alrededor de mi cintura hundiéndose en mi pecho, que ahogaba sus sollozos.
-Romperé sus corazones por el resto de su existencias- dijo, solo me limite a abrazarla aun mas fuerte- Me maldecirán aun estando muertos, jamás me dejaran en paz…
-Ya, Bella- escondí mi cara entre sus cabellos- Por favor, ya no sigas.
-Sácame de aquí.
Sin discutir, la saque a volandas de ese cuarto y la lleve al nuestro, donde estaríamos más cómodos…
Aunque no se cuanto tiempo me tomaría hacer que volviera a ser la misma.
EDWARD POV
Ese día me encontraba terriblemente mal, muy triste. Algo en mi corazón se oprimía y no tenía ni idea de que era lo que pasaba. Sentía que debía estar reconfortando a alguien. Alguien que estaba terriblemente mal.
¿Y si era Bella?, me dijo mi mente. Pero descarte esa idea, ella no tenía por que estar mal, todo lo contrario, debería de estar bien, tenía que estarlo. Entonces ¿Quién era?
-¡Edward! ¡¿Qué demonios estas haciendo? ¡Carlisle ya llego!- grito la chillona y estridente voz de Alice en mi cabeza.
-¡Ya voy, Alice!- grite lo suficiente fuerte para lastimarle los oídos.
Oh, si, ya podía escuchar sus quejas y las de mi familia. Pero no era momento para eso, mi padre había vuelto y con ello infamación de los Vulturis, de posiblemente que Bella este realmente viva.
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