Capitulo 6
BELLA POVEstaba asustada, temerosa y, para que voy a mentir, hambrienta. Tantos humanos metidos en un solo lugar era el mejor banquete para un neófito. Técnicamente yo ya no lo era, pero aun así jamás me habían entrenado para estar cerca de ellos y estarlo era relativamente tentativo saltar a cualquier cuello.
Pero lo único que me mantenía cuerda en ese momento era la grande y suave mano de Edward, que se apretaba cuando yo contenía la respiración y murmuraba para mi misma. Su dedo pulgar acariciaba el dorso de mi mano dándome un lindo y calido apoyo. Por él me concentraría, por él me haría fuerte y me auto controlaría, por él soy capaz de hacer cualquier cosa. Todo por él.
Las clases me hubieran sido entretenidas de no ser por el olor a sangre que llenaba el ambiente. De un momento a otro, Edward había golpeado el banco y casi gruñía, fingió decir que era un bicho, pero yo sabía que no era así. Le pregunte pero no que quiso decir, en la cafetería paso lo mismo y por entrometida aprendí que era mejor no saber nada.
Necesitaba un poco de aire y faltaban pocos minutos para que tuviéramos que entrar de nuevo a las clases, por lo que salí afuera corrí unos segundos y volví al baño de las damas para mojar mi cara, en realidad no se para que, quizás para ser un poco mas humana.
Al salir me encontré con un joven que olía demasiado bien, era rubio ojos azules, pero tenía la cara de ser un completo pervertido. Se me acerco y comenzó a decirme algo, no escuche bien por que me apreté contra mis libros y recé a no hacerle daño, rece para que mis manos se mantuvieran en su lugar y no en el cuello del muchacho. Sentí una de sus calientes manos tocar mi rostro, la ponzoñosa se acumuló en mi boca iba a matarlo, lo haría….
Fue en ese momento en que su olor llego a mi, levante la vista para encontrarme con un Edward completamente desquiciado por la ira. Su mandíbula estaba tensa, los ojos negros y la expresión seria de un acecino. Sabía cual sería su intención e intente hacerle para, pero fue tarde cuando su mano destruyo el hombro del chico. Me abalancé a él para detenerlo.
Por suerte Jasper y Emmett vinieron a detenerlo, pero parecía incontrolable. Al parecer la llegada del director le hizo entrar en razón y se contuvo antes de matar al chico. Me pareció totalmente injusto que a él también le reprendieran por ayudarme. Me iba a abalanzar contra el viejo pero recordé donde y con quien estaba.
Luego de ese episodio Edward me llevo a un prado que estaba escondido y que solo él conocía. Quede deslumbrada por la belleza, los colores, aromas y el sol que golpeaba mi cara. Mire a Edward que estaba parado mirándome, lo llame y el se acerco, toco mi rostro con su mano, incline mi cabeza sintiendo como sostenía mi cabeza. Cerré los ojos y disfrute de su tacto, por alguna razón los toques de Edward me hacían perder la cabeza, me hacían olvidar los lugares donde estaba y que solo me concentrara en él.
Un impulso me llevo a acercarme demasiado a su rostro, era como si sus labios me llamaran. Sin poder evitarlo y anhelarlo roce mis labios con los suyos en el más delicado de los contactos. Sentí tocar el cielo cuando me correspondió y abrió su boca para mí. Mis manos estaban enredadas en su descontrolado y hermoso cabello. Sus brazos cerrados en mi cintura me daban seguridad y me hacían sentir completa. Me daba la sensación de que era ahí donde yo pertenecía, en esos brazos, con ese cuerpo. Que Edward era mi mundo y yo giraba en torno a él.
El beso…fue perfecto, demasiado perfecto. Él rompió el beso antes que yo, por que si fuera por mí, no lo soltaría nunca. Su frente se apoyo en la mía en el gesto más cálido y dulce. No sabía como él tomaría lo de mi beso, por lo que mentí diciendo que era por agradecimiento. En ese momento recordé las palabras que le había gruñido al chico "Ella es mía", no me pude contener a preguntarle si era verdad y si era así entonces él era mío.
Creo que mi corazón latió cuando el me dijo que sí y sus labios besaron los míos. No sabía que significaba la sensación que sentía en mi cuerpo, las emociones que se desbordaban al estar cerca de él. Tenía pensado ir a Jasper y preguntarle, pero pensé que sería mejor que lo supiera por mi misma.
Llegamos a la casa de las manos tomadas y sonriendo como un par de adolescentes. Emmett como de costumbre se puso a bromear a costa nuestra y no pude creer que Esme también lo hiciera. Sin poder soportarlo quise subir a mi habitación, pero en el camino me apresaron Rosalie y Alice.
-Cuéntalo todo- ordenó Alice sentándose en el suelo y brincando con su trasero.
-¿Para que? Si ya lo has visto- abrace una almohada y escondí mi rostro en ella como si estuviera sonrojada y no quisiera que nadie me viera.
-¿Sabias que tu y Edward tienen sonrisas de retrasados en la cara?- comentó Rose, pude intuir una sonrisa en su voz, apreté más mi cara en la almohada.
-Nos besamos- logre decir con la almohada.
Alice pego un gritito y se puso a aplaudir mientras Rose agradecía a dios de que Edward fuera hetero.
-¿Cómo fue, como fue, como fue?- me apuro la enana.
-Como todo beso, Alice- la mire y podía ver un brillo en sus ojos.
-¿Son pareja?- inquirió Rose acercándose con el mismo brillo en sus ojos.
Estaba por contestar cuando un estruendo se escucho en la habitación del frente, me pare de un salto y trate de escuchar que pasaba en la casa.
-Carlisle y Esme regañaron a Edward por lo que paso en la escuela- suspiro Alice-. Ahora esta molesto por recordar lo que paso, necesita descargarse, pero será un problema si destruye todo el cuarto…
Deje de escucharla y entre en el cuarto de Edward, su sillón de cuero negro estaba partido en varios pedazos, él estaba de espaldas a mi, su espalda se movía rápidamente y sus manos tiraban de sus pelos. Una de mis manos fue a su hombro su cuerpo se relajo ante mi contacto y sus brazos se enredaron en su cintura. Su cabeza descanso en mi hombro mientras mis dedos acariciaban su cabello.
Lo amaba, ahora entendía todos estos sentimientos. Estaba enamorada de Edward, de una manera incondicional e irrevocable.
-¿Estas bien?- pregunte y pude escuchar el tono de amor en mis palabras.
-Si, ahora si- levanto su rostro y sonrió levemente.
-No quiero que te preocupes por lo que paso hoy en la escuela- acaricié su rostro mientras él cerraba sus ojos y su expresión de volvía dolorosa.
-No podré estar a tu lado si algo así vuelve a pasar- sus manos me apretaron la cintura-. Tampoco podré acompañarte como te prometí.
-Edward- le regañe-. Los demás estarán conmigo, nada va a pasarme.
Él tomo mi rostro en sus manos y clavo su vista en la mía.
-Pero quiero ser yo- dijo con seguridad.
-Y yo quiero que seas tu- murmure perdida en sus ojos.
Realmente me había enamorado de Edward, y no era nada comparado con lo que me habían obligado a sentir con Felix. Este sentimiento movía todo dentro de mí, me hacía querer gritar y reír como loca, quería abrazarlo y besarlo por toda la eternidad.
-Entonces no vayas- susurro contra mis labios, solo asentí y deje que nuestros labios se tocaran.
El beso fue más perfecto que el del prado, creo que era por que ahora sabía cuales eran mis sentimientos. Me pregunte si Edward sentiría lo mismo, por que no creo que él se ande besando con cualquiera solo por que sí… ¿o no?
Tire mis pensamientos al demonio cuando su lengua trazo mi labio, abracé su cuello y abrí mi boca con una sonrisa, sintiendo nuestras lenguas frotarse y probarse. A medida que los segundos pasaban, el beso se volvía cada vez más apasionado, más fogoso. Un extraño calor se extendía por mi cuerpo y una corriente eléctrica chocaba entre ambos cuerpos. Apreté mis brazos en su cuello y despeiné su cabello, mientras que Edward me apretaba más a su cuerpo y acariciaba mi espalda.
Sus manos bajaron por mis caderas y acariciaron mis muslos, de un salto enrosqué mis piernas a su cintura. Ambos gemimos cuando nuestros sexos se rozaron.
-¡Ni si quiera lo piensen!- gritaron unas tres voces en el living de abajo.
Con Edward nos sobresaltamos pero él se carcajeo un rato, le mire confundida, solo negó con la cabeza.
-Mi sillón esta destruido… ¿podemos ir a tu cuarto?- murmuro en mi cuello, rozándola con su nariz.
-La cama será mejor- dije ahogada por las sensaciones que me provocaba.
Salió de la habitación conmigo aun sobre su cuerpo, antes de que cruzara el pasillo la voz de Alice nos sobresalto.
-Usen protección- se burlo y se fue riendo.
-¡Estas advertido, Edward!- grito Emmett.
-¿Sobre que?- le pregunte una vez en mi cuarto.
-Realmente no quieres saber- beso mis labios y nos acostó en la cama-. No les prestes atención, solo están celosos.
Volvió a besarme y yo perdí el sentido del tiempo y el espacio.
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EDWARD POV
Aun me costaba creer que estuviera con Bella, bueno… aun no le había pedido que fuera mi novia ni nada. No era que no quisiera, realmente lo quería y pedírselo ya, pero temía que ella no me correspondiera, no se si no por amarme, pero si por lo que paso anteriormente con Felix. No sabía si ella aun le quería o si se sentiría una traidora. Pero por ahora me conformaba con lo que teníamos, era mejor esto a nada.
Ahora nos encontrábamos en su cuarto, acostados en su cama y besándonos como si no hubiera un mañana. No podía mantener mis manos quietas, estas querían tocar su piel. Pero las constantes amenazas de Jasper, Emmett y Rosalie me impedían seguir. Era como si fueran un balde de agua fría con las imagines que producían sus mentes.
-¿Edward?- llamó mi ángel con un suave gemido.
-¿Si?- bese su cuello haciendo que se arquera.
-¿Dónde aprendiste a besar así?- preguntó y no pude evitar tensarme un poco.
-No creo que quieras saberlo- le dije mientras mis manos iban a sus muslos y los acariciaban sobre la ropa.
-Fue Tanya- gruño y dejo de tocarme el cabello.
-No voy a negarlo, pero solo lo hice una vez con ella- levante mi cabeza para mirarla, pero ella miro hacia otro lado-. Lo hice por que le prometí que lo haría si se fijaba como estabas- acaricié su rostro, pero seguía sin mirarme.
No pude evitar reírme, se veía encantadora celosa. Aunque no tendría que estar celosa de nadie. Tome su barbilla entre mis dedos y la gire para que me mirara.
-Ella nunca significo nada- le asegure, ella cerró los ojos y bufo-. Nadie nunca significó nada como lo has hecho tú- le declare acariciando su mejilla.
-¿Y que soy, específicamente, yo?- pregunto sin abrir sus ojos.
-La mujer más importante de mi vida- iba a decirle que la única que amaré en mi vida, pero las palabras se quedaron trabadas en mi garganta, de nuevo.
Pero eso pareció contentarla, ya que volvió a besarme y acariciarme.
Esa noche nos la pasamos mimándonos. Sin duda la mejor noche de mi vida.
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-Pero no quiero ir- repitió Bella enterrando su cara en mi pecho.
-Pero debes de ir- terció Alice-. Esta es tu oportunidad para ver que es ir al instituto.
-No me importa- soltó mi niña. Yo pase mis dedos por su cabello deleitándome de su suavidad y olor.
-¡Deja de apañarla, Edward!- me grito mi hermana.
-Si Bella no quiere ir, no veo por que obligarla- Bella me miro y sonrió abiertamente.
-Si no haces esto por las buenas, lo haremos por las malas- Alice la miro finito-. Sabes que no debes apostar conmigo.
-¡¿Por qué me obligas a ir a donde no quiero?- grito ya exasperada Bella.
-¡Castigaron a Edward, no a ti!- le grito de regreso.
-¡No iré y punto!
Negué con la cabeza y me tuve que convencer de que me tendría que conformar con verla en la cabeza de otros y tenerla conmigo a la hora del almuerzo y tenerla cuando vinieran a casa. Emmett la subió a su hombro y la metió al Jeep.
-¡Edward!-grito con terror estirando su mano para que la alcanzaras.
-¡No dramatices, Bella!- le regañó Alice y subió a Jeep-. Y no Edward, no podrás verla hasta que vuelva a casa.
-¿Por qué no?- pregunte ahora molesto.
-Por que tienes que quedarte en casa como todo castigado, haciendo tareas hogareñas- murmuro Esme.
-De acuerdo- le gruñí a Alice y esta me saco la lengua.
Emmett puso en marcha el monstruoso auto y salieron coleando por el camino de tierra.
-Ella estará bien, hijo- me consoló Esme abrazándome por la espalda.
-No si no estoy a su lado- me gire entre sus brazos y la abrace.
-La amas mucho- dijo con alegría.
-Más del que pensé que podría sentir.
Y era verdad. Amaba a Bella y sabía que no amaría a nadie como a ella.
Hasta me di cuenta de que no puedo vivir sin ella a mi lado.
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BELLA POV
Fulminaba con la miraba el paisaje de afuera del auto. No quería ir al instituto, no si Edward no venía conmigo. Jasper apretaba mi mano y trataba de calmarme, pero solo lograba enfadarme más.
-Relájate, Bella- me sonrió Alice.
-Eres molesta cuando te lo propones- le gruñí haciendo que ella se riera.
-Estate tranquila, todo estará bien- me aseguró con voz calmada y dulce.
Yo también sabía que todo iba a estar bien, pero quería que Edward estuviera conmigo, a mi lado, así sería más llevadero el tiempo en esa aburrida escuela, que no entendía porque debía asistir. Ahora que sabía cuáles eran mis sentimientos quería estar con él todo el tiempo que fuera posible.
Pero las cosas no iban a ser así por un largo mes. Iba a tener que arreglármelas en el instituto para no volver a ser 'acorralada' y suspender a otro de mis hermanos. Cerré mis ojos y trate de mentalizarme que si mis hermanos podían sobrellevar la sangre humana sin sentirse afectados, entonces yo también podía. Jasper era el más inestable en la casa, ya que el paso muchos años bebiendo de humanos, pero aun así el iba a donde todos los adolescentes se juntaban y caminaba entre ellos tentado, pero se controlaba y todo por Alice.
Yo también podía hacer eso, podía controlarme por Edward. Así él estaría orgulloso de mí y eso haría que se enamorara…
-¿Por qué estas sonriendo como una tonta?- preguntó Emmett desde el asiento del conductor- ¿Estas soñando cosas cochinas con Edward?
-Tú eres el único que piensa en cochinadas y piensas que todos las pensamos- dije molesta haciendo que él se riera.
-Seguro, Bella. Seguro- negó con la cabeza y estacionó su enorme auto en el aparcadero del instituto.
Como si fuera un balde de agua fría el olor de la sangre humana me golpeo de lleno, mi mano fue apretada por la de Jasper quien me tenía sentada en el asiento, no me había dado cuenta de que estaba por salir del auto y podía sentir que mis ojos habían cambiado de color.
-Respira por la boca- me aconsejó él también con los ojos negros.
-Sería peor así sentiría el sabor…- logre decir entrecortadamente.
-Entonces contén la respiración, pero será peor cuando respires- apretó mis hombros.
Asentí con la cabeza y recordé mis palabras anteriores, Si él puede, yo también. Abrí mi boca y comencé a respirar por ella y Jasper tenía razón era un poco más soportable.
Ahora se venía lo peor tendría que soportar las clases sola, ya que solo Edward se había anotado en todas mis clases. A la entrada todos se me quedaban mirando por lo sucedido ayer y si Edward hubiera estado estaría sonriendo por la hazaña que había hecho, destrozar el hombro de un pervertido y proteger a su hermana, una indirecta a cualquiera que se atreviera a tocarme.
Ese pensamiento me hizo sonreír, cuando él le había dicho a Newton que yo era suya.
Entre a todas mis clases con algo de dificultad, no soportaba estar sola, y menos sin Edward. Las clases eran fáciles, eran temas que yo ya había visto, pero lo nuevo era que podía estar acompañada de compañeros en una habitación luminosa llena de materiales relacionado con la materia, estandartes hechos por los alumnos decorando las paredes con coloridos afiches y diferentes letras. Ya no estaba sola en una apestosa celda con una mujer regañona que me gritaba cada vez que hacía algo mal.
Las horas de las primeras clases habían terminado, para dar inicio a otra que era peor. La hora del almuerzo, tener que fingir comer cada vez que sentíamos a algún humano mirando, era asqueroso, de pensarlo me daban escalofríos. Pero opte por ir a casa y estar la hora del almuerzo con él en mi habitación.
Sin que nadie se diera cuenta me fui por los pasillos hacia la salida trasera de la escuela, estaba llegando, una vez fuera me metía al bosque y listo, pero una voz me paralizó a centímetros de mi libertad.
-¿Estas pensando en escaparte?- preguntó divertido una voz ronca.
No dije nada, estiré mi mano a la perilla.
-Los Cullen pueden tener un buen aspecto, pero son terribles- volvió a burlarse.
Solo soporté, me gire a ver quién era el que me estaba fastidiando. Era un joven moreno, flacucho, cabello hasta los hombros de color negro, tenía una enorme sonrisa pintada en el rostro y me miraba divertido.
-¿Y a ti que te importa, mocoso?- espeté frunciéndole el ceño.
-¡Ey! Que poco amable eres- se carcajeó.
-¿Qué quieres?- volví a preguntar ignorando su comentario.
-Nada, solo quería conocer a la chica que suspendió al idiota de Newton- se encogió de hombros.
-¿Y…?- enarque una ceja- ¿Acaso eres su amigo y querrás vengarte por que lo suspendieron y aprovechar que Edward tampoco está?
El chico comenzó a reírse a carcajadas limpias, sosteniendo su estomago y limpiando las lagrimas que salían de sus ojos. Debo admitir que a mí también me causo gracia lo que había dicho.
-¿Yo? ¿Amigo del imbécil de Newton? ¡Por favor!- se siguió carcajeando.
-¿Entonces?- pregunte confundida.
-Solo quería darte las gracias a ti y a tu hermano por acabar con ese idiota- me sonrió ampliamente y sentí la necesidad de sonreírle también-. No te das una idea de los años que llevo planeando sacarlo del colegio y no solo yo- sonrió con picardía-. Me di por vencido cuando me di cuenta de que me podían expulsar a mí en vez de a él- ahora yo me carcajeé-. Pero llegas tú y tú hermano y libran al instituto de la molesta carga.
-Entonces… no hay de que- sonreí. El muchacho era agradable, simpático y gracioso-. Bella Cullen- estiré mi mano.
-Jacob Black- apretó mi mano y ni se inmutó al sentir el frío de mi cuerpo.
Por alguna razón sentía que este chico y yo llegaríamos a ser bueno amigos.
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