-Capitulo 3-
BELLA POVAquel desconocido me estaba apretando demasiado fuerte el hombro. Solté un pequeño quejido e intente soltarme, pero este me arrastro hasta un callejón cercano y me tiro sin compasión al suelo.
-¡Oye!- me queje ante el acto tan bruto que ese tipo había tenido conmigo.
Me pare lo más rápido que pude para abalanzarme sobre aquel idiota, que bueno que Charlie me había enseñado defensa personal. Pero antes de buscarlo con la vista, me había agarrado del brazo estrellándome contra la pared, haciendo que me golpeara la cabeza.
-¡¿Quién mierda te crees que eres para golpearme?- mi voz sonó más histérica que a enojada. Intente golpearle con la otra mano, pero la agarro y la colocó por enzima de mi cabeza, intente con mis piernas, pero él las bloqueo con una del as suyas. Me moví con todas mis fuerzas para soltarme, pero lo único que conseguía era cansarme cada vez más.
Aquel hombre no me soltaba, es más, su agarre se hacia cada vez más fuerte.
-¡Suéltame!-grite no me di cuenta de que estaba llorando. Solía hacerlo cuando me enojaba.
-Oh… ¿Ahora lloras?-pregunto sarcásticamente mirándome por enzima de sus lentes negros.
-¡¿Y tú que sabes?- le escupí. En un rápido movimiento soltó mi cuerpo y aprisiono mi cuello con una de sus manos.
Poco a poco aumentaba la presión en mi cuello, me desespere y empecé a golpearlo, pero el desconocido ni se movía del lugar. El aire se estaba escaseando, mi fuerza estaba disminuyendo, tomé el cuello de la camisa del tipo y la estruje con mi mano, mis ojos se llenaron de lagrimas ¿Acaso iba a morir?
-¡Detente, Edward!-escuche que grito Angela a lo lejos. La mano soltó mi cuello y caí al suelo, tosiendo y tomando grandes bocanadas de aire.
-¿Por qué? Pensé que la querías muerta.
-Es verdad…-dudo unos segundos-. Pero es demasiado pronto, quiero que sufra, que sienta lo que yo sentí-sus palabras destilaban veneno hacia mi.
En ese momento levante la mirada para verlos, ambos estaban enfrentados, discutiendo que harían conmigo. Como si estuviera loca comencé a reírme histéricamente.
-¿Qué es lo que te resulta gracioso?-me cuestiono Ángela, ahora ambos me estaban mirando.
-No puedo creer que estén deliberando si matarme ahora o hacerme sufrir antes-dije cuando estuve un poco más calmada. Me levante a regañadientes, apoyándome en la pared, sentía mi cuerpo muy débil- Se que cometí un error, Ángela-dije en todo serio-. Pero eso no te derecho a decidir que hacer con mi vida.
-¡Tengo derecho a hacer lo que quiera, con quien quiera!- grito encolerizada, avanzando a grandes zancadas, levanto su mano para golpearme, pero se la agarre en el aire.
-No, no lo tienes- le contradije- Veo que tus gustos cambiaron- mire a su compañero, quien no movió ni un músculo para ayudarla, ahora se había sacado los lentes.
A pesar de la situación en la que estaba, me permití escanear al tipo y debo decir que Ángela se pesco un muy buen pez. Era alto, de aspecto desgarbado, su cabello era cobrizo y estaba completamente despeinado, dándole un aspecto despreocupado pero a la vez atractivo. Estaba vestido entre casual y formal, llevaba un traje negro con una camisa azul francia, esta tenía los tres primeros botones desabrochados, no dejando mucho a la imaginación, por un momento se me hizo agua la boca, pero recordé lo que me había echo. Lo que más me llamaba la atención de este hombre, era la intensa mirada que tenía, el color esmeralda de sus ojos.
-¿Acaso estas celosa?-la voz de Ángela me obligo a apartar la mirada del chico.
-Para nada-tire a mi amiga a los brazos de su novio.
-¡Eres una maldita!-intento tirarse a mi nuevamente, pero su acompañante no se lo permitió.
-¿Qué es todo ese escándalo?- cuestiono la voz de un hombre mayor, todos nos giramos para ver a un señor… ¡Era el señor Newton!... y detrás de el habías dos policías.
-Bueno…yo….-tartamudee, ahora si que estaba en problemas, lo mas seguro es que perdiera mi trabajo y con ello mi departamento,
-Lamentamos haber causado un revuelo- dijo Edward parándose delante de mi-. Mi novia estaba convenciendo a su prima a que trabajara para mi- ¡¿Qué?-. Venía días diciéndonos que este trabajo no era de su agrado y que la paga era poca- ¡¿QUE?-. Por eso veníamos a pedir referencias.
-¡Me la debes, perra!- me susurro, Ángela, molesta.
-¿Eso es verdad?-pregunto un policía. Edward se corrió hacia un costado para que lo pudiera ver, era claro que me lo estaban preguntando a mí.
-Si…-¡¿Por qué estaba mintiendo? ¡Ellos habían venido a matarme! Casi me estrangulan en media calle y me dejan tirada como si nada.
-En ese caso, nosotros no tenemos nada que hacer aquí-dijo el policía más alto. Le hizo seña a su compañero para que se marcharan-. Buenas noches.
-¿Entonces…te quieres ir por mi poca paga?-pregunto el señor Newton, una vez que los polis se marcharon.
-Si…-¡Mierda! ¿Acaso no podía decir otra cosa?
-Ustedes vinieron por referencias- dijo viendo a Edward y a Ángela.
-Si. Lamentamos mucho causarles molestias, pero como vera, mi prima no hace más que causar molestias- me fulmino con la mirada.
-Para mi ella no ha sido ninguna molestia-Me miro unos instantes y luego volvió a miara a mi ex amiga-. De echo ha sido de gran ayuda en el bar, ya sea atendiendo, limpiando, no me puedo quejar- rió con un poco de tristeza-. Lamento si la paga es poca- Volvió a mirarme con el semblante triste, eso me partió el corazón, yo sabía por que no me daba más dinero, era por que el bar no daba demasiado, pero aun así acepte el empleo.
Me sentía fatal, los ojos se me llenaron de lágrimas. Baje la mirada al suelo e intente, sin mucho éxito, contenerlas. Fui conciente de que el señor Newton dijo algo, pero no escuche bien, estaba demasiado abatida. ¿Por qué tenia que pasarme estas cosas a mí? Por que tu solitas te las buscas, me contesto la voz de mi cabeza, haciendo que me sintiera aun peor.
-¿Estas bien?-pregunto la aterciopelada voz de Edward, demasiado cerca de mi.
Levante la mirada y no me di cuenta de que estaba tirada en el suelo, llorando como una condenada. Edward estaba acuclillado frente a mí, mirándome curioso. Levanto una de sus manos hacia mi cara ¡Va a golearme de nuevo!, chillo mi mente, por acto reflejo cerré mis ojos y cubrí mi cara con mis brazos, ahogando un grito. Los segundos pasaron y yo no sentí nada, lentamente quite mis brazos para ver al tipo, aun estaba acuclillado y con la mano tendida en el aire a centímetros de mi cara.
-Tu…-mi voz se quebró, carraspee para continuar- ¿Tu me preguntas como estoy, luego de que casi me matas?-como si fuera posible mas lagrimas cayeron por mi rostro-¡Dile a tu novia que ya pague por lo que le hice!- Me pare de un salto-. Me mostró cuan cerca puedo estar de la muerte- pase la manga de mi polera agresivamente por mi cara para limpiar las lagrimas.
Sin esperar a que dijera algo, salí de aquel lugar, cuando me quise dar cuenta, estaba corriendo por las calles, las traicioneras lágrimas caían por mi rostro y un fuerte dolor en el pecho me impedía respirar bien. No estaba conciente de a donde me dirigía, solo sabía que mi cuerpo se movía a una, torpe, velocidad.
Salí de mi trance y mire el edificio que estaba en frente de mí, era el departamento de Jacob, subí corriendo las escaleras desesperada, no estaba en condiciones de esperar pacientemente el ascensor. Una vez que llegue a la puerta, toque el timbre y golpee con ansiedad, por varios minutos estuve haciendo lo mismo, pero nadie salio a abrirme. Me recargue en la puerta y caí en el suelo, me abrace las piernas y hundí la cara en mis rodillas.
¿Dónde estaba Jacob cuando lo necesitada?, si, lo necesitaba, ahora más que nunca, lo extrañaba, extrañaba estar en sus brazos donde me sentía protegida y calentita. A lo lejos escuche unos pasos acercarse, pero no tenía fuerzas para levantar la mirada y cerciorarme de si realmente era él.
-¿Bella?- su voz sonaba entre sorprendida y preocupada. Tome fuerzas de donde no tenía y levante la cabeza para ver a Jake, su rostro, estaba igual como había detonado su voz, conforme me miraba su preocupación pasaba a la de horror. Tiro las cosas al suelo y me abalanzo hacia mi -¡¿Qué fue lo que te paso?
Tomo mi cara entre sus enormes manos, como si fuera posible, sus ojos se abrieron más y pase delicadamente los dedos por mi cuello. Su taco me hizo doler y solté un gemido.
-¡¿Quién te hizo esto?- pregunto encolerizado, más lágrimas salieron de mis ojos- ¡Por favor, Bella! ¡Habla!- me suplico, pero no hice caso, enrollé mis brazos en su cuello y me desmorone.
Como nunca antes en mi vida había llorado, también grite ya que estaba muy asustada, ahora me daba miedo. Jacob al principio no reacciono de inmediato, pero cuando lo hizo, me abrazo por la cintura y acaricio mi cabeza, susurrando palabras tranquilizadoras en mi oído, también besaba mi coronilla.
Desperté incomoda, sentía mis ojos pesados e hinchados, la garganta me dolía, a causa de los gritos desgarradores que soltaba en el cuello de mi amigo. Intente moverme pero sentí algo pesado en mi cintura que me impedía ir lejos. Levante la cabeza y me encontré con Jake, que estaba durmiendo. Mire a mi alrededor y me encontré con la tan conocida sala del departamento de Jacob, estábamos acostados en el sofá, me moví un poco más, esto provoco que lo despertara.
Se sentó, empujándome, tan rápido que me termine mareando.
-¡Ay!-me queje tomando mi cabeza.
-¡¿Estas bien?-grito preocupado.
-Jake, por favor. No grites-suplique.
-¡¿Cómo quieres que no grite…?-empezó de nuevo a gritar, arrugue la nariz y tome mi cabeza con ambas manos, al parecer esto hizo que dejara de gritar al instante-. Lo siento- susurro-. ¿Qué te paso?
-Tuve una pelea-suspire pesadamente al recordar lo sucedido.
Jake me abrazo por la cintura y escondió su rostro en mi cuello, yo apoye mi cabeza en la suya y acaricie sus cortos cabellos oscuros.
-¿Con quien?-su aliento rozo mi cuello, poniéndome la piel de gallina.
-Con un tipo-intente restarle importancia, pero Jacob se levanto bruscamente, golpeándome con su cabeza.
-Lo siento-se disculpo sobando su cabeza-¿Cómo que te que peleaste con un tipo?
-No era un tipo cualquiera- unos penetrantes ojos verdes vinieron a mi mente-. Era el novio de Angela.
-¿El novio?-pregunto sorprendido, ¿Quién no lo estaría?
-Increíble ¿verdad?-dije con sarcasmo.
-Y…ese tipo… ¿intento ahorcarte?
-¿Cómo lo sabes?-no le había dicho nada, aun.
-Sus dedos están marcados en tu cuello-dijo entre dientes, apuntando con un dedo mi cuello-. También las tienes en tus muñecas. Las vi más detenidamente cuando te quedaste dormida.
Lleve mis muñecas cerca de mis ojos para poder verlas, y, a pesar de la oscuridad, pude ver las marcas rojas tornándose moradas. Me levante de un salto y corrí hacia el baño, una vez que me vi en el espejo deje que un jadeo se escapara de mis labios. Mi cuello tenía unas líneas del mismo color que las de mi muñeca, aun podía sentir los fantasmas de esos largos dedos apretándose contra mi garganta.
Las delineé suavemente y me dolieron, no me había dado cuenta de que estaba llorando de nuevo, y yo que pensé que ya había soltado todas las lágrimas, pero no, allí estaban, escapando de nuevo por mis ojos rojos.
Jacob estuvo todo el tiempo a mi lado, apretando los puños mientras miraba las huellas, pero en cuanto me vio llorar, enrollo sus brazos a mí alrededor y me apretó contra su pecho.
-¿Cómo alguien pudo hacerte esto?-susurró contra mis cabellos.
-Esta bien, lo tenía merecido.
-Sea lo que sea que hayas echo, es pasado- tomo mi cara entre sus enormes manos- ¿acaso intento matarte?
-Si-me miro con sorpresa e incrédulo. Como vi que no podía continuar, seguí hablando, explicándole-. Ella tenía planeado hacerlo y bueno, me encontré en el momento justo con su novio-guardaespaldas, debo agregar que es demasiado fuerte- me apunte el cuello con el dedo, pero a Jacob no le causo gracia mi broma.
-¿Eres conciente de que esto es serio?-su ceño estaba completamente fruncido, casi se tocaban.
-Si, claro-aunque lo intente, mi respuesta sonó sarcástica.
-Estoy hablando en serio, Bella-me regaño.
-Jacob, estoy bien, de verdad-sonreí, pero ni él se lo creyó-. Esto iba a pasar tarde o temprano.
-¡Pero te pudo haber matado!-su grito me sobresalto.
-Todo era cuestión de tiempo-acaricie su rostro que se estaba tornando molesto.
Solté sus manos de mi cara, para posarlas en mi cintura, mientras yo le abrazaba y hundía mi cara en su enorme pecho. Él aun estaba tenso, pero me estrecho.
-Escucha-pedí-. De alguna manera sabía que este día llegaría, ella es muy vengativa y se va de boca cuando se molesta. Su novio, al parecer, se tomó muy al pie de la letra sus palabras y bueno…me lo encontré en el momento equivocado. Pero Angela se lo impidió antes de que me matara.
-¿Se lo impidió?
-Así es. Angela se puede ir de boca, maldecir y desear la muerte a otro, como toda persona cuando esta molesta, pero se retracta a último momento- sonreí ante los recuerdos que tenía de mi amiga-. Pero al parecer su novio cuando maldice a alguien de muerte…-me estremecí de solo pensarlo-. Pero bueno, ya esta, ya se vengo y en cierto modo, me siento mas tranquila.
Me separe de él y sonreí ampliamente, Jake sacudió la cabeza y sonrió muy a su pesar.
-La verdad es que no te entiendo-Beso mi frente y su semblante de preocupación volvió-. No sabes lo preocupado que estaba cuando te vi sentada en la puerta de mi casa. El miedo e incertidumbre cuando te vi llorar de esa manera.
-Lamento haberte preocupado de esa manera.
-Eres alguien a quien quiero mucho ¿Cómo no preocuparme?-empezó a dejar un camino de besos desde mi mejilla hasta la comisura de mis labios.
Beso mis labios con un poco de timidez, pero recargado de mucho sentimientos. Sabía que Jake me amaba, lo veía en sus ojos y en su comportamiento, lo malo de todo esto, es que yo no le correspondía. Le quería, claro que si, pero no de la forma que él a mí.
El beso se hizo mas demandante, me acorralo entre el lavado y su cuerpo, se alejo un poco de mí y ahí estaba el Jake que yo conocí. Con mirada y sonrisa picara y seductora.
-¿Quieres darte un baño?-me ronroneo y sentí mis piernas temblar.
-Solo si tú me acompañas-dije desabotonando su camisa.
Rió y me despojo de mi ropa. Me arrastro, entre besos, a la ducha y la encendió, dejando que el agua cayera sobre nuestros cuerpos. Mis manos se paseaban por su torso con maestría, y Jake me acariciaba los costados y la espalda.
Él no es ningún tonto, sabe que mis sentimientos por él no son los mismos, pero aun así sabe que no le negaría el sexo. Lo que mas me gustaba de acostarme con Jake era el sentirme amada. Jacob me acariciaba y besaba con devoción e infinito amor. Quizás este siendo egoísta por utilizarlo de este modo.
Abrí mis pesados ojos, los rayos del sol se colaban por las amplias ventanas del dormitorio de Jake, inmediatamente sonreí como tonta ante los recuerdos. Las sesiones de la ducha, fueron geniales, Jake tiene un don en esto del sexo. Pero las de la cama, fueron las mejores, esas no las cambiaría por nada. Sentí los brazos de Jake envueltos en mi cintura, me removí un poco para poder ver el reloj y salte de la cama en cuanto vi la hora.
-¡Las doce!-grite mientras corría frenética buscando mi ropa.
-¿Por qué tanto escándalo?-pregunto somnoliento, acomodándose entre las sabanas.
-¡Jacob! ¡Levántate! ¡Tienes que ir a la universidad!-salte sobre la cama para despertarlo, me miro irritado y deje de saltar inmediatamente.
-Mis clases empiezan a las cuatro- A Jacob no le gustaba los despertares tan sobresaltados, le dejaban de malas.
-Oh…bueno-me senté en la cama-¡Pero las mías empiezan en media hora!-intente salir corriendo pero una mano me tiro nuevamente a la cama-¡Jacob, no tengo tiempo de jugar!
-No pretenderás salir de la casa con esas marcas ¿o si?-señalo mi cuello y mis muñecas-. Hace demasiado calor como para llevar una polera de cuello alto.
-¿Qué me aconsejas?
-Que te quedes en casa, juguemos un rato…hasta el anochecer y luego te llevo a tu casa-se puso sobre mí y beso mi cuello.
-¿Aun no estas saciado?-enrolle mis brazos en su cuello y lo atraje hacia a mi en un apasionado beso.
Como me gustaba besarlo, se sentía tan bien…creo que podría enamorarme de él, es imposible no quererlo, menos enamorarte… ¿Pero que demonios estoy pensando? Me separe bruscamente de él y salte de la cama, nuevamente.
-¿Qué pasa?-pregunto confundido.
-Nada, solo que…
-¿Qué?-insto.
-No creo que deba esconderme por unas marcas. Y ahora que lo recuerdo tengo exámenes dentro de poco y en estas clases nos explicaran las dudas, no creo que sea bueno perdérmelas-era mala mintiendo, pero se resultaba fácil si no lo estaba mirando a los ojos.
-¿Y como te cubrirás?-se sentó en la cama, ceñudo. Nunca le había rechazado.
-Tengo un pañuelo de ceda en mi mochila, si alguien pregunta, diré que me estoy enfermando de la garganta y listo-sonreí y salí de la habitación.
Recogí mi mochila que estaba en el suelo y busque el pañuelo, gracias a dios estaba ahí, pero antes de colocármelo unas manos tomaron las mías y un pecho se pego a mi espalda.
-No tienes que irte ahora-ronroneó en mi cuello-. Por una clase no te va a pasar nada, luego puedes pedir las notas.
-Pero…-un jadeo escapo de mis labios en cuanto mordió mi lóbulo.
-Si tú faltas, yo también lo are.
-No tienes que hacer eso…
-Si es para estar contigo, lo demás no importa.
Mande todo al diablo, mis pensamientos, mis intenciones de huir de mis sentimientos, y me gire para quedar cara a cara con Jake, quien ya sonreía por la victoria.
A la mañana siguiente, desperté muy temprano, hoy buscaría un nuevo trabajo. Me bañe, cepille mi indomable cabello, acomode un pañuelo en mi cuello, ocultando mis marcas y desayune. Salí corriendo por la cuidad en busca de trabajo, por tiendas de ropa, bares, cafeterías, panaderías, etc. Pero en ningún lado me convenía, todos quería tiempo completo o un horario fijo todos los días.
Suspire pesadamente al salir de un bar, mire mi reloj, me quedaba una hora para que las clases comenzaran. Ok, basta de buscar empleo por hoy, pensé.
Mientras caminaba, me acorde de la discusión que tuve anoche con Jake. El muy insistente quería pasar la noche en mi casa ¡Como si no le hubiera bastado que estuviera en la suya todo el día! Le dije varias veces que no, él se molesto y salió de mi casa azotando la puerta.
Mientras cruzaba la calle, vi un volvo plateado pasar el semáforo, mis sentidos se alertaron y me quede tensa, mi respiración se agito y el corazón me amenazó con salir de mi pecho.
¡Vamos! ¡No puede ser el único con un volvo plateado!, grito una voz en mi cabeza y le di la razón, seguí mi camino un poco mas tranquila, hasta que escuche el suave ronroneo de un auto a mi lado, me gire y el aire, que no sabía que estaba conteniendo, se escapó abruptamente de mis labios.
-Vas para la universidad ¿verdad?-su aterciopelada voz fue como una caricia y me quede callada como tonta-. Si quieres te puedo llevar.
-No, gracias-recobre mi compostura y acelere el paso.
-¿Aun estas molesta?-pregunto y pude intuir una sonrisa en su hermosa, y estúpida, cara.
-Me han enseñado a no hablar con extraños, Y menos con gente que intenta acecinarme-dije secamente.
Escuche un bufido y una ruedas que chillaron en el asfalto, doblo en la esquina y respire mas aliviada. Aunque quizás no haya sido buena idea rechazarle, ahora me buscara para matarme.
Giré en la esquina y por la sorpresa mis libros se desparramaron por el suelo. Ahí estaba él, en toda su gloria, apoyado en el Volvo con un cigarrillo en los labios, más perfecto que nunca
-¿Por qué me estas siguiendo? ¿Acaso Angela te mando?-pregunte y me asuste aun peor cuando lo vi acercarse, se agacho para recoger mis libros.
No podía moverme, mis pies estaban clavados en la vereda.
-Mas o menos-se paro frente a mi y me tendió los libros, con manos temblorosas se los recogí-. Aunque también es por interés personal.
-¿Disculpa?-alce la vista para mirarle a los ojos, grabe error.
-Te lo explicare con mejores detalles, si me dejar llevarte a la universidad.
-¿Por qué tendría que hacerlo?
-Yo diría ¿Por qué no?-me corrigió.
-¿Hace falta que te recuerde esto?-baje el pañuelo y mostré mi cuello con sus dedos marcados.
-No hacia falta, lo recuerdo perfectamente- dijo haciendo una mueca
-Entonces, supongo, que entenderás por que no pienso aceptar tu invitación-no iba a esperar a que me contestara.
Como pude, despegue mis pies del suelo y me dispuse a esquivarlo, para largarme de ahí cuento antes.
-Espera-susurro y me agarro el brazo con una de sus manos, los recuerdos de hace unos días, junto con el miedo y el dolor, vinieron a mi mente.
Solté un pequeño grito ahogado, mis piernas flaquearon y caí al suelo. El golpe hubiera sido duro, de no ser por que las manos de Edward me sujetaban.
-No te haré daño, solo quiero hablar contigo de algo que quizás te beneficie- me acuclillo a mi altura, pude ver en sus ojos esmeraldas la sinceridad de sus palabras.
-¿Sobre que?-la voz se me quebró dos veces.
-Acompáñame. Por favor-suplico.
-De acuerdo-acepte con un suspiro.
Me ayudo a levantarme, recogió mis cosas y me abrió la puerta del copiloto de su auto. Tanta amabilidad me estaba aturdiendo. Me entrego mis cosas y subió al auto.
-Y bien… ¿De que quieres hablar?-pregunte una vez que arranco el auto.
-De trabajo-me miro por un segundo y volvió a hablar-. Después de la noche del incidente, te quedaste sin trabajo. Angela me contó lo que hablo con tu jefe, dijo que eras buena, cocinando, limpiando y todas esas cosas del hogar…
-Al grano-le apresure.
-Quiero que trabajes para mí- mis ojos se abrieron desmesuradamente.
-¿Cómo?- estaba atónica.
-Lo que escuchaste- me quede callada, aun procesando sus palabras. Al ver que no contestaba, prosiguió-. Veras, Angela aun esta molesta por lo que le hiciste, pero se siente un poco culpable por dejarte sin trabajo, así que me pidió que te contratara- sonrió-. Y como ando buscando un ama de llaves, pensé que sería una buena idea.
-¿Quieres que limpie tu mugre?- aun no salía de mi estupefacción.
-Más que nada, la de mis hombres-me guiño el ojo y casi, casi, me da un paro-. He tenido otras mujeres que limpian, pero no duran mucho, además de que irritan.
-¿Y que te hace pensar que aceptare?-cuestioné cruzándome de brazos.
-Por dos motivos-señalo frenando en frente del edificio de la facultad-. Primero ¿Cómo pagaras la renta del departamento si no tienes trabajo?
-Demonios…-susurre y él sonrió complacido.
-Segundo ¿Cómo pagaras el daño que le hiciste a Angela?
-Creo que pagado con un encuentro con la muerte y que me quedara sin empleo- espete.
-Sabes que ella es medio vengativa y lo que quiere es hacerte sufrir.
-No lo cuento como motivo-le mire ceñuda y él suspiro.
-De acuerdo….entonces…-se puso un dedo en la barbilla, pensando-. ¿Qué te parece tomarlo por motivo del horario?
-No entiendo-dije claramente confundida.
-Estas buscando un trabajo que vaya acorde a los horarios de tus clases, pero todos los empleos son de horario corrido y sin excepciones.
-¿Me estas siguiendo?-¿Cómo sabía él lo que yo estaba buscando?
-No me interrumpas-dijo molesto, pero le di mi mejor mirada acecina-. Esta bien, no te estoy siguiendo, pero tengo información suficiente de ti sobre lo que haces por día.
-Genial, me estas siguiendo-dije con claro sarcasmo y levantando las manos con actuación- ¿desde cuando?
-No contestare tu pregunta hasta que tú me respondas la mía- se inclino un poco hacia donde yo me encontraba, desatando todo el poder de sus bellos ojos.
-¿Aceptas o no?
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