-Capitulo 6-
BELLA POVLa insistente lluvia caía sobre el gastado techo de mi vieja casa. Aun no entendía por que había aceptado venir a este lugar, al lugar que me traía tantos malos recuerdos…
Abrí mis ojos y los enfoque en el despintado techo de mi ex habitación. Llevaba cuatro años de no volver a acostarme en esta cama, de no ver mis viejas pertenencias y dejar que los dolorosos recuerdos se colaran por mi mente, torturándome.
Esto hacía que odiara aun más a Edward Cullen, ya que por su culpa yo me encontraba aquí, tratando de pasar el dolor del pecho. Pero por culpa de él me había tenido que alejar a un lugar donde no me pudiera encontrar…
-Deberías de tomarte un tiempo para ti misma, Bella- dijo Jasper acariciando mi cabello-. Veo que estas muy alterada y tus emociones son muy palpables, te aconsejo que te vayas lejos de la cuidad.
Asentí sin pensar muy bien a donde ir, pero un solo lugar se vino a mi mente.
-¿Tienes a donde ir?- pregunto con preocupación al ver que yo no contestaba.
-Si- dije sin mirarlo-. A Forks.
Y aquí es donde estaba, tomándome unas pequeñas vacaciones, pero para nada relajantes y divertidas, había sido una mala idea volver a este lugar, solo me atormentaba yo misma, además ¿quien mierda era Edward Cullen para despojarme de mi casa?
La alarma del despertador comenzó a sonar, gire mi cabeza para apagarlo, pero mi vista no se topo con los grandes números verdes, mas bien se topo con una foto vieja, que reposaba delicadamente en la mesita.
La tomé con mis manos temblorosas y la contemple tristemente. La imagen era preciosa, la mas tierna que alguna vez me haya imaginado. Éramos nosotros abrazados fuertemente mientras nos mirábamos a los ojos con infinito amor.
No lo soporte y tire el portarretratos al suelo, estrellándolo. Tomé mis zapatillas y salí del cuarto hacia la cocina. Me preparé una taza de café y me senté con ella en las zaparrastrosas sillas. Mi corazón latía muy fuerte, mi respiración se había acelerado y las manos me sudaban, síntomas de un ataque de nervios…por el pasado
-Tienes que prometerme que serás feliz- susurro mirando hacia la ventana de mi cuarto.
-Tu eres mi felicidad- mi voz se corto dos veces, aun no me reponía de la noticia.
-Por favor, Bella- se giro con el rostro triste y preocupado-. No me hagas esto mas difícil, demasiado con que….
-Esta bien- le corte, no quería escuchar de nuevo esa palabra-. Lo intentare.
-Esa es mi chica- me felicito abrazándome fuertemente.
Tire la taza al suelo, haciendo un gran enchastre. Tome mi abrigo y salí corriendo de la casa, los recuerdos me invadían y no podía detenerlos, no en ese pequeño pueblo que en cada rincón tenía un pequeño toque nuestro.
Agitada y caminando rápidamente llegue al centro del pueblo, las calles estaban repletas de señoras regordetas comprando en los almacenes, de mujeres jóvenes caminando con sus pequeños de la mano, la verdad era que no estaba lloviendo y eso facilitaba muchas cosas…
-Detesto la lluvia- me queje al ver como las gotas de agua resbalaban por el vidrio de la ventana.
-¿Por qué?- dije divertido abrazándome por detrás.
-Por que siempre esta lloviendo, no dejan ver al señor sol- fulmine con la miraba a una gota.
-Es que no le ves el lado divertido- me giro entre sus brazos.
-¿Y que es lo divertido?- arqueé una ceja-. Ni siquiera se puede salir afuera…sin paraguas, claro.
-Yo te voy a mostrar que la lluvia nos puede favorecer en muchas cosas.
Sin esperar a que yo contestara tomo mi mano y me saco fuera de la casa a volandas, al patio donde caía la fuerte y fría lluvia….
Mi celular vibró en mi bolsillo trasero, provocando que me sobresaltara y pegara un gritito por el susto. Mucha gente se paro a mirarme, entre sorprendida y como si estuviera loca. Les dedique una sonrisita de disculpas y saque el celular de mi bolsillo. Antes de abrirlo mire el identificador.
-Jasper- salude con un suspiro al ver que era él.
-Bella ¿estas bien?- pregunto preocupado, como siempre.
-Las cosas de siempre- conteste tratando de restarle importancia- ¿Se te ofrece algo?- pregunte caminando un poco.
-Oh, bueno….- dijo dubitativo.
-¿Estas bien?
-Yo si, por ahora- suspiro-. Lo que te voy a decir no te agradara pero…
-Me estas asustando- y era verdad.
-Es de temer- me aseguro-. Date la vuelta…
Extrañada le obedecí y fue muy mala idea, allí a unos doscientos metros estaba mi peor pesadilla. Sus verdes faroles me estaban mirando, penetrándome me con ellos, con expresión seria, levanto su mano y con unos de sus finos y largos dedos me llamo. Yo negué con la cabeza y retrocedí un paso, una gruesa y palpitante vena se formo en su frente.
Volvió a llamarme con el dedo y yo….simplemente corrí, lejos de él y su amenazante mirada…
-¡Bella!-le escuche gritar, pero yo ya estaba corriendo de vuelta a mi casa.
De pronto sentí unas pisadas… siguiéndome. Sentí un gélido aire en mi nuca que descendió por toda mi columna, gire mi cabeza para ver que era y lo lamente, lamente haber salido corriendo, lamente haberme escapado, lamente con todo mí ser haber engañado a Angela. Edward Cullen estaba corriendo detrás de mí, con los ojos negros desorbitados por la furia.
No se como, pero impulse a mis pies a correr mas rápido, doble una esquina y me tope con el bosque, sin pensarlo me metí, zigzagueando entre los árboles, debes en cuando me giraba para ver si me seguía y en efecto, ahí estaba mas enojado que antes, de pronto sentí una mano tomar mi antebrazo, jalarme hacia atrás y estamparme contra un árbol.
-¡Suéltame!- grite histérica.
-¿Quien mierda te crees que eres para hacerme seguirte?- pregunto con la respiración agitada.
-¡Nadie te mando a seguirme!- pataleé y golpeé con mis manos donde cayeran los golpes, pero no servía de nada.
-¿Me vas a explicar por que escapaste?
-No tengo nada que explicarte- escupí mirándolo mal.
-¿Recuerdas que te dije que no puedes escapar de mí?- pregunto, pero antes de que abriera la boca contesto-. No, no lo recuerdas, por que si lo hicieras no lo hubieras echo.
-¡Déjame en paz!- grite sacudiéndome.
-Deberías estar agradecida de que sea yo el que te vino a buscar y no algunos de los matones de mi tío- me soltó una mano, pero me mantuvo apretada contra el árbol.
-Sabes, no estoy para nada agradecida- le mire con furia y le apunte con un dedo- ¿Recuerdas que es por tu culpa por la que me escape?- arqueó una ceja, abrió la boca para decir algo pero le interrumpí-. No, no lo recuerdas- copie sus palabras-. Por que si lo hicieras hubieras medidos tus palabras.
-Me interrumpiste en un momento….
-Eso no justifica el que me llamaras puta- le dije seriamente-. Aunque no lo creas tus palabras me dolieron- me solté de su agarre-. Y no pienso volver a ese estúpido trabajo, me importa un carajo el dinero y los horarios.
Edward se había quedado petrificado en su lugar, me miraba extrañado, pero me importo poco, sin decir mas nada me gire y busque la salida del bosque.
-No puedes renunciar- le escuche susurrar.
-Denso- murmure negando, me gire y le mire ceñuda-. Lo puedo hacer, no eres mi dueño y si la amenaza es matarme….entonces que así sea.
-No puedo dejar que te toquen.
-¡Y yo no puedo soportarte otro segundo más!- explote y volví a mi búsqueda.
-¿Qué tengo que hacer para que te quedes?
Sus palabras me hicieron frenar de inmediato, las analice una por una, pero no encontraba el por que él aceptaría hacer cualquier cosa por mí, por el que yo me quedara en su trabajo.
-Podrías empezar por disculparte- se escapo de mis labios.
-Lo siento- murmuro entre diente.
-Se nota que no pides disculpas todos los días- me cruce de brazos y lo mire con superioridad.
-Ten cuidado, Swan- copio mi postura-. El que ríe al último ríe mejor.
-¿Me estas amenazando?- parpadee un par de veces con una mano en mi pecho, haciéndome la ofendida-. ¿Y así quieres que vuelva?- dije una octava mas alta como si estuviera por llorar.
Edward entrecerró los ojos y dejo caer los brazos a los costados, su mirada era de furia y advertencia.
-No me postrare de rodillas para pedirte disculpas- su voz sonó afilada lo que provoco que se me erizara el pelo de la nuca-. Estuvo mal lo que dije, pero fue tu culpa, siempre me….- se detuvo a pensar la palabra que quería usar-… me obligas a decir lo primero que se me cruza por la cabeza…
-Oh, ya veo- extendí la o y moví mi cabeza como si quisiera sonar mi cuello-. La culpa recae sobre mi ¿eh?- volví a girarme y camine lejos de él.
-No he terminado de hablar- le escuche decir, pero no me detuve, ni siquiera me gire, solo levante mi mano derecha y le hice un gesto grosero con el dedo del medio.
-Ya te pedí disculpas- ahora su voz se escuchaba mucho mas cerca.
-Métete tus disculpas en el culo- respondí enfurruñada.
-¿De quien?- contesto y pude percibir una sonrisa en su voz.
Me gire bruscamente y le apunte con un dedo. No había adivinado mal, en su, malditamente, hermosa cara, tenía unas sonrisa plasmada. Mi garganta era un completo nudo, esta rellena de insultos hacia Edward, todos se peleaban por salir, pero ninguno lograba hacerlo. Moví mi dedo de arriba abajo, luego suspire y seguí caminando.
-¿Ves que tú me das el pie a que diga lo que pienso sin pensarlo?- se burlo cuando lego a mi lado.
-Vete a la mierda- murmure y le fulmine con la mirada antes de que dijera algo.
-¿Te han dicho que te ves, realmente, sexy enojada?- dijo como quien habla del clima-. Antes de que contestes con alguna otra grosería, déjame decirte que…-me tomo por el antebrazo y me giro para quedar enfrentados-. Me pongo duro de solo verte, no, de solo escucharte así.
-Déjame adivinar- me puse un poco mas cerca de él-. También te gusta el sadomasoquismo.
-Solo si eres tu la que va a usar ropa de cuero y un látigo- paso sus manos por mi cintura y choco sus caderas con las mías- ¿Qué dices?
-Estás enfermo- sonreí y sacudí mi cabeza.
Él también sonrió y escondió su cara entre mi cuello. Aspiro profundamente y sus hombros de aflojaron como si hubieran estado tensos todo el tiempo. Sus brazos se cerraron en mi cintura, sentí como su cuerpo se recargaba sobre el mío, pero solo fue un poco, parecía que no quería aplastarme. Deje mis brazos enredarse en su cintura, apoye mi cabeza en su hombro y aspire profundamente, su aroma era tan embriagante y relajante.
-¿Vuelves conmigo?- susurro contra la piel de mi cuello.
-No lo se….-estire la e dramáticamente- ¿Tengo opciones?
-Nop.
-Entonces supongo que si.
Se separó un poco y sonrió de modo triunfal, lo cual me molesto, solo un poco, y me encanto, demasiado. Luego volvió a su posición anterior, con su cara en mi cuello, sentí su nariz deslizarse por este, hasta debajo de la mandíbula luego la contorneo lentamente hasta llegar a mi oído.
-Quiero hacértelo. Ahora mismo. Aquí- ronroneo mientras tomaba mi lóbulo entre sus dientes y lo mordía ligeramente.
-¿Por qué siempre la cagas?- intente separarme pero me tenía bien sujeta, demonios… si esto continuaba, iba a terminar cediendo.
-Por lo general, las mujeres acceden inmediatamente- succiono el pedacito de carne sensible y paso su lengua detrás de mi oreja- ¿Por qué tu no?
-Por que…-aclare mi garganta ya que, inexplicablemente, sonó muy aguda-. Por que yo no soy como las demás.
Puse mis manos en su pecho y le empuje un poco, él había vuelto a tomar entre sus dientes a mi oreja, lo que provoco que cuando lo empuje él tirara suavemente la oreja, arrancándome un suspiro.
-¿Todo esto es por Angela?- susurro.
-En parte….
-Entonces la dejo- dictaminó con una seguridad me hizo apartarlo de un fuerte empujón.
-¿Qué has dicho?- no se por que pregunte si ya sabía la respuesta.
-Te quiero a mi lado, Isabella- se había puesto completamente serio-. Eres un capricho que no voy a dejar escapar, si el problema es Angela, entonces…
-¿Acaso no tienes corazón?- grite indignada y él enarco una ceja-. Primero me llamas capricho y luego que te desharás de Angela solo para cumplirlo.
-¿Entonces prefieres que siga con ella y que nos veamos a escondidas?- se cruzo de brazos y me miro burlonamente-. Yo creo que sería mejor que la dejara y eso nos ahorraría tener que escondernos y lastimarla, que es lo que más te preocupa a ti.
-No soy un juguete, Edward- ladre entre dientes apretados-. No vas a tenerme para cumplir tu caprichito y luego cuando te aburras de mí, me tiraras como un juguete usado.
-¿Quien dijo que me aburriré?- irradió una sonrisa ladina la cual me doblo las rodillas.
-Te haces odiar fácilmente- bufe y salí caminando, casi corriendo, fuera del bosque.
Podía sentirle caminar detrás de mí, me sorprendió que no dijera absolutamente nada, pero a la vez me pareció lo mejor ya que si decía algo iba a terminar golpeándolo. Aun no podía creer sus palabras, decirlas tan descaradamente y tan seguro de si mismo. Era como si supiera por adelantado que yo accedería a sus encantos, pero estaba equivocado yo no accedería, no sería una mas de su montón, no me usaría hasta que se le diera la gana y me dejara tirado a la primera que tuviera oportunidad, para luego estar con otra…
-¿Por qué tan callada, Isabella?- se burlo detrás de mí.
No conteste, apreté los puños y conté hasta diez…
-¿Estas pensando en lo que te dije?
El numero diez no basto, respire hondo y conté nuevamente.
-Yo creo que deberías de optar por que deje a Angela, aunque sería más emocionante vernos a escondidas ¿Qué te parece?
-Será el día en que los chanchos vuelen- murmure más para mi misma.
-Puedo hacer el experimento- paso un brazo por mi cintura cuando salimos del bosque.
No tenía sentido forcejear, por lo que me deje estar. Al ver que yo no haría nada, me apretó contra su costado y posó su mano en mi estomago, acariciándolo, sin proponerlo, cada vez que daba un paso. La verdad era que se sentía reconfortante y calido, pero a la vez me hacía sentir como si estuviera cometiendo una traición y no exactamente a Angela.
-Si, Jasper- contesto con voz cansina, no me había dado cuenta en que momento había sonado su celular-. No te preocupes, tomaremos un taxi- luego colgó.
-¿Tomaremos?
-Sip- contesto sin mirarme, es ese momento paso un taxi y Edward lo llamo.
El auto amarillo se freno y Edward me abrió la puerta caballerosamente, como lo había echo anteriormente, me indico con la cabeza que entrara, le mire confundida, pero entre. Él entro detrás de mí y cerro la puerta, le indico al chofer a donde ir y es auto se puso en marcha. No reconocí la dirección por lo que me atreví a preguntar
-¿A dónde vamos?
-A mi casa- se inclino un poco para rosar sus labios en mi mejilla.
.
-Bienvenido a casa, hijo- dijo una hermosa mujer parada en el pie de las inmensas escaleras.
-Hola, mamá- saludó Edward acercándose a ella y besando su frente.
-No sabes el gusto que me da que estés aquí, aunque no hayas avisado- le regaño cariñosamente, acariciando la mejilla de un ¿tierno? Edward.
-Es que tuve que venir de urgencia por unos negocios y no pensaba pasarme por este lado, pero los resolví temprano por lo que decidí visitarlos.
-Me alegra. Mucho- la mujer beso la mejilla de Edward y me miro por sobre su hombro- ¿Y quien es esta hermosa señorita?
-Yo…
-Es Isabella Swan, mi novia- su voz tapo la mía, por lo tanto corto mis palabras…
¡¿Qué? ¡¿Acaso había escuchado bien? ¡¿YO SU QUE?
-¡Vaya!- exclamo la mujer con un brillo en los ojos-. Pero que maravillosa noticia.
La mujer se acerco rápidamente a mí y me envolvió en sus pequeños y delgados brazos, me apretó contra ella y yo tarde un poco en reaccionar.
-¿Qué estas haciendo?-gesticule con la boca.
-Me estoy riendo de ti, al último, en pocas palabras ganándote-sonrió ampliamente en lo que mi cabeza se quedaba en blanco…
-Mucho gusto, Isabella- dijo cuando se separo-. Mi nombre es Esme, aunque Edward ya me debe haber presentado anteriormente.
-No es lo mismo personalmente- intente sonreír pero no se que habrá salido-. Por favor, dígame Bella.
-No estés nerviosa, cariño. Y no me trates de usted- acarició mi cabeza.
-Bella es muy vergonzosa- intervino Edward pasando un brazo por mis hombros-. Me costo mucho convencerla de que viniera conmigo.
-Ahora mismo iré a buscar a tu padre y a tu hermana- anunció subiendo las escaleras-. Vayan a la sala- me freno en un escalón y se giro para ver a Edward- ¿Cuánto tiempo se quedaran?
-No será mucho, solo esta noche. Nos iremos mañana a la mañana.
-Oh- dijo con la mirada triste, parecía desilusionada-. Bien.- se agarro de la baranda y siguió subiendo las grandes escaleras.
-¿Qué mierda te pasa?- quite bruscamente su mano de mi cuerpo.
-¿Crees que me daré así como así por vencido y no conseguir lo que quiero?- enarco una ceja-. Pues estas muy equivocada- me tomo de la mano y me condujo por la casa.
-Yo no quiero esto, Edward- no sabía si alguien nos estaba viendo, por lo que deje que sus dedos se entrelazaran con los míos-. Si tú vas a pensar en ti y tu estúpido capricho, entonces yo pensaré en mí y en mantenerme alejada de ti.
Soltó una risita al momento en que entramos en una enorme sala. Era redonda toda la pared del frente había sido sustituida por un enorme ventanal, el suelo estaba cubierto por una alfombra negra, en el centro de la sala había un enorme hueco redondo donde estaba el sillón de un solo cuerpo, al frente una pantalla plana, acompañada de un súper aparato de sonido, junto con un DVD y películas. Junto al ventanal había un hermoso y lustrado piano de cola negro, que por supuesto hacía juego con los demás muebles.
Estaba completamente anonadada con todo el lujo y la forma en que estaba decorada la habitación, me pregunte si sería lo mismo con el resto de la casa. Edward me guió por los pocos escalones para bajar al otro piso, donde estaba el gran sillón. Se sentó y tiro mi mano hacia abajo para que me sentara también.
-¿Si te pido una oportunidad?- acomodo su cuerpo de modo que quedara frente a frente conmigo.
-No se trata de oportunidades, Edward- solté sus manos y las cruce debajo de mis brazos para que él no pudiera alcanzarlas.
-¿Entonces de que se trata?
-De que no….
-Quieres que te trate como un juguete- rodó los ojos e hizo un gesto con la mano como restándole importancia-. ¿Sabes con quien juego?- negué con la cabeza-. No te gustará, pero es con Angela- abrí mi boca para insultarlo a todo pulmón, pero me tapo la boca con la mano-. A ella la conocí completamente ebria y lo nuestro solo se basa en sexo…
-En lo que se basaría lo nuestro, si se llega a dar cosa que no creo- conteste quitando su mano de mi boca.
-Contigo sería diferente- se acerco peligrosamente a mí, tomando mi mejilla con una de sus manos-. No tienes idea de lo que provocas en mí.
-¿Qué provoco?
-Me tienes completamente a tu merced, no abuses- sonrió y miro mis labios-. Jamás he sentido este tipo de cosas, con nadie ni con nada- paso el pulgar suave y lentamente por el labio inferior-. Tu rechazo me mata y me impulsa a querer conquistarte y se que una vez que te tenga no podré soltarme, jamás.
-¿A cuantas les has dicho lo mismo?- susurre mirando sus labios que se acercaban a los míos.
-Solamente a una- sus labios cosquillearon los míos y una corriente eléctrica, placentera, sacudió mi cuerpo-. A nadie más que a ti.
Nuestros labios se chocaron con suavidad y se movieron con lentitud. Sus labios eran suaves y dulces, encajaban perfectamente con los míos, tomó mi labio inferior y lo succiono con maestría, primero jadeé y luego tome su labio superior entre los míos e hice los mismo. Lo sentí sonreír, luego paso una mano por mi nuca y me atrajo más a él.
-Abre tu boca para mí, Bella- ronroneo y yo obedecí como una perrita.
Su lengua penetro mi boca de una sola estocada, paseándose por los rincones de mi cavidad y amaestrando la mía. Tome las solapas de su camisa entre mis manos y atraje su pecho al mío. Sus manos se posaron en mis caderas e intentaron acercarme a él….pero un carraspeo y una aniñada voz nos saco de la burbuja.
-¿Por qué no esperas hasta la noche, Edward?- dijo una chica de baja estatura, cabello negro y peinado rebelde.
-Siempre tan inoportuna, hermanita- Edward se puso en pie y palmeo la cabeza de la pequeña hada.
-No lo sería si usaras las habitaciones como se deben- quito la mano de su hermano-. Pero tu mente no da para más que chica más algo cómodo igual a un lindo lugar para fornicar…
-¡Alice!- regaño Esme desde una de las puertas del living, llevaba en las manos una bandeja con tazas y bocadillos.
-¡Edward fue el que empezó!- grito la enanita corriendo donde estaba su madre para ayudarle con la bandeja.
No pude evitar soltar una carcajada tras otra, la verdad era que esos dos eran realmente divertidos y yo no había visto a Edward en estado de hermano mayor molestando al menor.
-Alice, te presento a Bella- dijo mi jefe con una sonrisa-. Bella, te presento a mi hermana, Alice.
Me levante y extendí la mano a la pequeña chica, esta tomo mi mano con una enorme sonrisa, luego le dio un tirón y me envolvió en sus delicados y finos brazos.
-Es un gusto conocerte, Bella- dijo casi chillando.
-Igual yo, Alice- aun no entendía por que mentía por el estúpido de Edward.
-Tu padre esta hablando por teléfono en unos minutos bajara- dijo Esme acercándole a Edward una taza de te.
-Que se tome su tiempo, no vine molestarle…
-Tus visitas no son una molestia, hijo- dijo una hermosa voz desde la primera entrada de la sala.
Nos giramos para verlo, quede atontada con lo que estaba viendo, era un hermoso y atractivo hombre de unos cuarenta años, lo mire fijamente y me resultó conocido de algún lado. No podía creer que fueran los padres de Edward, la hermana. Todos eran condenadamente amables, humildes y agradables ¡Todo lo contrario a Edward!
-¿Cuánto tiempo se quedaran?- pregunto la pequeña, que debía de tener mi edad.
-Solo por esta noche, mañana tengo trabajo y Bella la universidad- se adelanto a contestar mi nuevo novio.
-¿Y que estudias Bella?- pregunto Esme.
-Bueno…estoy estudiando Leyes- sentí mis mejillas arder por lo que baje la cabeza a mi taza.
-Yo que tu no la haría enojar, Edward. Podrías terminar en la cárcel- se burlo Alice y yo me trague el "No sabes cuanto deseo hacerlo"
-Bella me ama tanto que no se atrevería a hacerme eso- tomo mi cintura y me pellizcó un costado, yo pegue un salto y sentí las lágrimas acumularse en mis ojos mientras las ganas de gritar me invadían- ¿Verdad?
-Claro- conteste con voz ahogada-. Pero estoy esperando a que vivamos juntos y nos casemos así me quedo con tus bienes.
Todos en la sala estallaron en risas y yo aproveche para apoyar mi mano en su rodilla y apretarla con todas mis fuerzas. Él se inclino hacia delante y quito mi mano con otro apretón.
-Me agradas, Bella- dijo Alice con una sonrisa encantadora.
-Tu también, todos- los mire a los señores y estos me sonrieron de vuelta.
-¿Y donde esta Emmett?- pregunto Esme a Edward.
-Se quedo haciendo unos trámites, pero les manda saludos.
-¿Y Jasper?- la voz de Alice, apenas fue un murmullo, parecía apenada en preguntar.
-Le deje haciendo un pequeño trabajo, él nos trajo aquí. No tardara en llegar- miro a Alice con una ceja alzada, su hermana huyo de su mirada y todos entendimos en el momento.
-¿De donde vienes, Bella?- pregunto, para cambiar de tema, Carlisle.
-De aquí. Forks- conteste y una oleada de dolor se instalo en mi pecho.
-¿De verdad?-pregunto Alice emocionada-. Entonces nos debemos de conocer….
-Me mude con mi familia hace unos 5 años- baje la cabeza, no por el bochorno, mas bien por la agonía de los recuerdos.
-Nosotros llevamos 6 años, debemos de conocernos- hablo dulcemente Esme.
-Es verdad, yo he asistido a los dos últimos años de instituto…- de repente Alice enmudeció y me miro sorprendida-. En fin, ahora tenemos la oportunidad de conocernos- me tomo la mano y la apretó suavemente.
-¿Por qué se mudaron, cariño?- pregunto Esme, curiosa.
-Mi madre se estaba cansando del frío y la lluvia, es mas amante del sol y el calor, por lo que decidió llevarnos a todos a Nueva York- intente sonreír.
Esa mentira la había dicho cada vez que alguien nos preguntaba el porque de nuestra mudanza.
-Pero se esta cansando de esa cuidad y quiere arrastrar a mi padre a Jacksonville- esa era una verdad.
-No quiero cortar esto, pero debo irme al hospital- dijo Carlisle besando a su esposa y luego la cabeza de Alice-. Un placer conocerte, Bella- tendió su mano y yo la apreté….
-Lo lamento mucho- dijo el doctor Cullen apenado-. Pero no podemos hacer nada, ya esta demasiado avanzado. Tampoco podemos operarlo ya que eso sería un riesgo para él.
Las lágrimas ya estaban empapando mis mejillas. El doctor pasó un brazo por mis hombros y me hundió en su pecho…
-Realmente lo lamento, señorita Swan.
-Me alegra verte, Bella- susurro en mi oído, luego se giro hacia Edward-. Nos vemos en la cena, hijo.
-Que tengas un buen día, padre.
Luego de eso yo deje de estar en esa sala, en esa casa. Mi cuerpo habrá estado ahí, pero estaba vacío, ya que yo me encontraba completamente sumergida en los recuerdos.
Que extraño que era el mundo, ahora mismo me encontraba en la casa del doctor que había intentado salvarle la vida a él. Su hijo era mi jefe y esta fingiendo que era su novia. Alice había sido compañera de instituto, pero no de la misma clase…todo era tan extraño.
Carlisle me reconoció al instante, lo cual le diría a Esme y Alice también me había reconocido, ya que yo era una especie de pena andante por la enfermedad de mi ex…
-¿Me puedes decir que es lo que piensas?- la voz de Edward me saco de mis pensamientos…
-Nada- dije con simpleza, pero era obvio que a él no le convenció.
-¿De verdad? Por que sinceramente has estado abstraída de todo y de todos en estas últimas horas- se acerco a mí y me tomo por los hombros-. Ni siquiera has hecho escándalo al traerte a mi habitación.
-Oh, bueno…
-¿Qué tienes?- pasó una mano por mi mejilla, sus ojos se veían igual de fríos todo lo contrario a los de él.
-Sácame de aquí- rogué con lágrimas en los ojos-. Por favor, Edward. Sácame de aquí.
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