Capitulo 10
EDWARD POVSus dedos recorrían mi pecho, al igual que sus labios, haciendo que me estremeciera bajo su tacto. Era tan placentero y tan adictivo, que no me importaba pasar el resto de la eternidad dentro de una cama con Bella. Si hace doce años atrás me hubieran dicho esto, yo aún estaría riendo a carcajadas por las ocurrencias. Sin embargo ahora no comprendía cómo pude haber vivido tanto tiempo sin Bella.
Solté un lento y largo gemido al sentir las manos de Bella en mi entrepierna.
-¿En que estas pensando?- susurró en mi oído, mientras me masajeaba-. Pareces distraído y eso me ofende, cuando te estoy mimando.
-Solo pensaba en ti- murmuré apretando los dientes-. No me estas mimando, amor. Me estas torturando.
La tomé por la cintura y con un giro rápido nos cambié de posición. Ella soltó una risita que fue reemplazada por un delicioso gimiendo cuando me enteré en ella. No le di tiempo a que me dijera nada, simplemente me limité a darle placer tanto a ella, como a mí.
Apoyé mis manos a cada lado de su cuerpo y empujé aun más fuerte. Ella cerró sus ojos y arqueó su espalda, soltando jadeos y suspiros. Sus manos fueron subiendo por mis brazos, pasando por mis hombros, subiendo por mi cuello hasta finalmente mi cabello, donde se aferró a el y lo tironeó para acercarme a su boca. La devoré gozando de los suspiros que soltaba cuando nos soltábamos.
-Edward…-gimió abrazándome fuertemente, sentí como sus paredes internas se contraían.
Enterré mi cara en su cuello e inexplicablemente me dieron ganas de morder algo, y lo primero que tenía a mi alcance era su cuello. Hundí mis dientes en su piel, provocando que ambos explotáramos.
De inmediato me di cuenta de lo que había hecho, me alejé de ella bruscamente y la observé con pánico, Su cuerpo se convulsionaba, sus ojos y manos estaban apretados fuertemente.
-¿Bella? ¿Amor estas bien?- susurré acariciando su mejilla. Ella simplemente asintió mordiendo su labio-. Lo siento tanto, no me di…
-Estoy bien- susurró, luego abrió sus ojos-. Ese fue…-se rió y me volvió a abrazar-. No tengo palabras- susurró en mi oído.
-¿No te duele?- le pregunté besando la mordida que le había dado.
-No- acarició mi cabello-. Parecía como esas novelas de vampiros- se rió.
-Se supone que debías de tener sangre y así ambos sentiríamos lo que el otro siente- me acosté sobre mi espalda y ella se inclinó sobre mi pecho.
-La falta de sangre se lo reemplazó la ponzoña- me miró con una sonrisa-. Fue el detonador del exquisito climax.
-Me alegro que te gustara- bese su frente-. Pero no lo voy a hacer de nuevo- pasé un dedo por su ceño fruncido-. Tampoco voy a llenarte de mordidas el cuerpo y no me agrada sabiendo que la ponzoña no da placer.
-Que sobre protector y exagerado eres- se burló y me besó apasionadamente.
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-Hay algo que no está bien- dijo Carlisle desde el sillón.
Todos estábamos pasando una tarde en familia, viendo la tele, en realidad viendo como Alice y Emmett peleaba para dominar el control remoto y determinar que veríamos. Rosalie se limaba distraídamente las uñas, Jasper se divertía con añadir enojo a su pareja y a Emmett. Carlisle y Esme se mantenía leyendo un libro los dos juntos. Mientras que yo y Bella nos limitábamos a repartirnos cariños y palabras de amor. Sonará gay pero es algo de lo que nunca me cansaría.
Todos dejamos nuestros juegos en cuanto Carlisle habló.
-¿A qué te refieres?- le preguntó Jasper.
-No quiero ser un brujo, pero…- miró a Esme y esta le reprochó con la mirada que no dijera nada, pero él le contestó con una mirada de disculpas, luego se volvió a todos nosotros-. Los Vulturis están demasiado callados.
Mis oídos se llenaron de los pensamientos de todos, menos los de Bella. Últimamente ella me dejaba escucharla cuando no quería que nadie supiera lo que estábamos hablando. Se le había hecho una costumbre desactivar su escudo. Pero ahora su mente estaba en silencio. La miré y ella solo se encogió de hombros, acurrucándose en mi pecho.
-Es mejor así Carlisle- respondió Bella, quebrando el silencio-. Es mejor no nombrarlos, estoy segura de que pueden oírlo todo a todas distancias.
-¿Piensas que pueden venir por ti?- le preguntó con seriedad.
-No lo creo- su pequeño cuerpo se había tensado-. Ellos no le prestarían atención a alguien tan insignificante como yo. Mis poderes no son de algo que a ellos les atraiga.
-Y si así lo hicieran, no permitiría que se acercaran- le aseguré apretándola contra mí.
-Ya saltó el defensor del pueblo- me molestó Emmett. Simplemente lo ignore.
-No puedes contra toda su guardia…-comenzó y su cuerpo se estremeció-. Ni siquiera con Sebastian…
-No pelearía solo, Bella- agregó mi hermano y golpeó sus puños.
-Podemos cambiar de tema- interrumpió Esme, molesta.
-No especules cosas que no van a pasar, Carlisle- Rosalie volvió a su tarea con las uñas-. Para eso tenemos a Alice- levantó la vista y le sonrió a la enana.
-Eso es verdad- asintió y le arrebató el control a Emmett-. Pueden que estén muy callados, pero sabré si algo traman- se golpeó la frente con sus dedos y saltó hacia el regazo de Jasper.
-Tienes razón, Alice- asintió mi padre más relajado y volvió a su lectura.
Me acomodé en mi asiento y abracé a Bella, su cuerpo aun estaba tenso. La miré con interrogación, ella solo me sonrió y apoyó su cabeza en mi hombro. Otra vez tenía la sensación de que algo me ocultaba, pero no sabía que era.
La tarde de películas terminó cuando Rosalie y Emmett se metieron- dios-sabe-donde- a hacer sus cochinadas. Carlisle y Esme se volvieron un poco pasionales en el sillón, raro en frente nuestro y Alice y Jasper estaban en su propia burbuja. Ya no soportaba tener que estar en medio de mis familiares en esos momentos. Tenía a Bella, pero me gustaba más compartirlo con ella a solas.
Sin más la levanté en brazos y le llevé a nuestro cuarto. La dejé en la cama y puse música para tratar de aplacar los sonidos extraños. Ella me sonrió y gateó hasta llegar a mí. Me abrazó por la cintura y me empujó con ella a la cama.
-Mmm ¿Bella?- la llamé no muy seguro de querer hablar, pero tenía que hacerlo.
-¿Si?- me empujó suavemente hasta acostarme en el colchón y ella sentarse en mi estómago.
-¿Confías en mí?- le pregunte con seriedad.
-Por supuesto que sí- frunció su ceño.
-Entonces contéstame ¿Por qué te pusiste tan nerviosa con lo que Carlisle dijo?- me senté derecho y la senté en la cama.
-Bueno…-mordió su labio-. Es que la verdad, no quiero saber más nada con esos vampiros- miró sus manos-. En especial con Sebastian, tengo miedo de lo que él pueda llegar a hacer- levantó su cabeza, sus ojos reflejaban miedo, pánico, dolor-. No sé qué haría si él te hiciera algo- negó con la cabeza-. No quiero pensarlo, simplemente no quiero- su voz se quebró y la atraje a mí.
-Yo moriría si te hicieran algo de nuevo- le susurré.
-Tengo miedo, Edward- me abrazó fuerte, su cuerpo temblaba-. Tengo miedo de que vuelvan por mí y tú…- gimió con dolor.
-Eso no va a pasar- acuné su rostro entre mis manos y clavé mi mirada en la suya-. Yo no voy a permitir que ellos te lleven a ningún lado- besé sus labios-. Y ya escuchaste a Alice, ella está pendiente de ellos.
-Algún día van a venir…- murmuró con terror-. Lo sé.
-Entonces vamos a estar preparados.
-Pero…
-Basta, Bella- la sacudí un poco-. Nada va a pasar mientras estés conmigo, por qué no voy a dejar que nada pase ¿entendido?
Ella solo asintió y volvió a abrazarme. La rodeé con mis brazos y la acuné hasta que se había calmado. Aun no sabía si esta era la razón por la que Bella estaba actuando medianamente raro. Sin embargo me preocupaban las palabras de Carlisle, Él conocía a los Vulturis, había estado una temporada con ellos. Pero aun así lo que le había dicho a Bella era verdad, no dejaría que nadie se la llevara.
Ella era mía y nadie ni nada la iba a apartar de mi lado.
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BELLA POV
No importaba cuantas palabras consoladoras y caricias me diera. Yo aun tenía miedo por lo que podían llegarle a hacer mi familia esos bastardos. En especial a Edward. Él definitivamente era mi pareja, la persona que desde el principio estaba destinada para mí. De solo pensar en lo que le podrían llegar a hacer el corazón y el pecho comenzaban a dolerme de tal manera que me quitaba la respiración.
La conclusión más sencilla y que hasta un niño se podría dar cuenta, era que no podía vivir sin Edward. Por lo que había tomado la decisión de abandonarlo si eso hacía a los Vulturis feliz. Podría irme feliz sabiendo que él estaba vivo, quizás no feliz, pero estaría vivo y eso era todo lo que yo necesitaba.
Aun recuerdo la visita de Sebastian. Fue hacía solo un par de días atrás. El muy maldito había aparecido en el instituto, había ocultado su aroma y su plan para que nadie pudiera reconocerlo. En pocas palabras se había comido los poderes de Caroline y Héctor, los había matado. Y estaba segura de que si mi familia se oponía todos terminarían muertos.
Sacudí mi cabeza y abracé aun más fuerte el cuerpo de Edward. Él me preguntó si me encontraba bien ¿Qué podía decirle?...
-Estoy bien- besé su pecho.
-¿Por qué me bloqueas?- sonó disgustado y eso me hiso reír, a él le molestaba que yo ocultara mis pensamientos.
-Son privados ¿sabes?
-Me da la sensación que me ocultas algo.
-Paranoico- bromeé y me subí sobre su estómago.
Me sonrió pasando sus manos por mis caderas, levantándolas ligeramente para ponerme sobre su ya palpitante erección. Solté una risita, era insaciable y eso me encantaba. Me encantaba complacerlo, hacerlo sentir bien, maravillarme de su rostro al momento de llegar al máximo placer. Su respiración agitada, sus gemidos, en especial sus gruñidos. Edward era perfecto y era mío.
Por eso mismo no podía permitir que me lo arrebataran, que lo mataran. Haría lo que sea para mantenerlo vivo, no me importaba si eso significaba alejarlo de mi.
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-¿Dónde está Jacob?- preguntó Alice mirando, aburrida, la cafetería.
-¿A quién le importa?- murmuró Edward en mi Hombro.
-Ahora que lo dices, hace tiempo que no lo veo- dije girando para mirar la cafetería.
-Y es mejor así- me apretó contra su costado y suspiró en mi cuello.
-Estoy de acuerdo con Edward- dijo Rosalie mirando con asco su comida-. El chico apesta, por lo que terminas apestando tu Bella.
-Para mí no apesta- fruncí el ceño-. Además Jake es muy amable y gracioso.
-No hagas comentarios de otro chico cuando tu novio te esta abrazando- gruñó Edward enderezándose.
-Solo digo la verdad- me encogí de hombros y bese su mejilla.
EL timbre sonó y todos nos levantamos para ir a nuestras clases. Edward y yo íbamos tomados de las manos mientras hablábamos de tonterías. De pronto sentí un olor fuerte que quemó mi nariz, Edward también lo sintió ya que arrugó su rostro en una mueca de asco. Inmediatamente me puso detrás de él…
-Lobo- murmuró por lo bajo.
-¿Qué pasa?- pregunté haciendo puntita de pie para mirar sobre el hombro de Edward.
Él estaba tenso, podía notarlo y miraba fijamente a…
-¿Jake?- pregunte atónica por el enorme hombre que tenía frente a mí.
Era grande, musculoso, su cabello estaba corto y estaba vestido con pocas ropas. Él me miraba con desprecio, con odio y con dolor. Intenté acercarme a él pero Edward me lo impidió.
-Ella no te mintió en nada- habló Edward.
-Sal de mi cabeza, chupasangre- dijo entre dientes apretados.
-¿Qué está pasando?- volví a preguntar- ¿Jake, que pasa?
-¿Quieres saber qué pasa?- entrecerró los ojos y me apuntó con un dedo-. Tú me mentiste, al igual que todos en este pueblo.
-¿De qué estás hablando?- su acusación me dolía ¿acaso se había dado cuenta de lo que éramos?
-¡No te hagas la mosca muerta, sanguijuela!- me gritó
-¡No te atrevas a hablarle de ese modo!- le devolvió Edward a punto de abalanzarse contra Jacob.
Gracias a dios no había nadie en el pasillo, pero pronto alguien vendría por el escándalo que se estaba armando. Tomé el brazo de Edward y lo halé contra mí.
-No tengo idea de lo que estás diciendo- no lo miré me dolía aun sus palabras-. Edward, tenemos que ir a clases- lo empujé hacia nuestra clase.
-Supongo que ella sabe el tratado- siguió hablando Jacob-. De todos modos no me fio de él, todos son unos monstruos.
Edward me empujó suavemente y arremetió contra Jacob, saliendo fuera del instituto. Los seguí asustada por lo que Edward podría hacerle a mi amigo, los encontré forcejeando hacia el bosque. Me sorprendía ver a Jacob luchando con Edward sin resultar lastimado.
Edward lo empujó fuertemente estrellándolo contra un árbol, este se partió
-¡Edward!- corrí hacia él y lo abracé por la cintura para que se detuviera y busqué con la mirada el cuerpo de Jake, pero me sorprendí y asusté al encontrarme con un enorme lobo de pelaje marrón rojizo.
Este ladeó la cabeza y nos mostró sus dientes, afilados y puntiagudos. La respiración se había quedado en mi garganta y los ojos me dolían por estar tan abiertos. Jamás había creído en las historias que se escuchaban en el castillo referente a que los hombres lobos existieran.
El lobo tiró sus orejas hacia atrás y se agazapó. Inmediatamente me supe entre medio de ellos, levantando mis manos para pararlos.
-¡Ya basta!- espeté, terriblemente asustada.
Jacob y Edward se detuvieron pero no dejaron de mirase con odio y rabia. Bajé mis brazos y encaré a Jacob, aun incapaz de salir de mi asombro. No podía creer que el chico de cabello largo, flacucho y de sonrisa radiante, se había convertido en algo totalmente diferente.
-Bella no sabía nada de esto- habló Edward. Jacob gruñó fuertemente-. ¿Y qué quieres que haga? ¡No entiende tu lenguaje de perro!- exclamó enfadado.
-¿Qué es lo que pasa?- le pregunté a Edward.
-Jacob está molesto porque le mentiste-bufó cruzándose de brazos.
-Yo no te mentí Jake- intenté acercarme pero él soltó un zarpazo.
-Atrévete a tocarla y te juro que romperé tu cuello- amenazó Edward a punto de echarse sobre el lobo-. No podemos andar por el mundo contando lo que somos…
-Además no conoces lo que me pasó a mí, Jake- bajé la mirada y sentí como la mano de Edward se entrelazaba con la mía-. A mí me engañaron para llegar a esta forma- sentí al lobo resoplar.
-No entiende nada- bufó Edward-. Sin embargo no aceptará escucharte, es demasiado cabezota.
-Como sea- me erguí y levanté la barbilla-. Si yo hubiera sido humana tu no me habrías contado este cambio- entrecerré los ojos-. Así que estamos a mano.
Tiré de la mano de Edward para volverlo hacia el instituto. Si Jacob no me quería escuchar y me trataba como lo hacía, no merecía la pena malgastar el tiempo. El lobo gruñó y se dio media vuelta hacia el bosque, y eso me dolió, había perdido a mi amigo, al único.
No era que no considerada a los demás como mis amigos, ellos eran mi familia y mis amigos, pero Jake era diferente, era mi amigo "humano" al que yo no sentía el deseo de matarle. Pero ahora ya no era mi amigo ni humano, era un hombre lobo, uno que estaba hecho para acecinarnos a nosotros.
-El perro está confundido-susurró Edward a mi lado-. Estaba enamorado de ti, por eso es que se siente tan dolido.
-Ya no importa, Edward- negué con la cabeza y apreté su mano.
-A ti si te importa, le considerabas tu amigo- se detuvo, obligándome a detenerme.
-Eso era antes- me negué a mirarlo.
Tiró de mi mano y me obligó a mirarlo, sus ojos eran severos, pero no conmigo, más bien parecían para sí mismo. Podía ver que a él no le agradaba para nada estarme consolando con respecto a Jacob. Pero era un buen novio y amigo, me consolaba en todo…
-Cuando el chucho se sienta mejor, vendrá a hablarte- levantó una mano y la pasó por mi mejilla-. Escúchalo, es un niño- negó con la cabeza mientras suspiraba-. Él también te escuchara.
-Eres muy amable a pesar de que no te cae bien- pasé mis brazos por su cuello.
-Si fuera por mí, te alejaría de aquel mocoso- besó mi frente-. Pero no puedo porque es tu amigo y el también te considera su amiga.
-De acuerdo- me mordí el labio- ¿Qué vamos a hacer ahora?
-Sería demasiado extraño que entráramos en la clase los dos juntos- sonrió de la manera que a mí me encanta.
-Somos hermanos, no sería extraño- le bromeé
-Pues para ellos sí, pensaran que estuvimos haciendo otras cosas.
-Entonces vayamos a hacer lo que supuestamente piensan- sugerí meneando mis cejas.
En un segundo estuve en sus brazos y corriendo a toda velocidad hacia nuestra casa. Donde nadie nos molestaría.
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-¿Se puede saber qué demonios ha pasado?- preguntó Alice en cuando llegó del instituto.
-¿Qué quieres decir?- le tomó el pelo Edward.
-El por qué sus futuros desaparecieron de un momento a otro- se planto frente a nosotros, impidiendo que viéramos la televisión-. Y porque Edward estaba peleando con un lobo…
Nos miramos con Edward arqueando una ceja.
-Estamos bien- dijo el encogiéndose de hombros-. Supongo que viste lo que estábamos haciendo- sonrió con malicia.
-Desgraciadamente vi un poco de eso- sacudió la cabeza y se estremeció-. Pero apreciaría que me contaran lo demás.
-Jacob es un hombre lobo- soltó Edward y todos contuvieron el aliento.
-¡Lo sabia!- exclamó Rosalie-. Vamos, páguenme- extendió su mano hacia arriba mientras Emmett y Jasper murmuraban enojados y sacaban el dinero.
-así que es un lobito- murmuró para sí misma mientras se dejaba caer en un sillón.
-Alice tu también tienes que pagarme- le recordó Rosalie.
-Ahora no Rose, estoy pensando- hizo un gesto con la mano mientras seguía mirando hacia la nada.
-No me importa, perdiste y debes pagarme- golpeó con su zapato el suelo, completamente enojada.
-Rose, Alice está pensando el por qué no se lo vio venir lo de Jacob- le explicó Edward.
-Cierto- coincidió Alice-. No lo entiendo se supone que lo veo todo, pero cuando aquel incidente sucedió sus futuros desaparecieron para mí- nos miro a Edward y a mí.
-Como también no debiste de ver que Jacob está parado fuera de nuestra casa- murmuró Edward sin despegar los ojos de Alice.
Me levanté de un saltó y corrí hacia el ventanal del frente. Y allí a unos metros de la casa estaba Jacob, sin camisa y con su cuerpo musculoso. Me miraba con ojos duros, levantó una mano y me llamó con su dedo.
Sin siquiera pensarlo dos veces abrí la puerta y salí al porche.
-¿Podemos hablar?- preguntó con voz suave-. A solas.
Miré por sobre mi hombro y me encontré con toda mi familia mirando con desconfianza a Jacob. Carlisle tenía una mano en mi hombro, reteniéndome a dar un paso.
-Tienes diez minutos, chucho- dijo Edward sacando la mano de Carlisle-. Ni un minuto más, y te conste de que vuelva en una pieza.
-Tú no me das ordenes- Jacob alzó la barbilla-. Ella es quien decide si quiere venir y cuanto tiempo quedarse.
-Tiene razón- tomé las manos de Edward y le obligué a que me mirara.
-Escuchaste a Alice, no sabré absolutamente nada si te pasa algo.
-No me va a pasar nada- le aseguré.
Edward respiró fuertemente por su nariz, pasando su mirada de Jacob a mí. Claramente no quería dejarme ir. Le apreté sus manos para que me mirara únicamente a mí. Cerró los ojos y asintió, me besó rápidamente y entró en la casa.
Genial, quizás arreglarías las cosas con Jacob, pero era obvio que Edward se había molestado conmigo.
Con un suspiro me giré y comencé a caminar hacia Jacob.
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