viernes, 19 de noviembre de 2010

cap8

Capitulo 8: Recuérdame
BELLA POV
Una vez que tuve mis ideas, claras y decididas. Corrí escaleras abajo para abrir la puerta a Edward, podía esperarme a que me cambiara y desayunara. Una vez que llegue la abrí de un tirón y me pegue un susto al ver a Edward parado ahí.
-Tampoco soy tan feo como para asustarte-comento divertido.
-Me asusta tu belleza-pensé-. Buenos días.
-Muy buenos días-se inclino para besar mi mejilla, luego arrastro sus labios hasta mi oído-. Esa ropa te sienta muy bien-me susurro, su aliento me recorrió toda la piel de mi cuello, erizándola.
-¿Qué ropa?-dije aturdida.
-Las que traes puesta, tonta- se carcajeo.
Puso sus manos en mi cintura y me empujo dentro de la casa, cerrando la puerta tras nosotros
-No es elegante mostrarte en esas fachas delante de los vecinos- volvió a susurrarme.
-Ayúdame a sentarme en el sillón-pedí y él me ayudo.
-¿Te sientes mal?-pregunto preocupado.
-Creo que tengo taquicardia-lleve una mano a mi pecho, el corazón me latía muy fuerte y rápido.
-Eres tan ridícula, Bella-dijo divertido.
Se sentó a mi lado, tendió su mano a mi mejilla y la acaricio, su rose se parecía al de las plumas, era casi imperceptible. Cerré mis ojos e incline mi cabeza hacia su mano, apoyándome en ella. Sentía que conocía sus manos, sus toques, me eran familiares, pero a la vez era diferente, una pequeña diferencia.
-Creo que fue buena idea venir temprano-abrí mis ojos y me encontré con un par dorado que me miraban intensamente.
-Gracias-tome sus manos entre las mías-. Llegaste justo a tiempo, Charlie se acaba de marchar.
-Lo se-entrelazo nuestros dedos-. Estuve espiando hasta que se fue.-rió quedamente, contagiándome
-Estuviste espiando-sacudí la cabeza reprobatoriamente, pero a la vez divertida.
-Dijiste que Jacob estaba enfermo, y pensé que no tenías quien te llevara-se quedo mirando nuestras manos-. Espero que no te moleste acompañarme.
-¿Molestarme?-arqueé una ceja.
-Tu tienes novio y se que no te gusta que todos te estén mirando- a pesar de tener su cabeza agachada, podía ver su ceño fruncido.
-¿A ti te molesta que nos vean?-levanto la cabeza cuando formule la pregunta.
-Eso debo preguntarte yo-sonrió.
-¿Estamos haciendo algo malo?
-Por mi parte no, Bella-frunció el ceño-. Por tu parte si, por que tienes novio.
-Y eso a ti te molesta-no lo dije como pregunta.
Me miro unos segundos sorprendido, soltó una de mis manos y se pincho el puente de la nariz, conocía ese gesto, ya lo había visto antes… ¿Qué me esta pasando?
-¿Que caso tiene ocultarlo?-se dijo para si mismo y luego suspiro-. Te seré sincero, Bella- me miro seriamente-. Me gustas, más de lo que te puedes imaginar y se me revuelven las tripas al verte con… ese.
-¿Te gusto?-abrí muchos mis ojos, mi corazón estaba latiendo muy fuerte. Podía sentir que mis mejillas estaban a punto de explotar de tanta sangre acumulada.
-Esto esta mal-se puso de pie, dispuesto a irse.
-¡Espera!-grite aferrándome a su brazo de hierro.
-Tengo que irme.
-No puedes- me miro con una ceja alzada, cuestionándome solo con la mirada-. Dijiste que me llevarías al instituto.
¡Eres una estúpida, Isabella!, grito mi mente.
-Puedes llamar a que te busque otro-se zafo de mi fuerte agarre y camino hasta la puerta- Nos vemos en el instituto- la abrió y se giro para mirarme-. Créeme, es mejor así.
Me quede parada como una estúpida viendo como la puerta se cerraba y el silencio me invadía ¡¿Qué demonios había pasado? No entendía nada. De una declaración pasamos a… ¡Ni siquiera sabía a que habíamos pasado!
Mire el reloj y me despegue del suelo, corrí a mi habitación y me cambié rápidamente, no llamaría a nadie, caminaría o correría al instituto. Estaba que echaba humos por los oídos y lo peor de todo, es que estaba confundida.
Tome mi mochila, me la puse al hombro y baje corriendo las escaleras. No desayune nada, me había quedado sin apetito. Cerré la puerta con llave y me iba a echar a correr cuando me tope con un Porshe amarillo en la calle de mi casa.
-¡Muy buenos días, Bella!-del asiento del copiloto salto una chica menudita, de cabello corto, peinado con puntas para todos los lados. La reconocí como la hermana de Edward, Alice Cullen.
-¿Alice? ¿Qué haces aquí?-pregunte confundida cuando la pequeña se lanzo hacia mi en un fuerte abrazo.
-El idiota de mi hermano te dejo plantada- sacudió la cabeza y suspiro molesta.
-¿Cómo lo sabes?- me sorprendí ¿Acaso Edward le había contado?
-Estuvo toda la noche y parte de la mañana decidiendo lo que hoy haría-chasqueó la lengua-. Cuando volvía a casa, luego de ir a comprar unas cosas, lo vi pasar a toda velocidad hacia el instituto, solo.
-Oh-fue lo único que pude responder.
-Pero no te preocupes-tomo mi mochila y la tiro al asiento trasero de su, súper, auto-. ¡Hoy te llevare yo!-tomo mi mano y me arrastro hasta el asiento del copiloto.
-¡Espera, Alice!-intente frenarla, pero ella ya estaba poniendo en marcha el lujoso auto.
-Debes de ser paciente con Edward-dijo ignorándome por completo-. Te has dado cuenta de que es un idiota….
-…y un bipolar-complete la frase con una sonrisa.
-Exacto- se carcajeo-. Pero el pobre esta en un dilema, solo dale tiempo.
-No creo que eso se pueda, Alice-gire mi cabeza para ver por la ventanilla, escondiéndome de la mirada de la menor de los Cullen.
-¿Por qué no?-inquirió inocente-. Se nota a leguas que ustedes se atraen.
-Yo tengo novio…
-¿Y le amas?
-¡Claro que si!-grite girándome a verla, estaba molesta por el cuestionamiento de mis sentimientos.
-Mi hermano te estuvo esperando por mucho tiempo, Bella-se giro a mirarme, su rostro estaba triste-. No sabes cuanto tiempo ha estado sufriendo…
-Hace solo un par de días que le conozco- le interrumpí-. Hablas como si tuviera más años de los que aparenta- me di cuenta de que ya habíamos llegado al instituto-. Entre Edward y yo no puede haber nada, por que yo amo a Jacob- tome mis cosas y salí apresurada del auto, sin importarme las miradas sorprendidas de los demás estudiantes.
No tenía ni idea de que hora era, esta había sido la mañana más extraña de mi vida. Camine por los pasillos, sin levantar la mirada, hasta la primera clase. El aula estaba medio vacía, por lo que aproveche en buscar un banco al final de la clase. Tenía la cabeza en cualquier lado, mis pensamientos se arremolinaban sin parar, si la profesora me descubría que andaba por las nubes me pondría en vergüenza delante de todos.
-¿Eres amiga de una de las Cullen?-cuestiono Jessica al sentarse a mi lado.
-No-respondí tangente.
-¿Entonces por que venías en su auto?
-Eso es algo que a ti no debe de importarte-le conteste de mala manera, me miro con el ceño fruncido y se giro hacia el frente ¿En que momento el aula se había llenado y el profesor estaba dando la clase?
Intente, sin mucho éxito, poner a tensión a mis clases, pero no podía, estaba demasiado molesta y distraída. Entre clase y clase, prácticamente corría por los pasillos, no tenía deseos de encontrarme a nadie.
La hora del almuerzo llego y para mi desgracia tenía que encontrarme si o si con él. Salí de la clase de Español con Jessica pisándome los talones, no se de que estaba hablando, por que no le prestaba atención, pero aun así ella estaba parloteando como si fuera el último día del mundo
Un nudo se formo en mi estomago al pisar la cafetería, no tenía hambre. Decidí que un poco de aire, quizás, calmaría mi humor.
-¿No vas a comer?-pregunto Jessica al verme caminar hacia el patio.
-Métete en tus asuntos.
Sin esperar a que contestara, salí de la cafetería, sin mirar a ningún lado. Por suerte no estaba lloviendo, eso era un buen presagio, o así lo consideraba. Acomode mi cazadora en uno de los bancos del patio, que estaba mojado. Me senté y me quede mirando a la nada, pensado en lo que había pasado en la mañana.
Edward me había dicho que le gustaba, de solo pensarlo la cara se me puso roja ¿Cómo era posible que alguien como él se fijara en alguien como yo? Es decir ¡Vamos! Él parece un modelo y yo…soy una mas del montón…
Genial, Bella. Quien mejor que tu para bajar tu autoestima, me reprocho mi mente. Pero no yo no estaba equivocada, era la verdad…
-No es bueno que no comas nada-su voz me saco de mis pensamientos y me puso de mal humor al instante. Como si eso fuera posible.
-Déjame en paz-ni siquiera le mire.
-Lo lamento-sonó sincero, pero no tenía pensado dar mi brazo torcer.
-Vete.
-Escúchame-suplico parándose delante de mí.
-No quiero- me crucé de brazos y mire hacia otro lado.
-Por favor, Bella-suspiro y tomo mi cara entre sus manos-. Mírame.
Y así lo hice, y en ese momento de di por perdida. Su mirada me mostraba lo arrepentido que estaba y algo más, algo que no sabía descifrar.
-Realmente lo lamento-comenzó-. Lo que menos quiero es discutir contigo y quiero que sepas que mi comportamiento fue muy infantil al dejarte sola.
-Yo tampoco quiero discutir contigo-suspire-. No te preocupes por eso, tu hermana, Alice, me trajo.
-Lo se-sonrió, beso mi frente y me hundió en su pecho.
-Si, definitivamente conozco estos…brazos- me hundí en sus brazos y aspire su aroma.
-¿Qué pasa?
-Siento que conozco esto-dije pasando mi nariz por su cuello-. Es…como si mi cuerpo te conociera, es…extraño, pero agradable.
Su cuerpo se tenso en entre mis brazos.
-Recuérdame, Bella.
Sus brazos se apretaron en torno a mi cintura, escondió su rostro en el hueco de mi cuello, su voz sonó entrecortada, con mucho dolor, acompañado de un sollozo. El corazón se me partió y una imagen se me vino a la mente…un recuerdo…
-Pase lo que pase, esto no nos va a separar- estaba al lado de mi cama, su rostro estaba empapado en sudor y muy pálido, sus hermosos ojos verdes estaban opacos, pero aun así me miraban con el infinito amor que me profesaba.
-Por favor-solloce-. No te despidas de mi- suplique, mi vista se volvía borrosa a causa de las lágrimas.
Estiro su mano con la palma hacia arriba, de inmediato tendí la mía. Podía sentir su fiebre y la mía mezclándose.
-Juro que te buscare, no descansare hasta encontrarte-sus ojos también se llenaron de lágrimas-. Y cuando lo haga estaremos por fin juntos como se debe-me sonrió y yo solloce aun más fuerte-. Por eso te pido, que nunca me olvides. Recuérdame siempre, Bella.
-¡Bella!-una sacudida me trajo de mi ensoñación- ¿Qué pasa? ¿Por qué lloras?
Lleve una mano a mi rostro y ahí estaban mis lágrimas, mire a Edward y la imagen de él muriendo vino a mi mente, y sentí las lágrimas volver a mis ojos, me tire a sus brazos y llore como nunca.
-Bella ¿Qué pasa?-acarició mis cabellos, susurrándome en mi oído-. Me estas asustando- su voz sonaba preocupada.
-Quiero ir a casa-mi voz se quebró.
-Claro, yo te llevo-tomo mi mano y me llevo hasta su auto, no me importaba perderme las clases.
Abrió la puerta del copiloto y yo me deslice al asiento, enjuagando mis lágrimas. Vi como Edward caminaba apresurado hacia su puesto, se sentó y puso en marcha el auto.
-Mis cosas…-dije de repente.
-Le pediré a Alice que te las lleve luego-estiro su mano para tomar la mía, entrelazamos nuestras manos-. ¿Me vas a decir que te paso?
-Me pediste que te recordara-dije mirando hacia delante.
-Bella yo…
-Todo esto tiene que ver con tu secreto ¿verdad?-se removió en su asiento y tardo en contestarme.
-Si- luego de varios segundos, supe que solo diría eso.
-Tu y yo nos conocemos de antes-no pregunte.
-Si.
-¿Desde hace cuanto?
-Mucho tiempo, Bella- apretó ligeramente mi mano.
-¿Cuánto es mucho tiempo?
-Mas del que te imaginar.
El silencio reino en el auto hasta que llegamos a mi casa. Se apresuro a abrirme la puerta, me ayudo a bajar. Lo guié hasta dentro de casa y lo lleve en mi habitación, repentinamente me sentía cansada, quería descansar, pero no quería separarme de él, no aun.
Una vez dentro, miro mi habitación con sumo interés, me sonroje un poco al ver el desorden de esta. Me senté en mi cama y lo vi recorrer con la vista la hilera de fotos que había en un estante.
-¿Esta es tu mamá?-pregunto señalando la foto de René.
-Si-sonreí y me pregunte que estaría haciendo ahora.- Edward- le llame.
-¿Si?- se giro y cruzo mi habitación para sentarse a mi lado.
-¿He sufrido algún accidente y he perdido la memoria?- me miro unos segundos y luego rompió a reír-. Te estoy hablando en serio, Edward-dije molesta.
-Lo siento, lo siento-se apresuro a besar mis mejillas- Es que…en cierto punto es cómico.
-A mi no me lo parece- lo mire ceñuda.
-Todo te resulta confuso- dijo serio y yo asentí-. De verdad, créeme, quiero decírtelo todo, que sepas todo de una buena vez, pero tengo miedo en como reaccionaras…
-Entonces ponme a prueba.
-Quiero que tu misma te des cuenta-sonrió y beso mi frente.
-Edward ¿puedo preguntarte algo?- sentí mis mejillas arder.
-Ya lo estas haciendo-su burlo.
-Bueno, otra pregunta-rodé los ojos.
-Dime.
-¿Tu…y yo? …bueno…- me empecé a remover en mi lugar, no sabía como preguntar.
-¿Qué cosa?
-¿É-éramos –n-novios?- tartamudeé y desvíe mi vista, demasiado apenada.
-Eso lo tienes de recordar tu- beso me frente y luego recargo la suya.
-¿Eso significa si?-sentía mi corazón latir con fuerza.
-Eso significa "recuerda por ti misma, Bella"- sonrió.
Nos quedamos un rato largo mirándonos a los ojos. Ese brillo, que había visto desde que conocí a Edward, estaba encendido en sus ojos, me decían un montón de cosas, pero yo no las lograba comprender. De repente un bostezo de escapo de mis labios.
-Es hora de que duermas- me levanto de la cama y corrió las colchas.
-La verdad es que estoy muy cansada- una vez que estuvo lista me recostó.
-Es normal, después de la forma en la que lloraste- se tendió a mi lado.
-Tampoco llore tanto-me queje.
-Si, quizás una hora para ti no sea nada-sonrió
-¡¿Una hora?
-Sip.
-¿Qué hora es?-pregunte con otro bostezo.
-Es la una de la tarde- me arropo con las colchas-. Duérmete, Bella-beso nuevamente mi frente y comenzó a tararear una canción.
-¿M-me… a-abrazarías?- la cama se sacudió un poco y unos fríos brazos se enrollaron alrededor de mi cintura- ¿Estarás aquí cuando despierte?-ya estaba al borde de la inconciencia, cuando le escuche susurrarme.
-Todo el tiempo que tú quieras.
Nuestros labios volvieron a unirse una vez que mi nana se perdió por los pasillos de mi casa. Estar en sus brazos, era como estar realmente en casa.
-No aguanto un minuto lejos de ti-dijo entre mis labios.
-¿Por qué te fuiste?- dije cuando nos separamos-. ¿Sabes por lo que tuve que sufrir?
-Le comunique a mi madre que te encontré y quería irme antes de que me presentara a otra muchacha- sonrió y me dio un rápido beso en los labios.
-¿Esta tu madre de casamentera?-pregunte divertida.
-Si y es molesto y vergonzoso- suspiro y sacudió la cabeza-. Pero ya le dije a quien quería. No te das una idea de lo eufórica que se puso.
-Será por que su hijo se casara con la hija de la familia más rica de Chicago-dije cabizbaja, a lo mejor él estaba conmigo por la misma razón
-No puedo creer que me estés diciendo esto- se separo de mi y le vi pincharse el puente de la nariz, su ceño estaba fruncido, no hacia falta conocerlo para saber que esta molesto.
-Lo siento…yo…
-Quiero que escuches muy bien lo que te voy a decir, Isabella- me estremecí cuando pronuncio mi nombre completo. Me tomo el rostro con sus manos y clavo sus ojos en los míos-. Mis padres no están felices por que seas la hija de una familia adinerada, incluso no les importaría que me fijara en una muchacha que vive bajo un puente.
-Ellos están felices por que yo lo estoy. Jamás me he interesado en ninguna mujer ¡Ni siquiera quería ir a esa fiesta! Y ahora agradezco a todos los santos de que me invitaran y mi madre me obligara, por que de no ser así, jamás te habría conocido y me arrepentiría por siempre.
-Lamento haber tratado a ti y a tu familia…-la voz se me corto por el llanto.
-Amor, no llores-me abrazó fuerte-. Detesto verte llorar-beso mi cabeza-. Creo que entiendo por que piensas de esa manera, pero yo…-se removió un poco incomodo, levante mi cabeza y vi sus mejillas sonrojadas-. Te amo. No quiero tu dinero- su mirada se encontró con la mía-. Lo único que quiero de esta casa, eres tú y si tu padre no me da tu mano…creo que tendré que robarte.
-Estaré encantada de escarparme contigo-me supe de puntitas para unir una vez mas nuestros labios.
-¡Oh, que romántico!-exclamo una voz detrás de nosotros, nos reímos al ver a mi nana con los ojos llorosos-. Hacen una pareja hermosa.
Me sonroje y hundí mi cara en su pecho, aspirando su delicioso aroma. Estaba segura que Edward no usaba ninguna colonia.
-Gracias, Stephanie-dijo mi Edward.
-Lamento decir esto, pero…muchacho, debes marcharte.
-¡Pero nana!- proteste.
-Nada de peros mi niña-sacudió su dedo índice-. Tus padres esta despiertos y en la biblioteca ¿Qué pasa si llegan y los ven?
-Pero…-intente protestar nuevamente, pero un dedo se poso en mis labios.
-Stephanie tiene razón- recargo su frente en la mía-. Mañana vendré e iremos a algún lado a pasear, al que tú quieras.
-¿Lo prometes?
-Lo prometo- para sellar la promesa me dio un último beso-. Adiós. Te amo
-Adiós- le acompañe hasta mi balcón, saco sus piernas fuera de este y antes de saltar, se lo dije-. Yo también te amo- me sonrió y saltó a la oscuridad.
Me quede parada un rato largo viendo la penumbra, rezando por Edward, para que llegara a salvo a su casa.
-Ustedes son compañeros de Alma- dijo mi nana detrás de mí-. Debes de cuidarlo, Bella.
-Lo se- sonreí ya me estaba imaginando un futuro juntos.
-¿Cómo crees que se lo tomen sus padres?
-¿Cómo crees, nana?-suspire frustrada y entre a mi habitación.
-Sabes que se opondrán- sabía que mi nana no decía las cosas para lastimarme, las decía para cuidarme-. Los escuche hablando de de la familia Newton, están empeñados en casarte con el hijo.
-Entonces tendré que hacer lo que dijo Edward- sonreí ante la aventura que me esperaba.
-¿Y es…?
-Huir juntos.
Me removí entre las colchas, busque a tientas con mis manos un cuerpo a mi lado, pero no encontré nada. Me senté de golpe, mala idea termine mareada. Volví a recostarme en la cama, esperando a que la habitación terminara de girar, una vez que se detuvo me senté con mas calma.
-¿Edward?-susurre a la oscura habitación, pero no recibí respuesta.
Con un suspiro baje de la cama y encendí la luz, me fui al baño y me moje la cara, cepille mi caótico cabello y volví a mi cuarto, ahí fue cuando lo vi, en la mesita de noche había un papel doblado con mi nombre.
Me apresure a abrirlo.
Bella
Se que te dije que me quedaría hasta que despertaras, pero he tenido un inconveniente. Alice ya trajo tus cosas, están en tu escritorio.
Mañana te recogeré para ir al instituto, esta vez no te dejare plantada, Alice ya me regaño por eso.
Nos vemos.
Edward.
P/D: Pensaras que es repentino, pero es la verdad. Te quiero.
Las últimas letras se repetían en mi cabeza una y otra vez. Mientras una sonrisa tonta se expandía por mi rostro, mi corazón martilleaba a mil y una felicidad enorme me recorría por todo el cuerpo. Quería saltar y chillar como una adolescente enamorada.
Jacob
Es cierto, yo soy una adolescente enamorada, de mi novio, el cual esta enfermo.
Deje la nota en el mismo sitio y baje las escaleras, Charlie aun no había regresado. Tome el teléfono y marque el tan conocido número de la casa de Jake.
-¿Hola?
-Hola, Billy-salude.
-Oh, Bella
-¿Cómo esta Jake?
-Él esta mucho mejor-dijo tangente.
-¿Me puedes pasar con él?
-Eh…no creo que sea posible- se escuchaba un poco dudoso.
-¿Por qué no?-me estaba poniendo enojada.
-Él ahora esta con unos amigos en la playa- me sorprendí-. Le diré que llamaste. Hasta pronto, Bella.
Sin esperar a que contestara corto el teléfono. Como una tonta quede parada con el tuvo pegado a la oreja.
-¡Hola, Bella!-saludo mi padre- ¿Con quien hablas?-pregunto dejando sus cosas en el armario.
-Tenía pensado hablar con Jacob por su resfriado, pero veo que esta mejor-colgué el teléfono con un golpe y me fui a preparar la cena.
-Eso es bueno ¿no?
-Si, es tan bueno como para ir a festejarlo con sus amigos a la playa- saque comida del freezer y la metí al microondas-. Y también tan bueno como para no llamarme.
-Así que viene por ese lado-dijo mi padre medio en broma.
-No bromees conmigo, papá-le regañe.
-Lo siento- pude sentir la sonrisa en su comentario-. Avísame cuando la cena este lista.
Lo escuche salir de la cocina murmurando un "esta celosa", pero no quise ponerme a discutir con él. Tenía muchas cosas en la cabeza, hoy sin duda había sido en día lleno de sorpresas, informaciones y sentimientos.
Termine la cena, le dije a Charlie y nos sumimos en una conversación de lo que hicimos en el día, por supuesto tuve que mentir, no le iba a decir a mi padre que me había saltado las clases y había traído a un muchacho a casa ¡Oh! Y que había estado en mi cama, con pensamientos, quizás, puros.
Una vez que terminamos de cenar y lavar los platos. Subí a mi habitación para acomodar y empezar las tareas de las materias a las que había asistido. Estaba terminando la tarea de Literatura cuando unos golpecitos en mi ventana llamaron mi atención.
Corrí las cortinas y casi pego un grito cuando vi a alguien intentado entrar.
-¿Edward?-pregunte como tonta.
-¡Abre la ventana!-su voz sonó amortiguada por el vidrio.
Saque el seguro de la ventana, cuando el levante un molesto chillido se extendió por toda la casa.
-¿Bella?- pregunto Charlie desde la sala.
-¡Rápido!-me apuro Edward y entre los dos levantamos el estruendoso vidrió.
Una vez que estuvo adentro se escondió en mi closet, justo antes de que entrara Charlie.
-¿Qué haces, Bella?-pregunto mirando mi habitación.
-Me hacia calor, por eso abrí la ventana- la señale-. Por cierto, ahí que ponerle un poco de aceite, creo que he quedado sorda.
-Hace años que esa ventana no se abre-mi padre aun inspeccionaba mi cuarto con la mirada, luego miro el closet y yo empecé a sudar en frío. Charlie sonrió y sacudió la cabeza-. Mañana la arreglare. Buenas noches, Bella.
-Buenas noches, papá- suspire aliviada cuando salió del cuarto. Pegue un salto cuando un par de brazos se enrollaron en mi cintura- ¿Se puede saber que estas haciendo aquí?
-Te extrañaba- me giro y tomo mi cara entre sus manos-. No creo poder descansar esta noche sin hacer esto antes.
Sin darme tiempo a reaccionar junto nuestros labios.

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