viernes, 19 de noviembre de 2010

cap2-R

-Capitulo 2: Pasado-
Toda mi felicidad se fue al tacho de la basura en cuanto la vi llegar a la cafetería de la mano de aquel cretino. Lo peor de todo es que a ella se la veía bastante feliz, sonreía, reía y se sonrojaba cuando él le susurraba cosas al oído, de acuerdo esto ya es el colmo. Cuando decidí levantarme para partirle la cara a ese, escuche un grito en mi mente, acto seguido sentí que alguien me agarraba.
-"¡Edward!"- chillo Alice.
-"¡Hermano! ¡¿Cuál es tu problema?"- ese era Emmett, quien me tenia agarrado fuertemente del hombro.
-Edward, estas muy molesto, ¿Qué sucede?-preguntó Jasper enviándome olas de calma, pero en ese momento estaba enfocado en otra cosa.
-Esa chica de allá es Bella- comentó Rosalie como quien habla del clima mientras continuaba limándose las uñas.
-¡¿En serio?- prácticamente lo gritaron, ya que varias personas se giraron para mirarnos. Genial.
-"¿Qué le suceden a los Cullen?"- ahora empezaban los cotilleos- "El mas tranquilos de los Cullen, esta echa una fiera ¿Qué será lo que lo tiene tan enfadado?"- mire a través de sus mentes y realmente me sorprendí de lo que vi.
Estaba levemente temblando por la fuerza que ejercía al intentar pararme y Emmett intentando mantenerme sentado, tenía los puños cerrados en puños y-aunque los demás no lo notaron- tenía los ojos negros, que chispeaban de la rabia que tenía.
-¿Te gustaría hacernos el favor de no hacer una rabieta en la cafetería?- si no fuera por que, lamentablemente, tenia razón, ni la hubiese escuchado. Muy a mi pesar me senté, pero aun así, Emmett me tenía agarrado.
-¿De verdad esa es Bella?- me pregunto Alice, que estaba muy feliz.
-Si- gruñí- mejor me voy o si no romperé un pacto- intente levantarme pero mi enorme hermano apretó mi hombro- no are nada, lo prometo.
-Déjalo ir Emmett, él no ara nada-dijo Alice, lo cual se lo agradecí- "Te estaré vigilando"- me dijo con su mente, yo simplemente rodé los ojos y salí lo mas rápido que pude de aquel lugar, sin siquiera mirarla y eso me dolió mucho.
Camine mas rápido de lo normal, mas rápido que un humano, pero en ese momento nada me importaba, lo único que quería era despejar mi mente, quería estar con ella.
Me encerré en mi auto y subí todo el volumen de mi estéreo, pronto el interior del vehiculo se inmundo con la música tranquila de Debussy, apoye mi cabeza en el cabezal del asiento, solté un suspiro y mi mente viajo al pasado.
Estos eran una de los peores días de mi vida, ¿Por qué?, por que me obligarían a ir a buscar una "esposa". Tengo 17 años y ya me están apresurando en que encuentre a una. Realmente no me apetece para nada el futuro con una mujer, pero Elizabeth Masen esta empeñada en que esta noche consiguiera una.
-¡Edward!-grito mi madre al otro lado de la puerta, mientras la maltrataba a golpes- Se nos esta haciendo tarde, ¿Se puede saber que tanto es lo que estas haciendo?
-Preparándome para mi futura desgracia- contesté como si nada mientras abotonar mi camisa.
-¡EDWARD!- chillo mi madre y de una patada abrió la puerta, muy femenina, pensé- ¡¿Cómo puedes decir eso de tu futura mujer, ni siquiera la conoces?- la ignore y continué con mi labor de abotonar, a tiempo de tortuga, mi camisa-¿Tanto te molesta esto?- me gire a mirar a mi madre quien se sentaba en mi cama con una mirada triste.
-Tengo 17 años, mamá. Soy demasiado joven como para contraer matrimonio con la primera que se me cruce, y supongo que las jóvenes piensan lo mismo- me senté a su lado, a veces soy un idiota en hacer que ponga esa mirada.
-Pues, cuando yo tenía tu edad, estaba deseosa de encontrar un hombre con el cual casarme. Por suerte lo encontré y mira lo feliz que soy- me mostró una de sus mas anchas sonrisas mientras se la auto-señalaba, me reí- tengo un esposo maravilloso y un hermoso hijo- me abrazo y beso mi frente- pero…se me hace que ese no es él problema- me estudió con la mirada.
-¿Ah, no?- ¿me habría descubierto?
-Hijo…-sus ojos se abrieron lentamente mientras sus cejas intentaban tocar su cuero cabelludo- ¿Temes enamorarte?- demonios, solté un pesado suspiro.
-Si y no- me volví a poner de pie y tome el saco que estaba en la silla de mi escritorio.
-Explícate-me exigió.
-Bueno…, no quiero que mi matrimonio sea por conveniencia- hablar de esto con tu madre, en cierto punto es patético y bochornoso y por primera vez me sentí una niña.
-Yo no te mando para eso- mi madre estaba intentando no reírse de mi, eso aumento mi pena aun más.
-Lo se, pero ellas van para eso- esto es definitivo, me convertí en una niña.
-Hijo, no te procures por ello, presiento que esta noche las cosas para ti van a salir mejor de lo que tu piensas- ahí estaba mi madre la vidente, la del sexto sentido, rodé mis ojos y camine hacia la salida me mi habitación.
-¿No dijiste que se nos hacia tarde?- di por terminado el tema, ya vería como me las arreglaría esta noche. Mire a mi madre que se podía en pie con una enorme sonrisa.
-Vámonos- tomo mi brazo y bajamos cuidadosamente las escaleras, mi padre nos estaba esperando al final de estas, él también tenia esa tonta sonrisa en su cara.
-¿Listos?- le pregunto a mi madre mientras le ofrecía su mano.
-¡Listísimos!- grito eufórica- ¿verdad Edward?- me limite a gruñirle, ella se carcajeo contagiando a mi padre.
Subimos a la carroza que nos llevaría a la casa de mi peor enemigo, no podía creer que YO fuera a buscar una prometida en la casa de ESE, de los Newton. Mi madre sabía perfectamente que odiaba a ese tipo, y él a mí, ¿Cómo pudo aceptar la invitación de la fiesta? Definitivamente mis padres me debían una.
A regañadientes baje de la carroza, ni decir cuando tuve que entrar en la casa. No se cuantas chicas salude, me presente y charle, simplemente ninguna me llamo la atención. Cada vez que me desasía de una mi madre encontraba otra y me la presentaba. La ultima con la que hable, creo que se llamaba Eugenia, por dios, esa chica hablaba hasta por los codos, su voz a cada minuto se volvía cada vez mas molesta, pasaba a ser el insoportable sonido que hacen las chicharras. Le mentí diciendo que tenía que ir al baño, me escabullí de ella y de mi madre, vi que las puertas que daban al patio estaban abiertas, no lo pensé dos veces y salí corriendo por una de ellas.
Una vez afuera, llene mis pulmones con aquel fresco y delicioso oxigeno, me había sofocado ahí adentro. Comencé a caminar por el amplio patio de los Newton, me sorprendió encontrarme con una fuente rodeada de arbustos y rosales, pero lo que mas me sorprendió fue encontrarme con un ángel, estaba sentada sola en una de las bancas frente a la fuente, miraba hacia el cielo, estaba vestida con un hermoso vestido azul, pegaba muy bien con su pálida piel. Me acerque a ella sutilmente.
-Buenas noches- se sobresalto al escucharme, sin duda no se había percatado de mi presencia.
-Buenas noches- ahora me había quedado más embobado que antes, tenía unos hermosos ojos color chocolate, estos demostraban cierto miedo hacia mí.
-¿Puedo sentarme?- pregunte señalando el espacia vacío en la banca- Claro que si quieres estar sola, me voy.
-No, para nada- se paro- lamento no presentarme, me llamo Isabella Steven- levanto su mano para estrecharla con la mía, pero como caballero que soy, le bese los nudillos.
-Edward Masen- contuve la risa al verla sonrojada, al parecer era una chica tímida- ¿Puedo atreverme a preguntar que haces sola aquí?
-Demasiada gente…-se sentó de nuevo en la banca- me sentí abombada, necesitaba aire.
-Te entiendo- me senté a su lado.
-¿Y usted?
-No tengo mas edad que tu para que me trates de usted- me reí y ella me acompaño.
-Lo siento, los modales, ya sabes.
-Entiendo- era la primera vez que charlaba con una chica y no me sentía cohibido, ella era diferente a las demás- Demasiada gente, me sentí abombado- repetí lo mismo que ella, se rió.
-Dime, Isabella…
-Bella- me cortó- no me gusta Isabella, así que opte por Bella, eso a mis padres les molesta.
-Cualquiera de los dos son bonitos- ella volvió a sonrojarse, bajo la mirada y jugo nerviosamente con sus manos, era adorable- dime, Bella- ella levanto la vista- ¿Dijiste que tu apellido es Steven?- ella asintió- ¿Eres hija del hombre mas rico de Chicago, John Steven?- volvió a asentir con un leve tono rosado en sus mejillas y las cejas fruncidas- no sabía que tuviera una hija.
-Todo el mundo dice lo mismo- pareció enfadarse, cuando quise disculparme ella me interrumpió- Nunca hablaron de mi hasta hace unos días, digamos que no soy el varón que ellos esperaron para seguir con el apellido, pero como ahora tengo la edad de casarme, comenzaron a ventilarme y a mentir de que he estado enferma por eso no me habían presentado - patio una piedrita que estaba en el suelo- ahora que están entrando en banca rota, quieren que consiga un buen candidato para que salve la fortuna de los Steven- bufo y pateo otra piedra, esta era mas grande que la otra- y que mejor candidato que Mike Newton- dijo entre dientes con un notorio sarcasmo mientras clavaba uno de sus tacones en la tierra.
Realmente no sabía que decir, la podré estaba sufriendo mucho, sus padres la usaban y peor aun que la estaban obligando a casarse con el idiota de Mike. Sentí un sollozo y mire rápidamente a Bella, quien estaba llorando en silencio, cubriéndose el rostro con las manos, me partió el alma verla así, sabía que era atrevido pero no encontraba una manera de consolarla, pase uno de mis brazos por sus hombros y la atraje hacia a mi.
El dulce aroma de sus cabellos me inundo los sentidos, la sentía temblar, a causa de los sollozos, bajo mis brazos, la apreté más contra mi cuerpo, pensé que ella me tomaría como un atrevido o un pervertido, pero una vez mas me sorprendió, paso sus delicados y finos brazos, tímidamente, por mi cintura, hundiendo su cara en mi peso.
En ese momento lo supe todo, me había enamorado de ella.
Pegue un salto en el asiento de mi coche al escuchar unos golpecitos en la ventana, mire y me encontré con la cara preocupada de Alice, baje la ventanilla.
-¿Estas bien?- me pregunto sin quitar la expresión de preocupación de su rostro.
-Si- conteste refregándome la cara con las manos- ¿Qué sucede?
-El almuerzo termino, tenemos que ir a clases de nuevo.
-Oh- no me había dado cuenta del tiempo, no pensé que pasara tan lento. Tome mis libros y baje del auto un poco mareado, escuche la melodiosa risa de Alice- ¿Qué es lo que te parece gracioso?
-Parece como si te acabaras de despertar- me uní a sus risas.
-Puede ser- a decir verdad, acababa de despertar de uno de mis recuerdos.
Alice dejo de reír para mirarme entre curiosa y triste. Pase uno de mis brazos por sus pequeños hombros y le bese la cabeza, en forma de que todo estaba bien, mientras nos encaminábamos, una vez más, dentro del instituto.

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