viernes, 19 de noviembre de 2010

cap16

Capitulo 16: Viajes presurosos.
EDWARD POV
Estaba acostado en mi cama, mirando el cuerpo de Bella que descansaba boca abajo, la mitad de su cuerpo, para abajo, estaba tapado con la sabana de satén negro que Esme había comprado. Aun estaba desnuda, no pude evitar sonreír ante eso. En lo que había pasado la noche, la había tomado con mi boca en repetidas ocasiones, hasta que al final me rogó que no continuara, que ya no podía más.
Mis dedos se deslizaron por su hermosa espalda, rozando su piel blanca y sedosa. Esta noche me tuve que contener con tomarla de otra manera, quería hacerla mía, pero no me atrevía, no aun… no ella siendo humana. Mis dedos subieron por su hombro y delinearon su rostro, que estaba mirándome. Recordé la primera noche que lo hicimos y yo me quede de esta misma manera. Mirándola, amándola y adorándola.
De repente me llego una imagen de ella ya mayor, abrazada a mí, se la veía feliz, pero esa felicidad no llegaba a sus ojos. Yo aun seguía siendo joven. La imagen se esfumó y la rabia ardió en lo más hondo de mi cuerpo. Deposité un beso en la frente de Bella antes de levantarme y bajar hacia la sala abotonando mi camisa.
Mi familia estaba entrando en la casa, sigilosamente. Me plante delante de Alice y la miré con el ceño fruncido.
-No voy a convertir a Bella- le siseé.
-Esa no es tu decisión- contraataco ella-. Y si piensas obligarla a que sean así las cosas, entonces veras como ella no estará para nada feliz.
-No se trata de felicidad, Alice- le gruñí mientras todos nos rodeaban sin entender de lo que hablábamos-. No voy a condenarla.
-¿Entonces qué harás cuando ella vuelva a morir?-me cuestionó fríamente.
El corazón se me achicó de solo pensarlo, volver a tener que pasar por lo mismo otra vez.
-¿La esperarás otros cien años?- dijo suavemente-. Edward, no soportaría tener que verte de nuevo así.
-No voy a condenarla- apreté mis manos mirando el suelo-. No a esta vida, no lo quiero para ella…
-¿Entonces qué harás?- preguntó angustiada mientras yo efectuaba mi decisión en mi cabeza.
-Ya encontraré el modo de seguirla lo más pronto posible- susurré.
La casa se sumergió en un silencio sepulcral, solo por un segundo, luego las voces y los pensamientos me abrumaron.
-¡No puedes estar hablando en serio!- murmuró Esme indignada.
-Edward, tiene que haber un modo de que las cosas no terminen así- intentó razonar Carlisle.
-¡Estas siendo tan dramático!-gruñó Rosalie.
-Edward- esa era la voz de mi ángel, ella aun estaba durmiendo, pero podía sentir que pronto despertaría.
Sin decir más nada a mi familia, me encaminé hacia mi habitación, donde ella me esperaba. Me sentía como en transe, pensado en todo lo que habíamos hablado con mi familia, en esos pocos minutos, tantas cosas que se habían dicho y todo estaba decidido.
-No es tu decisión- murmuró Alice-. No sabes que puede depararle mañana.
Sonreí ante el modo de sonar como un oráculo, pero extrañamente eso era lo que ella era. Pero tampoco me tenía que confían en sus predicciones, siempre eran subjetivas y si podía cambiarlo antes de que se cumpla, lo haría.
Entré en mi cuarto, cerré la puerta detrás de mí, apoyándome en ella, mientras observaba el cuerpo de Bella. Era verdad que de aquí a diez años ya no sería el mismo, mientras que el mío sí. Ella moriría siendo anciana, porque no permitiría que muriera de otra cosa, mientras que yo… me haría matar para acompañarla, aunque no estuviéramos en el mismo lugar, ya que ella iría al cielo y yo al infierno, al menos no tendría que sufrir de saber que está mal.
Su cuerpo se movió y una de sus manos tanteo la parte vacía de la cama, sonreí al ver que me buscaba, me quede parado viéndola. Se apoyó sobre sus codos y miró para todos lados, buscándome. Su cabeza giró y sus ojos se encontraron con los míos. Sonrió ampliamente y se sentó en la cama, abriéndome sus brazos. En menos de un latido estuve con ella, apoyando mi cabeza en su hombro, aspirando su aroma.
-Es tan desagradable despertar y no encontrarte- susurró acariciando mi cabello.
-Lo siento, solo fui a recibir a los demás- bese su cuello.
-No te preocupes, solo… no lo vuelvas a hacer-me bromeó levantando mi rostro para besarme.
Le devolví el beso con suavidad y dulzura, tratando de trasmitir todo lo que sentía por ella en ese simple acto. La estreché en mis manos mientras la recostaba de nuevo en la cama. Su corazón latía fuertemente y su calor me llenaba…no, jamás podría hacerle eso a ella.
Jamás la condenaría.
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-No quiero volver a casa- dijo Bella con un adorable puchero.
-Créeme que yo tampoco quiero dejarte ir, pero el fin de semana acabo y Charlie te está esperando- la tomé por la cintura y succioné ese perfecto labio.
-Tú me esperaste más tiempo- acordó abrazándome.
Y la volvería a esperar, o al menos eso creía yo. Sacudiendo mi cabeza, besé la suya y tomé su mochila. Abrí la puerta y la sostuve para que ella pasara. Bajamos las escaleras sin decir nada, solo tomados de las manos, ella tenía una sonrisa hermosa en su rostro, lo cual me hacía sentir muy bien. Sabía que había disfrutado nuestro fin de semana, sin importar aquellos inconvenientes.
Cuando llegamos a la sala, todos estaban sombríos, no se habían olvidado de lo que hablamos anteriormente. Pero en cuanto nos vieron actuaron fácilmente, como si nada hubiera pasado.
-Buenos días, Bella- saludó Alice saltando hasta ella.
-Buenos días- saludo ella a todos.
-¿Viste que pasarías el mejor fin de semana de tu vida?- se mofó Alice alzando sus cejas de manera significativa.
-Aprendí a no discutir contigo- asintió Bella antes de reír.
-Llevaré a Bella a su casa, nos entraremos en el instituto- dije mientras llevaba a Bella hacia la cochera.
-Nos veremos allí entonces- coincidió mi hermana.
Abrí la puerta del copiloto y espere que ella entrara, una vez dentro fue hacia mi asiento. Le entregué la mochila y encendí mi preciado auto, con rumbo hacia su casa. El silencio aun estaba entre nosotros, pero ahora era ligeramente incomodo. Bella se removía en su lugar y abría varias veces la boca, como queriendo decirme algo.
-¿Pasa algo?- le dije una vez que llegamos a su casa.
-Eso quería preguntarte a ti-dijo mordiendo su labio.
-¿A mí?- la miré sorprendido.
-Desde anoche que estas… raro- dijo preocupada.
-Amor, no me pasa nada- mentí estirando mi mano para acariciar su mejilla.
-No me gusta que me mientas- frunció el ceño.
-No te estoy mintiendo…
-Si lo haces- me interrumpió-. Pero está bien, no te presionaré a que me digas nada- abrió la puerta del é a buscar mis cosas… ¿quieres entrar?
-Aquí te espero- sentí mientras ella se bajaba.
Se había enojado, lo sabía. Sobre todo usaba la psicología inversa de aparentar que estaba bien cuando en realidad estaba molesta. Pero no podía decirle que era lo que me molestaba, no podía decirle que había discutido con mi familia acerca del futuro. Tampoco quería que ella estuviera molesta.
Gruñendo me recosté en el asiento y puse mi CD favorito, eso al menos me calmaría por unos minutos. Sin embargo en mi mente solo estaba la imagen de Bella anciana, triste. ¿Acaso ella está dispuesta a convertirse en un monstruo como yo? En ese momento la puerta de la casa se abrió y salió Charlie vestido de policía. Me saludo y entro en su coche, a los pocos segundos se encontraba saliendo hacia la estación.
Seguida salió Bella, aun con la cara de "estoy perfectamente a pesar de que mi novio no me quiera contar sus cosas". Con un suspiro salí del auto y le abrí su puerta. Ella me sonrió y entró.
Ahora el trayecto al instituto fue peor, la tensión era palpable y hasta me incomodaba a mí. Bella me ignoró en todo el camino, mirando por la ventanilla, mis intentos de hacerla hablar, no servían de mucho. En cuanto llegamos ella se bajo sin esperarme. Como no había casi nadie en el instituto la acorralé en contra el auto.
-No quiero que estés molesta- dije mirando directo a sus ojos.
-No lo estoy- dijo secamente.
-Y después soy yo el mentiroso- sonreí, me arrepentí al instante cuando me miro con furia.
-Pero yo no te oculto nada- me empujó-. No sé qué es lo que te está molestando, desde ayer estas extraño y no me quieres decir- se llevó una mano al cabello-. Me da a pensar que es algo sobre mí, algo grave y no me quieres decir por miedo a como reaccione.
-Bella, no…- suspiré, no podía decírselo-. Es tan complicado.
-Me estas asustando- su voz tembló, la abracé aprontándola fuerte.
-Te amo, nunca lo dudes- susurré en su oído-. Es solo una inseguridad mía, nada más.
-¿Cuál es?- me preguntó separándose para mirarme.
-Ni siquiera puedo decirlo- me avergoncé.
-¿Me lo dirás cuando estés listo?- me sonrió dándome ánimos.
-Seguro que si- asentí mientras me acercaba a besarla.
-Lamento interrumpir este momento tan asqueroso, pero tengo que hablar con el roba novias- habló una voz gruesa detrás de nosotros.
-¡Jacob!- exclamó Bella tirándose a los brazos del chucho-. Tanto tiempo sin verte.
-Hola, Bella- sonrió él descaradamente mientras la apretaba contra él.
-Suéltala que le dejaras olor a perro mojado- le advertí acercándome a ellos.
-¿A que le temes vampirito? ¿A qué te la robe como lo hiciste conmigo?- me gruñó acercándose a mí con aire de matón.
-¡Suficiente!- gritó Bella poniéndose entre medio de los dos-. No puede ser que se comporten como un par de niños.
-Dile a él, es quien empezó- miré con odio a Jacob y aparté a Bella del medio, poniéndola detrás de mí.
-Las cosas serían diferentes si nunca hubieras llegado, así quien empezó todo eres tú- me escupió y su mente se lleno de imágenes de ellos dos juntos, antes de que todo apareciera.
-¡Basta!- volvió a gritar- ¿Qué es lo que querías decir, Jake?- cambió el tema drásticamente, claro, para evitar que nos enredáramos en una pelea sobrenatural.
-Cierto-recordó mientras recobraba la compostura-. Ha habido dos asesinatos en este fin de semana- comunicó serio-. Las victimas están completamente drenadas de su sangre.
-¿Qué insinúas?- pregunté apretando a Bella a mi costado.
-Que hay un vampiro en la cuidad.
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BELLA POV
¿Un vampiro? ¿En la ciudad? Y ya había matado a dos personas…
-¿Tienen el rastro?-preguntó Edward muy calmado.
-Sí, pero el muy maldito juega con nosotros- bufó mi amigo apoyándose en el auto de Edward-. Es como si supiera sobre el tratado y la línea.
-¿Qué?
-Y no solo es uno, son tres- agregó-. Todos han saltado entre la línea, escapando, hasta llegar al mar- negó con la cabeza y me miró- ¿Sabías que son jodidamente rápidos nadando?
-¿Tres?- tartamudeé.
-Tranquila, no pasará nada- me tranquilizó Edward-. No temas- me abrazó y me di cuenta de que estaba temblando.
-Tendrás que sacarla de aquí por unos días- le escuche decir a Jake-. No queremos tener riesgos, sobre todo porque me preocupa su seguridad.
-No tienes que decírmelo- gruñó Edward-. Lo aré.
-¿Y qué hay de Charlie?- les pregunté asustada por mi padre-. ¡No podemos dejarlo así…!
-Mi padre tiene pensado llevar a Charlie a casa, allí estará más que protegido.
-No veo nada- se escuchó la dulce y frustrada voz de Alice- ¿Por qué no veo nada?
-¿Qué pasa, Edward?- preguntó Emmett.
Cuando me di vuelta los vi a todos, habían llegado y estaban muy serios. Jasper y Alice se encontraban alejados. Jasper sostenía a Alice quien se masajeaba las sienes como si tuviera un fuerte dolor de cabeza. Mi cuerpo temblaba, tenía miedo, temía por mi papá, por ellos, por Jake.
Edward y Jacob les explicaron lo que estaba pasando. Emmett se emocionó mucho, al parecer estaba ansioso de tener una pelea, Rosalie por otra parte se veía molesta por la reacción de su esposo. Edward estaba extrañamente calmado, no me había soltado en ningún momento.
-¿Alice?- la llamó Edward.
-No logro ver nada- dijo golpeando con su pie el suelo-. No veo nada, no si los perros están involucrados.
-Ese es un buen dato- se mofó Jacob.
-¿Qué vamos a hacer?-preguntó Jasper.
-¿Qué van a hacer? ¿Disculpa?- inquirió mi amigo soltando una carcajada-. No necesitamos su ayuda, solo le comuniqué esto a…él para que sacara a Bella de la cuidad.
-Escucha perro- dijo con voz amenazante Rosalie-. ¿Cómo van a atraparlos si no pueden cruzar la línea?
-Vaya, no eres tan hueca como pensaba- se burlo Jake con una sonrisa.
Rosalie se abalanzó sobre Jacob, pero Emmett la sostuvo a tiempo. Pataleo y forcejeó con Emmett quien ni movía.
-Gracias por la información, Jacob- murmuró Edward-. Podrían hablar con Carlisle-apretó mi cintura y me condujo lejos de aquella charla.
Si no fuera porque me sostenía ya hubiera caído al suelo en repetidas ocasiones. Sentía mis piernas echas de gelatina, el miedo me había paralizado por completo. Había tres vampiros en Forks y ya había arrasado con dos víctimas, los lobos no podían atraparlos y tampoco querían la ayuda de otros vampiros ¿Y si Charlie era el próximo? Él estaba siempre en la estación, eso explicaba por qué no me había llamado y se veía un poco alterado cuando llegue.
-Quédate tranquila, Bella- me decía Edward mientras me sentaba en su regazo y frotaba mi espalda-. Nada va a sucederte a ti o a Charlie.
-No puedo evitarlo- mi voz se cortó-. Tengo miedo.
-Yo voy a protegerte, no voy a dejar que nada te pase- me prometió solemnemente.
-Temo más por Charlie que por mí- confesé-. Sé que estando a tu lado estaré bien.
-Por Charlie no deberás de temer, él estará bien- me aseguró-. Ahora hay que pensar a donde te llevaré.
-¿No crees que es un poco, demasiado, exagerado que me saques de la cuidad?
-Nada es suficiente para protegerte- se acercó y rozó sus labios con los míos-. Te amo.
-Y yo a ti- tomé su cara y la acerqué para poder besarlo.
Así era la única manera de sentirme segura, en sus brazos. Sentía que podía enfrentar a todo si él me sostenía de esa manera.
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Las horas de las clases transcurrieron con normalidad. Lamentablemente teníamos que pasarlas separados, estábamos ya a final de curso y no permitían cambiar los horarios, sin importar que fueran los Cullen quienes lo pedían. Pero aun así nos las arreglábamos para encontrarnos de clase en clase, aprovechábamos al máximo el almuerzo y nuestra clase de biología. Luego de eso nos juntábamos para irnos juntos.
Emmett y Jasper nos habían contado que hablaron con Jacob, Rosalie aun estaba molesta y Alice seguía frustrada, parecía que nada podía sacarla de su momento de oscuridad. Ella decía que se sentía normal sin poder ver nada. En fin… todos habían acordados que ayudarían a los lobos en su lado. Sam, el líder de los lobos halaría con Carlisle para ponerse de acuerdo.
Al final del día volví a casa, Edward había llevado el auto y la suya y volvería para pasar lo que restaba del día conmigo. Esto era lo favorable de tener un novio vampiro. Charlie volvió a la hora de siempre, un poco más calmado, aunque su semblante era sombrío. Intenté sacarle algo, pero solo me respondía con problemas en la estación, nada de lo que ellos no pudieran controlar y arreglar. Para ser sincera solté una carcajada ante ese comentario, Charlie me miró sorprendido y un tanto molesto, tuve que mentí hábilmente para que no se molestara.
-¿Algún lugar al que quieras ir?- me susurró al oído mientras sus manos acariciaban mi estomago.
Hacía aproximadamente dos horas que estábamos acostados, mimándonos y hablando de tonterías.
-A donde tú quieras- logré hablar con dificultad, me estaba mareando, y solo me estaba tocando.
-Eres fácil de complacer- sonrió en mi cuello, mientras sus manos se metían dentro de mi vieja camiseta.
-Mientras vengas conmigo, aunque sea debajo de un puente, para mí es el mejor lugar- le miré a los ojos y él se abalanzó a mis labios.
Besándome con ferocidad, desesperación, pero sin dejar de demostrarme lo mucho que me ama. Le respondí igual forma, aferrándome a él como si hoy, esta noche, fuera la última que tendríamos para besarnos.
Con delicadeza abrió mis piernas para meterse entre ellas. Yo las enredé en sus caderas y lo presioné contra mí. Ambos soltamos un gemido ante la placentera sensación de nuestros sexos rozándose.
-Ya sé dónde iremos- murmuró frotándose, podía sentirlo hinchado… erecto. Aun no entendía como podía controlarse de esa manera.
-¿Dónde?- gemí frotándome a la par de él.
-A Chicago.

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